Hace
25 años que tengo 25 años. Bueno… cumpliré los 10 lustros en Junio del
09, que tampoco hay que echar piedras en el propio tejado ni años en
la propia espalda. Así que lo dicho: casi 50 tacos, 600 meses, más de
18000 días... y la casa sin barrer.
Soy
Géminis de toda la vida y, aunque no estoy seguro de lo que realmente
pueda implicar eso, me gustaría creer que formo parte de ese destino
tan mitológico de astros, conjunciones y música de las esferas. Y si
no es así, por lo menos viste mucho, y no como ese horrible horóscopo
chino que nos clasifica - a mí y a otros 100 millones de personas que
nacimos en el 59 - como "cerdos", con lo legendario que hubiera
quedado ser dragón, tigre o caballo, incluso mono, si me apuras.
Nací y
vivo en Valencia, actualmente en la Playa de la Malvarrosa – con
tranvía y todo -, lo cual es una delicia muy a lo Blasco Ibáñez y
Sorolla, especialmente a comienzos del otoño o finales de la
primavera, cuando no hay sombrillas y bronceadores, y todo es azul y
salitre.
Me gano la
vida desasnando niños (como decía aquel maestro), aunque es mucho más
correcto, políticamente, decir que me la gano instruyendo, enseñando,
educando, ilustrando o puliendo almas benditas. Realmente trabajo
desde siempre – va para 25 años – con chavales con discapacidad
psíquica, en un centro específico de Educación Especial, por lo que
emplear el término desasnar queda muy feo (aunque tampoco son todos
almas benditas, oiga). Allí he hecho de todo: profesor, artista
fallero, tutor, director de teatro, secretario, decorador, director
del colegio… Hasta de Pimpinela y Chiquilicuatre he hecho, ¡vaya!, que
“la vergüenza pa robar”, que dice mi madre. En serio: es un
trabajo que requiere dedicación y grandes dosis de paciencia, que
estresa y da satisfacciones a muy, muy, largo plazo, pero que si te
dejas arrebatar por él te ofrece grandes recompensas emocionales,
muchos mocos y grandes ojos de inconmensurable ternura.
En cuanto
a mi formación académica, soy Licenciado en Filosofía y Ciencias de la
Educación por la Universidad de Valencia y especialista en Educación
Especial. He impartido algún curso sobre Síndrome de Down y sobre
Tecnologías de Información y Comunicación (TICs) aplicadas a la
Educación. Mis intereses y formación específica han ido siempre por
los caminos del Lenguaje, los Sistemas Alternativos y Aumentativos de
Comunicación, los programas de Enriquecimiento Cognitivo, la
Psicomotricidad, la Musicoterapia, las TICs aplicadas a la Educación
Especial, las Terapias Sistémicas, o la Expresión Dramática y
Plástica.
Respecto a
la Literatura, soy omnívoro: devoro con pasión, desde los 10 años,
todo papel que tenga mancha negra: novela, relato, poesía, ensayo y
divulgación científica principalmente. Los libros son para mí una
especie de obsesión, y me considero tan bibliófilo como el que más,
aunque tenga pocos volúmenes buenos (realmente sale más barato ser
aficionado al cine, al punto de cruz o a coleccionar llaveros, pongo
por caso); pero si no puedo poseerlos, los amo en la distancia y me
conformo con verlos – la mayoría de las veces a través de una pantalla
-, tocarlos cuando puedo, y oírlos y olerlos cuando nadie me ve.
Comencé a
escribir muy joven – poesía y relatos, como la mayoría -, pero lo
abandoné para adentrarme en la larga travesía del desierto de la
madurez (el trabajo, los hijos, las obligaciones, ya se sabe), y solo
escribía de uvas a peras, normalmente cosillas de teatro infantil y
algún artículo. Ahora he vuelto a retomarlo y tengo que decir que me
siento muy feliz de haberlo hecho. No es gran cosa, pero es lo que
realmente me gusta. Y dos o tres concursos sí que he ganado, que
aunque hayan
sido de poca importancia, a mi me han sabido a gloria.
Y ahora
estoy también en esto de la web, echando más horas que un reloj pero
satisfecho con mis “espacios”.
Por
último, tres aclaraciones.
1.
El término letraherido no existe en castellano – aunque
debería -, y está tomado del catalán lletraferit. Me gusta la
palabra en ambos idiomas y me siento muy identificado con ella, de ahí
tomarla como título de esta web.
2.
El subtítulo de la web, “venator libris loci”, viene a
ser algo así como “los espacios del cazador de libros”. El
cazador, venator libris, es la dirección de correo electrónico que
vengo usando desde hace años. La expresión “cazador de libros” tiene
tiempo y literatura, pero no la elegí yo exactamente, sino que me la
adjudicaron unos amigos en la dedicatoria de un libro. Yo me limité a
traducirla al latín porque “Quid quid latine dictum sit, altum
videtur".
3.
Lo que quiere decir: “cualquier cosa dicha en latín parece
profunda”.
Aliquando et insanire iucundum est.
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