PRINCIPAL

MAPA WEB

VENATOR LIBRIS

FAVORITOS DE 10 EN 10

IMAGENES

ENLACES

BLOG

                  

 

 

Buscar en:

Google

Wikipedia

Real Academia

 

 

 

 

Logo de letraherido.com:

 

 

 

 

 

ASTRONOMÍA CLÁSICA

 

ASTRONOMÍA GRIEGA CLÁSICA

ASTRONOMÍA ALEJANDRINA

ASTRONOMÍA EN ROMA

ASTRONOMÍA VISIGODA

ASTRONOMÍA ÁRABE

ASTRONOMÍA EN LA EDAD MEDIA

 

ASTRONOMÍA GRIEGA CLÁSICA

 

En Grecia comenzó a desarrollarse lo que ahora conocemos como astronomía occidental. En los primeros tiempos de la historia de Grecia se consideraba que la tierra era un disco en cuyo centro se hallaba el Olimpo y en torno suyo el Okeanos, el mar universal. Las observaciones astronómicas tenían como fin primordial servir como guía para los agricultores por lo que se trabajó intensamente en el diseño de un calendario que fuera útil para estas actividades.



La Odisea de Homero ya se refiere a constelaciones como la Osa Mayor y Orión, y describe cómo las estrellas pueden servir de guía en la navegación. La obra "Los trabajos y los días" de Hesíodo informa sobre las constelaciones que salen antes del amanecer en diferentes épocas del año, para indicar el momento oportuna para arar, sembrar y recolectar.


Las aportaciones científicas griegas más importantes se asocian con los nombres de los filósofos Tales de Mileto y Pitágoras, pero no se conserva ninguno de sus escritos. La leyenda de que Tales predijo un eclipse total de Sol el 28 de mayo de 585 a.C., parece ser apócrifa.


Hacia el año 450 a.C., los griegos comenzaron un fructífero estudio de los movimientos planetarios. Filolao (siglo V a.C.), discípulo de Pitágoras, creía que la Tierra, el Sol, la Luna y los planetas giraban todos alrededor de un fuego central oculto por una ‘contratierra’ interpuesta. De acuerdo con su teoría, la revolución de la Tierra alrededor del fuego cada 24 horas explicaba los movimientos diarios del Sol y de las estrellas.

Antichthon o contratierra


El más original de los antiguos observadores de los cielos fue otro griego, Aristarco de Samos. Creía que los movimientos celestes se podían explicar mediante la hipótesis de que la Tierra gira sobre su eje una vez cada 24 horas y que junto con los demás planetas gira en torno al Sol.


Esta explicación fue rechazada por la mayoría de los filósofos griegos que contemplaban a la Tierra como un globo inmóvil alrededor del cual giran los ligeros objetos celestes. Esta teoría, conocida como sistema geocéntrico, permaneció inalterada unos 2.000 años. Sus bases eran:

- Los Planetas, el Sol, la Luna y las Estrellas se mueven en orbitas circulares perfectas.
-La velocidad de los Planetas, el Sol, la Luna y las estrellas son perfectamente uniformes.
-La Tierra se encuentra en el centro exacto del movimiento de los cuerpos celestes.


 

MODELO GEOCÉNTRICO

Entre los filósofos griegos ya hemos visto que surgieron soluciones más verdaderas e imaginativas que la adoptada por el astrónomo alejandrino Claudio Ptolomeo de una concepción geocéntrica del cosmos y sistematizada en la cosmología aristotélica, con respecto a la estructura y ordenamiento del universo. Bastaría sólo recordar lo que hemos descrito sobre los trabajos de Aristarco de Samos

El modelo geocéntrico, identificado, sin gran justificación, con quien le dio su nombre y prestigiado por Aristóteles, plegó por muchos siglos las alas del conocimiento. Esta circunstancia mueve a reflexión: ¿Por qué las teorías propugnadas por muchos hombres ilustres, fundamentalmente griegos, más lógicas, más simples, más de acuerdo con la tradición filosófica y científica del pasado, fueron dejadas de lado para dar paso a un modelo complejo, absurdo, lleno de dificultades e inconsistencias, que exigía complicadísimas argucias para explicar el aparente desorden de estos vagabundos del espacio, desorden que era más fácil hacer desaparecer si, en lugar de ser la Tierra el centro de las trayectorias, éste se trasladaba al Sol? Era el inapropiado punto de observación del hombre y las diferentes velocidades de los planetas lo que producía el desorden que, a pesar de sus complicadísimas teorías de los epiciclos, Ptolomeo y Aristóteles nunca pudieron explicar.

EL COSMOS ARISTOTÉLICO

La observación, la experiencia personal, y la reflexión que condujeron por buen camino a Aristóteles en sus investigaciones biológicas, lo guiaron con menor seguridad en el dominio de la Astronomía, la Física y la Mecánica. Padre de la lógica formal, tenía demasiada confianza en las deducciones lógicas a partir de premisas preconcebidas, y olvidó un poco que la lógica, privada del apoyo de la observación y de la experiencia, sólo proveía una dialéctica de la prueba, sin poder llevar a verdaderos descubrimientos. Aristóteles separa el mundo astral incorruptible e inmutable, del mundo terrestre o sublunar, lugar de cosas perecederas, y admite la dualidad de las leyes de la naturaleza.

La cosmología de Aristóteles difería en varios aspectos del modelo atomista. Aristóteles erigió el mundo a partir de cinco elementos: tierra, agua, aire, fuego y éter. Nada era casual ni accidental. Todo tenía su espacio natural y su propósito. Adoptando el sistema homocéntrico de Eudoxo materializa las esferas, que en el pensamiento de su predecesor eran abstracciones geométricas, para convertirlas en esferas cristalinas que encierran un universo esférico y finito. El lugar natural de la Tierra es el centro del universo, y todo lo semejante a ella que flota en el cosmos se desplaza en esa dirección. Éste es eterno y sus movimientos se efectúan en círculos. El éter es una substancia divina e indestructible; su espacio natural son los cielos, donde forma las estrellas y otros cuerpos celestiales. El agua, el aire y el fuego ocupan lugares intermedios. El Sol, la Luna y los planetas giran alrededor de una Tierra estática. Tales rotaciones dan forma al día y la noche.

 

Representación gráfica del movimiento planetario ideado por Eudoxo y retomado por Aristóteles. Cada una de las circunferencias representa a una esfera cristalina, transparente y lo suficientemente resistente como base de soporte para un planeta. La esfera interior es la portadora del planeta B, la cual gira en una dirección que se predetermina por el eje que la une a la segunda esfera. Y ésta, a su vez, se mueve en función según el sentido que le impone el eje que la une a la esfera exterior. La combinación de los movimientos de ambas esferas interiores es lo que produce el aparente movimiento irregular del planeta. Un observador en la Tierra (T) lo percibe así, pero en realidad el planeta comporta un movimiento uniformemente circular, como se formula en la persistente creencia que los griegos legaron a la astronomía. Sólo con las interpretaciones que lograron realizar Copérnico y Kepler se pudo establecer la idea correcta de porqué los planetas presentan desigualdades, observadas desde muy antiguo, en sus movimientos.

Las estrellas están prendidas en la bóveda celeste, conjunto de esferas de cristal movido por ignotos dispositivos, en el que millones de perforaciones permiten el paso de la luz desde el más allá. El gran Aristóteles enseñó que las estrellas y los planetas se movían circularmente con velocidad uniforme en esferas perfectas centradas en la Tierra, gracias a la obra divina de un dios. Todo era limitado en el espacio. Como vemos, a diferencia del modelo atomista, el cosmos de Aristóteles tiene propósito y tiene un espacio que limita con las esferas de cristal. Ambas teorías concordaban en un aspecto importante: el universo era eterno. El éter, componente de los cuerpos celestiales y divinos, es inmutable por siempre y para siempre. El universo de Aristóteles no era solamente eterno; también era estático. Esta creencia de un cosmos inalterable dominó el pensamiento occidental hasta bien entrado el siglo XX.

MODELO COSMOLÓGICO ARISTOTÉLICO

Si bien el estagirita adopta la doctrina empedocleana, al considerar dentro de los cinco elementos con los cuales él erigió al mundo, los cuatro básicos que ésta predice, no obstante la ajusta a las exigencias de su concepción filosófica. El último constituyente del mundo sustancial es materia primaria, que carece de formas, pero potencialmente contiene todas las formas y todos los elementos. El paso de la potencia al acto se realiza al sobreponerse a la materia primaria una de las combinaciones binarias de las cualidades o formas: caliente, frío, seco y húmedo. Eliminando las dos combinaciones imposibles (caliente-frío y seco-húmedo) quedan cuatro combinaciones que corresponden a los cuatro elementos de Empedocles: fuego (caliente + seco), aire (caliente + humedad) tierra (frío + seco), y agua (frío + húmedo). Mediante la sustitución de una de sus cualidades formadoras, los elementos aristotélicos son transformables unos en otros.

HIPARCO, INNOVADOR EN LA ANTIGÜEDAD DE LA VISIÓN DEL CIELO

La ciencia desde manos de los griegos pasó a los alejandrinos. Éstos, en general, se adhirieron a las tesis geofixistas, es decir, no adoptaron la posición central de la Tierra y reconocieron las deficiencias del mecanismo propugnado por Eudoxo a los movimientos celestes. En efecto, las variaciones que se observaban en el brillo de algunos planetas hizo surgir la idea de que pudiese existir algunas variaciones de ellos en sus distancias con respecto a la Tierra, y la desigualdad de las estaciones convirtió en inverosímil una trayectoria circular del Sol con nuestro planeta en el centro. Lo último descrito, obviamente hace evidente la incompatibilidad de aquello con el sistema eudoxiano de las esferas homocéntricas y fue, aparentemente, lo que indujo a Hiparco de Nicea (mediados del siglo II a.C.) a hacer recorrer a los dos objetos celestes más reconocidos por los terráqueos, el Sol y la Luna, círculos excéntricos en torno a la Tierra. Dio cuenta así, quizás a través de una simplicidad, de la desigual duración de las estaciones y de las variables distancias que separan de nosotros a estos cuerpos celestes, fenómeno inconsiderable dentro del modelo de sistema de Eudoxo. Hiparco calculó el mes lunar medio en 29 días 12 horas y 44 minutos con 2,5 segundos, resultado que difiere en menos de un segundo del generalmente actual aceptado.

PTOLOMEO, SISTEMATIZADOR DE LA COSMOLOGÍA GEOCÉNTRICA

Ahora bien, la concepción geocéntrica del universo, sistematizada en la cosmología aristotélica y elaborada en la tradición analítica del pensamiento griego, constituyó el egocentrismo cosmológico que dominó imperturbado a las civilizaciones occidentales hasta el siglo XVI. Su descripción la conocemos en detalle gracias a Claudio Ptolomeo quien, alrededor del año 150 d.C., escribió una monumental obra con características de una enciclopedia de astronomía. Su nombre original «La Colección Matemática» cambió luego a «El Gran Astrónomo», para distinguirla dentro de un conjunto de otros textos editados por otros autores, como Euclides y Menelaus, agrupados bajo el título «El Pequeño Astrónomo». En el siglo IX, los árabes la llamaron finalmente como la conocemos hoy, «Almagesto», o «El Gran Tratado». Consta de trece volúmenes que tratan del sistema geocéntrico, los planetas, el Sol y las estrellas fijas, de los eclipses, de geometría y trigonometría, de la construcción de instrumentos y observatorios astronómicos.

La base del sistema tolomeico del mundo no difiere mucho de la cosmología adoptada por Hiparco: La Tierra centro absoluto del universo, esférico y finito; miniminización de nuestro globo, considerado en relación con el cosmos; rotación diurna de la Tierra del conjunto del cielo de Este a Oeste, y trayectoria de los astros resultante de combinaciones de movimientos uniformes y circulares. En general, los principios cosmológicos de Ptolomeo son iguales a los esbozados por Hiparco, con la salvedad de que creó una doctrina completa sobre los planetas, cuestión que Hiparco, prácticamente, no esbozó.

Para desarrollar su modelo, Ptolomeo usó tres construcciones básicas: la excéntrica, la epicíclica, y una ecuatorial.

 

  CONSTRUCCIÓN EXCÉNTRICA.- En ella, Ptolomeo coloca a la Tierra fuera del centro de la construcción geométrica. En ella, "E", se desplaza ligeramente desde "C" que corresponde al centro de la trayectoria de los planetas. Aunque en esta concepción se transgreden los principios geocéntricos aristotélicos, en los cuales la Tierra era el centro del cosmos y eje de todos los movimientos planetarios, el desplazamiento terrícola era mínimo y se consideró, más bien, como un ajuste a la regla que una violación. El gráfico sobre la construcción excéntrica que hemos insertado arriba aparece como una estructura fija; sin embargo, también podía jugar un rol movible. En ese caso, el centro del círculo mayor es un punto que rota alrededor de la Tierra a través de pequeños movimientos circulares justamente encima del centro de ésta. En algunas construcciones esos pequeños movimientos no se encontraban centrados en la Tierra.

  CONSTRUCCIÓN EPICÍCLICA.- La segunda construcción, la epicíclica, contempla al equivalente geométrico de movimientos excéntricos simples. En este caso, los planetas se movilizan en círculos que rotan sobre la circunferencia del círculo mayor cuyo centro se encuentra sobre la Tierra. Cuando las direcciones y las velocidades de rotación del epiciclo son coincidentes, los planetas, observados desde un punto de la Tierra, detienen su marcha, revierten su curso, y entonces nuevamente comienzan su andar. Así el movimiento retrógrado anual de los planetas (ocasionado, en términos heliocéntricos por la adicción del movimiento anual de la Tierra con el de los planetas) podría encontrar su explicación.

  CONSTRUCCIÓN ECUATORIAL.- Como las dos construcciones anteriores no lograban una explicación satisfactoria para los movimientos observados de los planetas, Ptolomeo agregó una tercera, la ecuatorial. En este caso, el centro de la construcción circular mayor fue separado del punto de giro de la circunferencia, como podemos observar en el gráfico de arriba, a la izquierda, donde "C" es el centro geométrico del círculo mayor (comúnmente se conocen a este tipo de construcciones como de círculo excéntrico), pero el movimiento del centro epicíclico "O" es uniforme sobre el punto ecuatorial "e".

EL SISTEMA GEOCÉNTRICO TOLOMEICO

Sobre la base de las tres construcciones descritas, Ptolomeo logró diseñar un modelo cosmológico que, de acuerdo a su época, podía explicar, de alguna manera, el movimiento de los cuerpos celestes dentro de las normas de exactitud observacional que se consideraban entonces. En él, el Sol y los planetas se mueven en un pequeño círculo llamado epiciclo, cuyo centro gira alrededor de la Tierra sobre un círculo llamado deferente; el centro de éste, sin embargo, no coincide con el de la Tierra. Los siete planetas, entre los que se incluían también la Tierra y la Luna, se desplazaban sobre siete esferas alrededor de la Tierra, la cual se encontraba en el centro (por ello, la denominación de sistema geocéntrico). Desde adentro hacia afuera se sucedían la Luna, Mercurio. Venus, el Sol, Marte, Júpiter y Saturno. Los planetas interiores –Mercurio y Venus- empleaban un lapso igual al que hoy llamamos su revolución sinódica para realizar una vez el giro de su epiciclo, cuyo centro tardaba un año para recorrer el deferente; por el contrario, los planetas exteriores –Marte, Júpiter, Saturno- se movían sobre sus epiciclos en un año, mientras el centro del epiciclo describía el deferente en un tiempo igual a la revolución sideral del planeta. Estos períodos estaban elegidos de tal manera que explicaran por qué los planetas inferiores acompañan siempre al Sol, sin poder apartarse de éste más allá de una distancia angular determinada, en tanto que los planetas superiores pueden recorrer todo el cielo.

 

En la Teoría que elaboró Ptolomeo sobre la base de sus tres construcciones, los epiciclos dan cuenta de las posiciones estacionarias y retrogradaciones de los planetas: éstos se mueven en general de Oeste a Este sobre el firmamento; sin embargo, para poder calzar con las predicciones, de tiempo en tiempo, se detienen para recorrer una breve distancia en sentido inverso antes de volver a tomar su dirección normal. Sin bien con ello Ptolomeo era capaz de explicar el movimiento de los cuerpos celestes, por lo menos, en función de lo que se podía captar en las observaciones que se podían realizar en la época, sí se salía de la compleja concepción de los movimientos perfectamente circulares de los planetas. Ptolomeo infringió los conceptos cosmológicos y las reglas físicas legados por Aristóteles. La excentricidad y los epiciclos significaban que los movimientos planetarios no se generaban exactamente centrados sobre la Tierra, el centro del cosmos. Pero ello, entonces, tan sólo fue considerado como un suave ajuste que pocos objetaron. No ocurrió lo mismo con la estructura ecuatorial, la cual se desagregaba del movimiento circular perfecto, y esta violación fue considerada por los griegos como un irritante enigma transgresor. No fue gustosamente asimilado el desplazamiento orbital de la Tierra en torno del Sol, desplazamiento que se suponía implícito al movimiento real de cada planeta y que engendra en la órbita aparente de éste, la apariencia de las estaciones y retrogradaciones. Ahora bien, en tanto que el planeta se desplazaba sobre una parte de su epiciclo, su velocidad se agregaba a la de su centro, en tanto que ésta se restaba cuando el planeta recorría otra parte de su trayectoria. Bastaba, pues, asignar velocidades convenientes al astro sobre su epiciclo, para reproducir las anomalías que se evidenciaban en las observaciones.

Ahora bien, seguido de la órbita de Saturno, se ubicaba la esfera de las estrellas fijas. A la Tierra, como ya se ha señalado, no se le ubicaba exactamente al centro, ya que a los planetas se les describían órbitas relativamente excéntricas. Sólo el Sol y la Luna giraban alrededor de la Tierra sobre un trazado circular. Así, estimando los valores de la traslación por el epiciclo y del deferente, era factible explicar el comportamiento de los planetas, en especial sus movimientos en bucle.

 

MODELO DE PTOLOMEO

Tanto la cosmología aristotélica como la tolomeica se plasmaron en occidente entre los siglos XII y XIII, pero se desenvolvieron dentro de un mismo ámbito como entes separados. La primera se estudió a través de la «Física de Aristóteles» y de «Sobre los Cielos», además de la difusión de numerosos trabajos; la segunda, irrumpe con el «Almagesto» y a través de literatura astronómica técnica, especialmente elaborada por astrónomos islámicos en cuyos trabajos asumieron a Ptolomeo como un paradigma. En el mundo del saber del occidente cristiano (radicado en las universidades que se fueron fundando alrededor del año 1200), la cosmología de Aristóteles figuró en la gran mayoría de las interrogantes relacionadas con la naturaleza del universo y repercutió significativamente en las preguntas y respuestas que se formulaban, tanto en la filosofía como en la teología. Por su parte, las ideas tolomeicas sobre la constitución del cosmos sólo fueron enseñadas en universidades como parte de la malla curricular de matemáticas, influyendo casi solamente en la obtención de respuestas técnicas sobre temas como el calendario, los pronósticos posicionales, y astrología.

Pero ahondando un poco más sobre el egocentrismo cósmico, dentro del modelo la Tierra era algo vago y complejo. Algunos, influenciados por las ideas orientales, la suponían reposando sobre los hombros de un gran elefante, que, a su vez, se erguía sobre el enorme caparazón de una tortuga. ¿Y la tortuga ... ? Eso parece que era preguntar demasiado. Tal vez sobre una tremenda base de fango...

Las opiniones religiosas, justificadas con el prestigio del estagirita, obstruyeron el proceso de la física y de la astronomía y lograron relegar al olvido a Aristarco y a otros que pensaron como él. Aun Hiparco, y se afirma que el propio Ptolomeo, habrían quebrado, interiormente al menos, el concepto de la Tierra plana y fija en el centro del cosmos.

Las universidades y órdenes religiosas que proliferaron en los siglos XII y XIII acicatearon el estudio del cielo y resucitaron y reforzaron, a su manera, los planteamientos aristotélicos, ajustando y estrechando las ideas a los preceptos confesionales en boga. Tomás de Aquino contribuyó a elaborar una estructura universal en la cual el círculo, en su equilibrio geométrico, regía los movimientos regulares de los astros, perfectos e inmutables, y condicionaba con su presencia los acaeceres de la vida. La astrología tuvo extraordinaria importancia y alentó la creencia de que la aparición de los cometas de trayectorias y períodos erráticos, y los eclipses, eran responsables de desastres y calamidades.

 

Bajo estos principios Eudoxo (408 - 355 a.C) fue el primero en concebir el universo como un conjunto de 27 esferas concéntricas que rodean la tierra, la cual a su vez también era una esfera. Platón y uno de sus más adelantados alumnos Aristóteles (384 - 322 a.C.) mantuvieron el sistema ideado por Eudoxo agregándole no menos de cincuenta y cinco esferas en cuyo centro se encontraba la Tierra inmóvil.

Curva hipopede, intersección del cilindro y la esfera, utilizada por Eudoxo para explicar su modelo planetar


Principales filósofos
y científicos griegos que de una manera u otra tuvieron que ver con el desarrollo del conocimiento astronómico de la humanidad:

Thales de Mileto (625 – 545 aC).

 

Estudio astronomía en Mesopotamia. Se dice que realizó la predicción del eclipse de Sol del 28 de mayo del 585 aC, que sirvió para detener una batalla entre medos y lidios. Al estudiar las cosmologías de los egipcios y babilónicos, estableció que la Tierra era un inmenso cilindro que flotaba en un océano.

Tales de Mileto (en griego Θαλής ο Μιλήσιος) fue el iniciador de la indagación racional sobre el universo. Se le considera el primer filósofo de la historia, y el fundador de la escuela jonia de filosofía, según el testimonio de Aristóteles. Fue el primero y más famoso de los Siete Sabios de Grecia (el sabio astrónomo) y tuvo como discípulo y protegido a Pitágoras. Es aparte uno de los más grandes astrónomos y matemáticos de su época, a tal punto que era una lectura obligatoria para cualquier matemático en la Edad Media y contemporánea. Sus estudios abarcaron profundamente el área de la Geometría, Álgebra lineal, Geometría del espacio y algunas ramas de la Física, tales como la Estática, Dinámica y Óptica. Su vida está envuelta en un halo de leyenda. Fue el primer filósofo Jónico.

 

 

Anaximandro de Mileto (611-547 aC)

 

Desarrolló una teoría cosmológica en donde los cuerpos celestes que se observaban en las noches, eran agujeros que existían en una gran bóveda que constituían los cielos. El destello era el reflejo del brillo interior. Consideró que la esfera que contenía el Sol era unas 18 veces más grande que la Tierra.

 

 

Anaximandro de Mileto (en griego antiguo Ἀναξίμανδρος) Filósofo jonio. Nace en los años 610 a. C. en la ciudad jonia de Mileto, Asia Menor, y muere aproximadamente en 546 a. C. Discípulo y continuador de Tales, se le atribuye un libro sobre la naturaleza, pero su pensamiento llega a la actualidad mediante comentarios doxográficos de otros autores. Se le atribuye un mapa terrestre, la medición de los solsticios y equinoccios por medio de un gnomon, trabajos para determinar la distancia y tamaño de las estrellas y la afirmación de que la Tierra es cilíndrica y ocupa el centro del Universo.

 

Anaxímenes de Mileto (570- 500 aC)

 

Anaxímenes (en griego Αναξιμένης) nació en Mileto, hijo de Eurístrato. Fue discípulo y compañero de Anaximandro, coincidiendo con él en que el principio de todas las cosas (y también el substrato que permanece invariable ante todos los cambios y el fin, o "telos" al que todo vuelve) — arkhé/arjhé/arjé/arché— es infinito; aunque, a diferencia del ápeiron de su mentor, nos habla de un elemento concreto: el aire. Esta sustancia, afirmaba, se transforma en las demás cosas a través de la rarefacción y la condensación. La rarefacción genera el fuego, mientras que la condensación el viento, las nubes, el agua, la tierra y las piedras; a partir de estas sustancias se crea el resto de las cosas. Podría explicarse el cambio de estado del aire mediante el flujo entre dos polos, lo frío y lo caliente; pero varios fragmentos nos muestran que Anaxímenes pensaba inversamente, y creía que lo caliente y lo frío eran consecuencia y no causa de la rarificación y la condensación respectivamente.

 

Diógenes de Apolonia (600 aC ?)

 

Fue un filósofo griego originario de Apolonia, Creta.

Aunque era de linaje dórico, escribió en el dialecto jónico, como todos los physiologi (filósofos físicos). Parece que no hay dudas de que vivió algún tiempo en Atenas, donde se dice que pasó a ser tan impopular (seguramente debido a su supuesto ateísmo) que su vida peligró.

En Las nubes de Aristófanes, los puntos de vista de Diógenes se transfieren a Sócrates. Como Anaxímenes, Diógenes creía que el aire era la fuente de todo lo que existe, y que el resto de sustancias derivan de la condensación y la rarefacción. Su avance más importante sobre las doctrinas de Anaxímenes es que declaró que el aire, la fuerza primera, poseía inteligencia—“el aire, como origen de todas las cosas es necesariamente eterno, una sustancia imperecedera, pero como alma está necesariamente dotado de consciencia”.

Su pensamiento podría resumirse en estos cuatro puntos:

  1. Todas las cosas deben ser modificaciones de un sustancia básica
  2. La sustancia básica contiene inteligencia divina, la cual dirige todas las cosas hacia lo mejor
  3. La inteligencia y la vida se deben al aire, que es la forma básica de la materia
  4. El aire es divino y gobierna todas las cosas; adopta formas diferentes según las variaciones de calor, movimiento, etc.

Diógenes también fue el primero que sugirió que los meteoritos caían del cielo.

 

Empédocles de Akragas (Agrigento) 495 aC - 435 aC

 

Empédocles de Agrigento (en griego Εμπεδοκλής) (Agrigento, h.495/490 - h.435/430 a. C.), fue un filósofo y político democrático griego. Cuando perdió las elecciones fue desterrado y se dedicó al saber. Postuló la teoría de las cuatro raíces, a las que Aristóteles más tarde llamó elementos, juntando el agua de Tales de Mileto, el fuego de Heráclito, el aire de Anaxímenes y la tierra de Jenófanes las cuales se mezclan en los distintos entes sobre la tierra. Estas raíces están sometidas a dos fuerzas, que pretenden explicar el movimiento (generación y corrupción) en el mundo: el Amor, que las une, y el Odio, que las separa. Estamos, por tanto, en la actualidad, en un equilibrio. Esta teoría explica el cambio y a la vez la permanencia de los seres del mundo. Posteriormente Demócrito postularía que estos elementos están hechos de átomos.

En astronomía identificó correctamente que la luz de la Luna procedía del Sol reflejado y que la Tierra era una esfera.

 

Pitágoras de Samos (582-500 aC).

 

Expresó que los números tenían figura geométrica y poseían un tamaño cuantitativo. Desarrollo una teoría en donde ambos constituían la base del universo. La Tierra y todo el universo se desplazaban en círculos perfectos y su forma era esférica, por ser la misma la figura geométrica perfecta por excelencia.

A su escuela de pensamiento se la conocía como los pitagóricos y afirmaban que la estructura del universo era aritmética y geométrica. Políticamente apoyaron el partido dórico, obteniendo grandes cuotas de poder hasta el Siglo V, en el que fueron perseguidos y donde muchos de sus miembros murieron. La hermandad estaba dividida en dos partes: Los estudiantes y los oyentes. Los estudiantes aprendían las enseñanzas matemáticas, religiosas y filosóficas directamente de su fundador, mientras que los oyentes se limitaban a ver el modo de comportarse de los pitagóricos.

Pitágoras pasa por ser el introductor de pesos y medidas, y elaborador de la teoría musical; el primero en hablar de "teoría" y de "filósofos", en postular el vacío, en canalizar el fervor religioso en fervor intelectual, en usar la definición y en considerar que el universo es una obra sólo descifrable a través de las matemáticas. Fueron los pitagóricos los primeros en sostener la forma esférica de la tierra y postular que ésta, el sol y el resto de los planetas conocidos, no se encontraban en el centro del universo, sino que giraban en torno a una fuerza simbolizada por el número uno.

 

Heráclito de Efeso (550-475 aC).

 

Usó el principio de la retribución para explicar el movimiento de los cuerpos celestes y el orden del Universo. Bajo este principio, los sucesos y eventos ocurren y se retribuyen. Ejemplo: en invierno el frío derrota al calor, pero en verano, es el proceso contrario.

Heráclito de Éfeso —conocido también como «El Oscuro de Éfeso»— fue un filósofo griego. En griego Ἡράκλειτος ὁ Ἐφέσιος Herákleitos ho Ephésios).

Era natural de Éfeso, ciudad de la Jonia, en la costa occidental del Asia Menor (actual Turquía). Como los demás filósofos anteriores a Platón, no quedan más que fragmentos de sus obras, y en gran parte se conocen sus aportes gracias a testimonios posteriores.

Heráclito afirma que el fundamento de todo está en el cambio incesante. Que el ente deviene, que todo se transforma en un proceso de continuo nacimiento y destrucción al que nada escapa.

 

Hiceto y Ecfanto de Siracusa (500?).

 

Supusieron que la Tierra era el centro del universo, era esférica y daba una vuelta diaria en torno a su eje.

 

Alcmeón de Crotona (500 aC).

 

Supuso que el hombre y el universo estaban concebidos bajo un mismo plan organizativo.

 

Anaxágoras de Clazomenae (Jonia 488-428 aC).

 

Sostuvo que la Tierra era un cilindro y no una esfera. Para él, el Sol era una piedra incandescente, no mayor que Grecia, y que la Luna tenía montañas y estaba habitada. Fue el primero en sugerir que la Luna brillaba por el reflejo de la luz del Sol y que en los eclipses de Sol era la sombra de la Luna la que caía sobre la Tierra. Por declarar que los cuerpos celestes no eran divinos fue procesado y se salvó por la intervención de Pericles

Anaxágoras (en griego Αναξαγόρας) fue un filósofo griego presocrático que introdujo la noción de nous (νοῦς, espíritu, mente o pensamiento) en la filosofía de los orígenes; sus predecesores habían estudiado los elementos (tierra, aire, fuego, agua) como realidad última.

Nació en Clazomene (en la actual Turquía) y se trasladó a Atenas (hacia 483 a. C.), debido a la destrucción y reubicación de Clazomene tras el fracaso de la revuelta jónica contra el dominio de Persia. Fue el primer pensador extranjero en establecerse en Atenas.

Entre sus alumnos se encontraban el estadista griego Pericles, Arquelao, Protágoras de Abdera, Tucídides, el dramaturgo griego Eurípides, y se dice que también Demócrito y Sócrates.

Conocedor de las doctrinas de Anaxímenes, Parménides, Zenón y Empédocles, Anaxágoras había enseñado en Atenas durante unos treinta años cuando se exilió tras ser acusado de impiedad al sugerir que el Sol era una masa de hierro candente y que la Luna era una roca que reflejaba la luz del Sol y procedía de la Tierra. Marchó a Jonia y se estableció en Lámpsaco (una colonia de Mileto), donde, según dicen, se dejó morir de hambre.

 

Filolao de Tarento (480-400 aC).

 

Opinó que el substrato fundamental de universo, estaba constituido por unidades numéricas o partículas discretas.

Fue discípulo de Pitágoras y participó y desarrolló la cosmología pitagórica entendiendo un universo regular, predecible y aritmético en el cual giran planetas y astros. Entre ellos aparece la Tierra, que gira en una órbita circular, por lo que aparece dotado de movimiento, a diferencia de los universos de los jonios. Además, explicó el movimiento diurno de la Tierra en base al giro en torno a un punto central fijo en el espacio, idea que influyó, por ejemplo, en un contemporáneo suyo: el rapsoda Leurípides de Calamata. Para Filolao el cosmos está formado por un fuego central, llamado Hestia, y nueve cuerpos que giran a su alrededor: Antichton, la Tierra, la Luna, el Sol (esfera de cristal que refleja el fuego central), los cinco planetas observables y la esfera de las estrellas fijas (o sea, la bóveda celeste que engloba los astros anteriores).

 

Leucipo de Mileto (450-370 aC).

Demócrito de Abdera (460-370 aC).

 

Supusieron que el Universo estaba constituido por átomos y sus contribuciones eran inseparables entre sí. Los átomos diferían en tamaño, forma y peso. Demócrito afirmó que la Vía Láctea (Ciklos galactikos) eran numerosas estrellas.

Leucipo, nacido en Abdera, Melos, Mileto, Elea o en Clazomene (se desconoce con certeza). De su vida se sabe muy poco; Epicuro consideró la posibilidad de que Leucipo no hubiera existido, lo cual dio lugar a numerosos debates. Lo que se sabe de su pensamiento se encuentra en fragmentos de obras de otros autores como Aristóteles, Simplicio o Sexto Empírico. Se dice que Demócrito inventó a Leucipo como su maestro para ganar prestigio y para que respaldasen su teoría, ya que se suponía que Leucipo era un gran físico.

Fue maestro de Demócrito de Abdera y a ellos dos se les atribuye la fundación del atomismo mecanicista, según el cual la realidad está formada tanto por partículas infinitas, indivisibles, de formas variadas y siempre en movimiento, los átomos (ἄτομοι, s. lo que no puede ser dividido), como por el vacío. Así, tal vez en respuesta a Parménides, afirma que existe tanto el ser como el no-ser: el primero está representado por los átomos y el segundo por el vacío, «que existe no menos que el ser» (Simpl., Fís. 28, 4), siendo imprescindible para que exista movimiento. Particularmente, postula, al igual que Demócrito, que el alma está formada por átomos más esféricos que los componentes de las demás cosas. Niega la génesis y la corrupción, formas de cambio que eran aceptadas casi por la unanimidad entre los filósofos presocráticos.

Leucipo fue el primero que pensó en dividir la materia hasta obtener una partícula tan pequeña que no pudiera dividirse más.

 

Demócrito de Abdera vivió entre los años 460 al 370 aC, siendo contemporáneo a Sócrates. Hiparco de Nicea asegura, según Diógenes de Laertes, que Demócrito murió a los 90 años de edad; y todos los autores de la antigüedad que hayan hecho referencia a su edad, coinciden en que vivió más de cien años. Fue conocido en su época por su carácter extravagante, ya que según relatos solía reír muy a menudo. Se dice que viajó por Egipto, Caldea y Persia y que incluso llegó a la India en busca de conocimientos. Una leyenda dice que se arrancó los ojos en un jardín para que no le estorbara en la contemplación del mundo externo en sus meditaciones; leyenda que expresa el desprecio que Demócrito tenía por el conocimiento meramente sensitivo.

Diógenes de Laertes listó una serie de escritos de Demócrito que superan las 70 obras sobre ética, física, matemática, técnica e incluso música, por lo que Demócrito es considerado un autor enciclopédico.

Para Demócrito, la realidad está compuesta por dos causas (o elementos): το ον (lo que es), representado por los átomos homogéneos e indivisibles, y το μηον (lo que no es), representado por el vacío. Este último es un no-ser no-absoluto, aquello que no es átomo, el elemento que permite la pluralidad de partículas diferenciadas y el espacio en el cual se mueven.

 

Metón de Atenas (432 aC).

 

Descubrió el ciclo que lleva su nombre. El Ciclo Metónico de 19 años solares consta de 235 lunaciones (ciclos lunares). Este Ciclo mejoró la precisión de la antigua medida griega del Octaeteris, de 8 años (99 ciclos lunares) que acumulaba un error. Este ciclo fue utilizado en Mesopotamia, no en Grecia. En la actualidad se sabe que los chinos lo denominaron Chang y se conocía desde la Dinastía Shang (1.766 - 1.122 aC).   

Metón de Atenas fue un matemático, astrónomo, geómetra, e ingeniero que vivió en Atenas en el siglo V a. C. Su ciclo metónico de 19 años que introdujo en 432 a. C. en el calendario Ático lunisolar como método para el cálculo de fechas. Metón encontró que 19 años solares son casi igual a 235 meses lunares y 6.940 días.

Metón fue uno de los primeros astrónomos griegos en hacer observaciones astronómicas exactas. Trabajando con Euctemón, observó el solsticio de verano el 27 de junio del 432 a. C., que significaba el comienzo del Año Nuevo para los atenienses.

Metón aparece brevemente como un personaje en la obra de Aristófanes Las aves. Va sobre el escenario llevando instrumentos de topografía y es descrito como uno geómetra.

Ninguna de sus obras sobrevive.

 

Platón de Atenas (427-347 aC).

 

Consideró a la astronomía como una pérdida de tiempo. Eliminó todo rasgo de ateísmo en los conceptos astronómicos y los subordinó todos a leyes divinas. En su teoría, en un comienzo, el universo era un caos increado y Dios, ser sobrenatural, lo organizó todo.

Platón (en griego: Πλάτων ) (c. 427 a. C./428 a. C. – 347 a. C.) fue un filósofo griego, alumno de Sócrates y maestro de Aristóteles, de familia nobilísima y de la más alta aristocracia. Platón (junto a Aristóteles) es quién determinó gran parte del corpus de creencias centrales tanto del pensamiento occidental como del hombre corriente (aquello que hoy denominamos "sentido común" del hombre occidental) y pruebas de ello son la noción de "Verdad" y la división entre "doxa" (opinión) & "episteme" (ciencia), demostró o creó y popularizó (según la perspectiva desde donde se le analice) una serie de ideas comunes para muchas personas, pero enfrentadas a la línea de gran parte de la filósofos presocráticos y al de los sofistas (muy populares en la antigua Grecia) y que debido a los caminos que tomó la historia de la Metafísica, en diversas versiones y reelaboraciones, se han consolidado. Su influencia como autor y sistematizador ha sido incalculable en toda la historia de la filosofía, de la que se ha dicho con frecuencia que alcanzó identidad como disciplina gracias a sus trabajos.

Fue fundador de la Academia de Atenas, donde estudió Aristóteles. Participó activamente en la enseñanza de la Academia y escribió sobre diversos temas filosóficos, especialmente los que trataban de la política, ética, metafísica y epistemología. Las obras más famosas de Platón fueron sus diálogos. Si bien varios epigramas y cartas también han perdurado.

A Sócrates lo menciona frecuentemente en los diálogos. Cuánto del contenido y de los argumentos es obra de Sócrates o de Platón, es difícil de decir, por cuanto Sócrates no dejó evidencia escrita de sus enseñanzas; esta ambigüedad es la que se conoce como el “problema socrático”. No hay duda, sin embargo, que Platón fue influido profundamente por las enseñanzas de Sócrates; de hecho, sus primeras ideas y ensayos lucen como adaptaciones de las de Sócrates.

 

Eudoxio de Cnido (409-356 aC).

 

Unió la astronomía con la especulación cosmológica. Desarrolló un modelo cosmológico en donde la Tierra era el centro del universo y todos los cuerpos se desplazaban en esferas que tenían como centro a la Tierra. Su modelo contenía un total de 27 esferas.

 

 

Nada de su obra ha llegado a nuestros días; todas las referencias con las que contamos provienen de fuentes secundarias, como el poema de Arato sobre astronomía.

Eudoxo fue el primero en plantear un modelo planetario basado en un modelo matemático, por lo que se le considera el padre de la astronomía matemática.

Su fama en astronomía matemática se debe a la invención de la esfera celeste y a sus precoces aportaciones para comprender el movimiento de los planetas, que recreó construyendo un modelo de esferas homocéntricas que representaban las estrellas fijas, la Tierra, los planetas conocidos, el Sol y la Luna, y dividió la esfera celeste en grados de latitud y longitud.

Su modelo cosmológico afirmaba que la Tierra era el centro del universo y el resto de cuerpos celestes la rodeaban fijados a un total de veintisiete esferas reunidas en siete grupos. En este modelo se basó Aristóteles para desarrollar su propio modelo cosmológico.

Para explicar las retrogradaciones que se observaban en el movimiento de los planetas (aparentemente, vistos desde la Tierra, retroceden en su órbita), Eudoxo introdujo la hipopede o lemniscata esférica, que es resultado de la combinación del movimiento de las dos esferas más internas de su modelo. Sobre esta figura rotaría cada cuerpo celeste en correspondencia con su período sinódico. Por su parte, el tiempo de rotación sobre la esfera en que se encuentra corresponde a su periodo sideral.

 

 

Heráclides de Ponto (390 – 320 aC).

 

Sugirió que los planetas Venus y Marte giraban en órbitas circulares alrededor del Sol. De manera similar, que la Tierra giraba en torno a un eje cada 24 horas. Supuso que el universo era infinito y que cada estrella era un mundo en sí mismo.

 

 

Natural de Heraclea Póntica (luego Bitinia) y trasladado a Atenas, se le consideró discípulo de Aristóteles y Demócrito . También se le ha vinculado a la Academia platónica . Según Diógenes Laercio fue amigo de Espeusipo. Se conservan pocos fragmentos de sus escritos y el rasgo más acentuado, es su pitagorismo.

Se le considera el primer filosofo que reflexionó sobre la rotación de la Tierra sobre su eje. También dedujo que los planetas Mercurio y Venus giraban alrededor del Sol.

 

Aristóteles de Stagira (384-322 aC).

 

Desarrolló la idea que los cuerpos celestes se movían por esferas sólidas. Para explicar “ciertas desavenencias” de las esferas de Eudoxio, con los movimientos reales de los cuerpos celestes, le agregó al modelo 22 esferas, denominadas “esferas desenrollantes”. Consideró a la Tierra el centro del Universo. 

 

 

Aristóteles, en griego clásico Ἀριστοτέλης Aristotélēs (Estagira, Macedonia 384 a. C. – Calcis Eubea, Grecia 322 a. C.), es uno de los más grandes filósofos de la antigüedad, de la historia de la filosofía occidental y el autor enciclopédico más portentoso que haya dado la humanidad.

Fue el creador de la lógica formal, economía, astronomía, precursor de la anatomía y la biología y un creador de la taxonomía (es considerado el padre de la zoología y la botánica). Está considerado Aristóteles (junto a Platón) como el determinante de gran parte del corpus de creencias del Pensamiento Occidental del hombre corriente (aquello que hoy denominamos "sentido común" del hombre occidental).

Creencias fundadas en conceptos y formulaciones tan importantes como crear la primera formalización lógica; la formulación del principio de no contradicción; el concepto de sustancia, entendido como sujeto, y el predicado, como categoría; y la analogía del ser, pueden ser considerados como la base sobre la que se construyó la filosofía tradicional de occidente.

Aristóteles inauguró toda una nueva visión del mundo. Demostró, o creó y, sobre todo, popularizó (según la perspectiva de donde se le vea) una serie de ideas comunes para muchas personas.

Con ello, junto con el platonismo y el cristianismo, la tradición occidental  perdió ciertas formas de pensamiento diferentes, como fue gran parte del pensamiento de los filósofos presocráticos y de los sofistas (muy populares en la antigua Grecia) y, de hecho, en la historia de la Metafisica, estas teorías aristotélicas se han consolidado y, a veces instalado, en forma de prejuicios filosóficos.

 

 

Calipo de Cizico (370 - 300 aC).

 

Demostró que al menos se necesitan 34 esferas para explicar el movimiento de los planetas, la Luna, el Sol y las estrellas. Agregó 7 esferas al modelo de Eudoxio.

Construyó un ciclo de 76 años que comprendían 940 meses con el fin de armonizar los años lunares y solares, este calendario fue adoptado en el 330 a.C. y utilizado por astrónomos posteriores. El calendario de Calipo, es un ciclo de 4 periodos metónicos siendo más preciso ya que corregía la duración del año (365.25 días) el cual tenía un error en los cálculos de Metón (365 días). Calipo hizo coincidir 940 meses lunares con 76 años tropicales de 365.25 días.

 

Epicuro de Samos (342-270 aC).

 

Sostuvo que la Luna era de contextura terrestre y no divina.

Epicuro recibió en Atenas las lecciones del académico Xenócrates, abriendo en Lámpsaco, a la edad de 39 años, una escuela que luego trasladaría a Atenas. Otras fuentes señalan, sin embargo, que originalmente la escuela se fundó en la isla de Lesbos, trasladándose con posterioridad a Lampsaco. En cualquier caso, una vez en Atenas, fue jefe de la secta que lleva su nombre hasta su fallecimiento a la edad de 72 años, dejando la dirección de su escuela en manos de Hérmaco de Mitilene, quien afirmó que su maestro, después de haber sido atormentado por crueles dolores durante catorce días, sucumbió víctima de una retención de orina causada por el mal de la piedra. En su testamento, conservado por Laercio, otorgó la libertad a cuatro de sus esclavos.

A su muerte dejó más de 300 manuscritos, incluyendo 37 tratados sobre física y numerosas obras sobre el amor, la justicia, los dioses y otros temas, según refiere el Laercio en el siglo III. A pesar de ello, de sus escritos sólo se han conservado tres cartas y algunos fragmentos breves. Las principales fuentes sobre la filosofía de Epicuro son las obras de los escritores romanos Cicerón, Séneca, Plutarco y Lucrecio, cuyo poema De rerum natura (De la naturaleza de las cosas) describe el epicureísmo en detalle.

 

Zenón y Cleanto de Aso (300-225 aC).

 

Establecieron que los cielos son creación divina y que su organización regía al hombre en la Tierra. Sostuvieron que el hombre es una copia microscópica del universo.

Zenón fue discípulo de Crates de Tebas y de Estilpón de Megara, comerciante, como lo fuera su padre, hasta los 42 años, momento en el que funda su escuela. Sus enseñanzas dieron lugar al nacimiento de la doctrina del estoicismo. Su pensamiento toma elementos de Heráclito y Platón, y algunos de Aristóteles, y combate sobre todo la escuela contrincante de su tiempo: la de Epicuro.

La física de Zenón es bastante parecida a la de Heráclito e incorpora elementos de Platón. Un principio rector (el logos), en forma de fuego, conforma todas las cosas del universo, hasta las no materiales —dios es inherente al universo, no está fuera de él—. Así pues, nada escapa al destino universal y todo obedece a leyes divinas inevitablemente. Al final, el elemento divino del fuego se separará y se volverá a unir de forma cíclica eternamente.

Cleantes de Asos (300 a. C. - 232 a. C.)

Filósofo que apoyaba la escuela estoica. Discípulo de Zenón de Citio.

Es un ejemplo de la perseverancia y del dicho que dice más vale tarde que nunca, pues no fue sino hasta los 50 años que pudo estudiar filosofía. Hasta esa edad, tuvo que ganarse la vida como púgil, hortelano o porteador. Entró entonces en la escuela de Zenón, llamada simplemente Pórtico, y a la muerte de éste fue su sucesor, dirigiéndola hasta que murió muchos años después, ya con 99 de edad.

Entre sus discípulos se encuentra Crisipo. Según Diógenes Laercio, dividió la filosofía en seis partes: dialéctica, retórica, ética, política, física y teología, aumentando las tres que había hecho Zenón.

 

ASTRONOMÍA ALEJANDRINA

 

En el siglo II d.C. los griegos combinaban sus teorías celestes con observaciones trasladadas a planos. Los astrónomos Hiparco de Nicea y Tolomeo determinaron las posiciones de unas 1.000 estrellas brillantes y utilizaron este mapa estelar como base para medir los movimientos planetarios.

Al sustituir las esferas de Eudoxo por un sistema más flexible de círculos, plantearon una serie de círculos excéntricos, con la Tierra cerca de un centro común, para representar los movimientos generales hacia el Este alrededor del zodíaco a diferentes velocidades del Sol, la Luna y los planetas.


Para explicar las variaciones periódicas en la velocidad del Sol y la Luna y los retrocesos de los planetas, decían que cada uno de estos cuerpos giraba uniformemente alrededor de un segundo círculo, llamado epiciclo, cuyo centro estaba situado en el primero. Mediante la elección adecuada de los diámetros y las velocidades de los dos movimientos circulares atribuidos a cada cuerpo se podía representar su movimiento observado. En algunos casos se necesitaba un tercer cuerpo.

 


Ptolomeo compiló el saber astronómico de su época en los trece tomos del «Almagesto». Expuso un sistema en donde la Tierra, en el centro, estaba rodeada por esferas de cristal de los otros 6 astros conocidos. La tierra no ocupaba exactamente el centro de las esferas y los planetas tenían un epiciclo (sistema creado por Apolonio de Pergamo y perfeccionado por Hiparco) cuyo eje era la línea de la órbita que giraba alrededor de la tierra llamada deferente.


Como el planeta gira alrededor de su epiciclo se aproxima y se aleja de la tierra mostrando a veces un movimiento retrogrado. Este sistema permitía realizar predicciones de los movimientos planetarios, aunque tenía una precisión muy pobre. A pesar de esto fue popularizado y aceptado más que como modelo verdadero como una ficción matemática útil. Se calcula que el universo ptolemaico solo media 80 millones de kilómetros.


Otra pensadora que, como Tolomeo, mantuvo viva la tradición de la astronomía griega en Alejandría en los primeros siglos de la era cristiana, fue Hipatia, discípula de Platón. Escribió comentarios sobre temas matemáticos y astronómicos y está considerada como la primera científica y filósofa de Occidente.



Otros logros de la Astronomía en Alejandría fueron el cálculo de la circunferencia de la tierra por Eratóstenes y las primeras mediciones de las distancias al Sol y la Luna. Se diseñaron catálogos estelares como los de Hiparco de Nicea y el descubrimiento de la precesión de los equinoccios.

 

EL MECANISMO DE ANTICITERA

 

El mecanismo de Anticitera es un objeto que se cree es un artefacto mecánico primitivo. Fue descubierto en los restos de un naufragio cerca de la isla griega de Anticitera, entre Citera y Creta, y se cree que data del 87 a. C..

Investigaciones

Estructura del mecanismo de Anticitera.

Es uno de los primeros mecanismos de engranajes conocido, y se diseñó para seguir el movimiento de los cuerpos celestes. De acuerdo con las reconstrucciones realizadas, se trata de un mecanismo que usa engranajes diferenciales, lo cual es sorprendente dado que los primeros casos conocidos hasta su descubrimiento datan del siglo XVI.

De acuerdo con los estudios iniciales llevados a cabo por el historiador Derek J. de Solla Price (1922-1983), el dispositivo era una computadora astronómica capaz de predecir las posiciones del Sol y de la Luna en el zodíaco, aunque estudios posteriores sugieren que el dispositivo era bastante más "inteligente".

  

Empleando técnicas de tomografía lineal, Michael Wright, especialista en ingeniería mecánica del Museo de la Ciencia de Londres, ha realizado un nuevo estudio del artefacto. Wright ha encontrado pruebas de que el mecanismo de Anticitera podía reproducir los movimientos del Sol y la Luna con exactitud, empleando un modelo epicíclico ideado por Hiparco, y de planetas como Mercurio y Venus, empleando un modelo elíptico derivado de Apolonio de Perge.

  

No obstante, se sospecha que parte del mecanismo podría haberse perdido, y que estos engranajes adicionales podrían haber representado los movimientos de los otros tres planetas conocidos en la época: Marte, Júpiter y Saturno. Es decir, que habría predicho, con un grado más que respetable de certeza, las posiciones de todos los cuerpos celestes conocidos en la época.

Proyecto de investigación Antikythera

     

Reconstrucción del mecanismo de Anticitera en el Museo Arqueológico Nacional de Atenas (fabricado por Robert J. Deroski basándose en el modelo de De Solla Price).

El proyecto de investigación Antikythera, un equipo internacional de científicos con miembros de la Universidad de Cardiff (M. Edmunds, T. Freeth), Universidad de Atenas (X. Moussas. I. Bitsakis) y la Universidad de Tesalónica (J. S. Seiradakis), en colaboración con el Museo Arqueológico de Atenas (E. Magkou, M. Zafeiropoulou) y la Institución Cultural del Banco de Grecia (A. Tselikas), usando técnicas desarrolladas por HP (T. Malzbender) y X-tex (R. Hudland) para el estudio del mecanismo de Antikythera, desarrolló una fotografía 3D basándose en tomografía computarizada de alta resolución.

El resultado fue que se trata de una calculadora astronómica que predice la posición del sol y la luna en el cielo. El artefacto muestra las fases de la luna en cada mes utilizando el modelo de Hiparco. Tiene dos escalas en espiral que cubren el ciclo Callippic (Cuatro ciclos Meton, 4 × 19 años) y el ciclo de Exeligmos (3 ciclos Saros, 3 × 18 años), prediciendo los eclipses de sol y luna. El mecanismo es aún más sofisticado de lo que se creía, con un inmenso nivel de ingenio en su diseño.

Gracias a las técnicas actuales, se habría podido entender el funcionamiento del aparato. Basados en la forma de las letras griegas (H. Kritzas) se estableció el año de construcción del mecanismo, entre el 150 y el 100 a. C., más antiguo de lo que se estimaba.

Como Hiparco fue el más importante astrónomo de la época, es posible que ese científico sea quien pensó el complicado mecanismo del instrumento.

Fijación de la fecha de los Juegos olímpicos

En el año 2008, Philip Ball y Tony Freeth, publicaron en la revista Nature que el mecanismo servía para fijar con exactitud la celebración de los Juegos Olímpicos en la antigüedad. El interior del artefacto contiene una inscripción que indica Nemea (en referencia a uno de los juegos que fueron más importantes), y Olimpia. Con dichos diales se fijaba con precisión la última luna llena más próxima al solsticio de verano cada cuatro años, fecha en la que se iniciaban los juegos.

 

Principales representantes:

 

Aristarco de Samos (310-230 aC).

Sostuvo que la Tierra giraba en torno a su eje en 24 horas y en torno al Sol en un año. De manera similar, sostuvo que los planetas giraban en torno al Sol en órbitas circulares. Fue el que hizo el primer intento en medir la distancia entre la Tierra y el Sol.

Aristarco (310 a. C. - 230 a. C.) era un astrónomo y matemático griego, nacido en Samos, Grecia. Él es la primera persona que propone el modelo heliocéntrico del Sistema Solar, colocando el Sol, y no la Tierra, en el centro del universo conocido.

Aristarco fue uno de los muchos sabios que hizo uso de la emblemática Biblioteca de Alejandría en la que se reunían las mentes más privilegiadas del mundo clásico. Por aquel entonces la creencia obvia era pensar en un sistema geocéntrico. Los astrónomos de la época veían a los planetas y al Sol dar vueltas sobre nuestro cielo a diario. La Tierra, para muchos, debía encontrarse pues en el centro de todo. Los planteamientos del reconocido Aristóteles hechos unos pocos años antes no dejaban lugar a dudas y venían a reforzar dicha tesis. La Tierra era el centro del universo y los planetas, el sol, la Luna y las estrellas se encontraban en esferas fijas que giraban en torno a la Tierra. Pero existían ciertos problemas a tales afirmaciones.

Algunos planetas como Venus y, sobre todo, Marte describían trayectorias errantes en el cielo. Es decir, a veces se movían adelante y atrás. Esto era un problema en sí mismo pues la tradición aristotélica decía que todos los movimientos y las formas del cielo eran círculos perfectos. Antes que Aristarco, Heráclides Póntico encontró una posible solución al problema al proponer que los planetas podrían orbitar el Sol y éste a su vez la Tierra. Esto ya fue un gran salto conceptual pero aun era un modelo parcialmente geocéntrico. Hubo que esperar a Aristarco para que este propusiera el primer modelo heliocéntrico.

Sus revolucionarias ideas astronómicas no fueron bien recibidas y fueron pronto desechadas. El paradigma que dominaba era la Teoría geocéntrica de Aristóteles desarrollada a fondo años más tarde por Ptolomeo. Hubo que esperar a Copérnico casi 2000 años más tarde para que triunfase el modelo heliocéntrico.

Por desgracia, del modelo heliocéntrico de Aristarco solo nos quedan las citas de Plutarco y Arquímedes. Los trabajos originales probablemente se perdieron en uno de los varios incendios que padeció la biblioteca de Alejandría.

 

Arquímedes de Siracusa (287-212 aC).

Construyó en Alejandría un planetario, que mostraba con gran precisión los movimientos de los principales cuerpos en el cielo y reproducía eclipses. Desarrolló el cuadrante para estudio astronómico y un aparato para medir el ángulo subtendido por el Sol y la Tierra.

Arquímedes de Siracusa (en griego antiguo Ἀρχιμήδης) (c. 287 a. C. – c. 212 a. C.) fue un matemático griego, físico, ingeniero, inventor y astrónomo. Aunque se conocen pocos detalles de su vida, es considerado uno de los científicos más importantes de la antigüedad clásica. Entre sus avances en física se encuentran sus fundamentos en hidrostática, estática y la explicación del principio de la palanca. Es reconocido por haber diseñado innovadoras máquinas, incluyendo armas de asedio y el tornillo de Arquímedes, que lleva su nombre. Experimentos modernos han probado afirmaciones de que Arquímedes diseñó máquinas capaces de sacar barcos enemigos del agua y prender fuego utilizando una serie de espejos.

Generalmente, se considera a Arquímedes uno de los más grandes matemáticos de la historia, y el más grande de la antigüedad. Usó el método de agotamiento para calcular el área bajo el arco de una parábola con la sumatoria de una serie infinita, y dio una aproximación extremadamente precisa del número Pi. También definió la espiral, fórmulas para los volúmenes de las superficies de revolución y un ingenioso sistema para expresar números muy largos.

 

Eratóstenes de Cyrene (284-192 aC).

Director de la Gran biblioteca de Alejandría, midió el tamaño de la Tierra, errando por sólo 75 kilómetros el diámetro polar de la misma.

Eratóstenes (griego antiguo Ἐρατοσθένης) fue un matemático, astrónomo y geógrafo griego, de origen probablemente caldeo.

A Eratóstenes se le atribuye la invención, hacia 255 a. C., de la esfera armilar que aún se empleaba en el siglo XVII. Aunque debió de usar este instrumento para diversas observaciones astronómicas, sólo queda constancia de la que le condujo a la determinación de la oblicuidad de la eclíptica. Determinó que el intervalo entre los trópicos (el doble de la oblicuidad de la eclíptica) equivalía a los 11/83 de la circunferencia terrestre completa, resultando para dicha oblicuidad 23º 51' 19", cifra que posteriormente adoptaría el astrónomo Claudio Ptolomeo.

Según algunos historiadores, Eratóstenes obtuvo un valor de 24º, y el refinamiento del resultado se debió hasta 11/83 al propio Ptolomeo. Además, según Plutarco, de sus observaciones astronómicas durante los eclipses dedujo que la distancia al Sol era de 804.000.000 estadios, la distancia a la Luna 780.000 estadios y, según Macrobio, que el diámetro del Sol era 27 veces mayor que el de la Tierra. Realmente el diámetro del Sol es 109 veces el de la Tierra y la distancia a la Luna es casi tres veces la calculada por Eratóstenes, pero el cálculo de la distancia al Sol, admitiendo que el estadio empleado fuera de 185 metros, fue de 148.752.060 km, muy similar a la unidad astronómica actual. A pesar de que se le atribuye frecuentemente la obra Katasterismoi, que contiene la nomenclatura de 44 constelaciones y 675 estrellas, los críticos niegan que fuera escrita por él, por lo que usualmente se designa como Pseudo-Eratóstenes a su autor.

Sin embargo, el principal motivo de su celebridad, es sin duda la determinación del tamaño de la Tierra. Para ello inventó y empleó un método trigonométrico, además de las nociones de latitud y longitud, al parecer ya introducidas por Dicearco, por lo que bien merece el título de padre de la geodesia. Por referencias obtenidas de un papiro de su biblioteca, sabía que en Siena (hoy Asuán, en Egipto) el día del solsticio de verano los objetos no proyectaban sombra alguna y la luz alumbraba el fondo de los pozos; esto significaba que la ciudad estaba situada justamente sobre la línea del trópico, y su latitud era igual a la de la eclíptica que ya conocía. Eratóstenes, suponiendo que Siena y Alejandría tenían la misma longitud (realmente distan 3º) y que el Sol se encontraba tan alejado de la Tierra que sus rayos podían suponerse paralelos, midió la sombra en Alejandría el mismo día del solsticio de verano al mediodía, demostrando que el cenit de la ciudad distaba 1/50 parte de la circunferencia, es decir, 7º 12' del de Alejandría; según Cleomedes, para el cálculo de dicha cantidad Eratóstenes se sirvió del scaphium o gnomon (un proto-cuadrante solar). Posteriormente, tomó la distancia estimada por las caravanas que comerciaban entre ambas ciudades, aunque bien pudo obtener el dato en la propia Biblioteca de Alejandría, fijándola en 5,000 estadios, de donde dedujo que la circunferencia de la Tierra era de 250.000 estadios, resultado que posteriormente elevó hasta 252.000 estadios, de modo que a cada grado correspondieran 700 estadios. También se afirma que Eratóstenes, para calcular la distancia entre las dos ciudades, se valió de un regimiento de soldados que diera pasos de tamaño uniforme y los contara.

Admitiendo que Eratóstenes usó el estadio de 185 m, el error cometido fue de 6.616 kilómetros (alrededor del 17%). Sin embargo, hay quien defiende que usó el estadio egipcio (300 codos de 52,4 cm), en cuyo caso la circunferencia polar calculada hubiera sido de 39.614,4 km, frente a los 40.008 km considerados en la actualidad, es decir, un error de menos del 1%.

El geómetra no se limitó a hacer este cálculo, sino que también llegó a calcular la distancia Tierra-Sol en 804 millones de estadios (139.996.500 km) y la distancia Tierra-Luna en 708.000 estadios (123.280,500 km). Estos errores son admisibles, debido a la carencia de tecnología adecuada y precisa.

 

Hiparco de Nicea (190-120 aC).

Hiparco fue un astrónomo, geógrafo y matemático griego. Nace dos años antes de la muerte de Eratóstenes, del que fue sucesor en la dirección de la Biblioteca de Alejandría. Entre sus aportaciones cabe destacar: el primer catálogo de estrellas, el descubrimiento de la precesión de los equinoccios, distinción entre año sidéreo y año trópico, mayor precisión en la medida de la distancia Tierra-Luna y de la oblicuidad de la eclíptica, invención de la trigonometría y de los conceptos de longitud y latitud geográficas.

Elaboró el primer catálogo de estrellas que contenía la posición en coordenadas eclípticas de 1080 estrellas. Influyó en Hiparco la aparición de una estrella nova, Nova Scorpii en el año 134 a. C. y el pretender fijar la posición del equinoccio de primavera sobre el fondo de estrellas.

Con el propósito de elaborar dicho catálogo Hiparco inventó instrumentos, especialmente un teodolito, para indicar posiciones y magnitudes, de forma que fuese fácil descubrir sí las estrellas morían o nacían, si se movían o si aumentaban o disminuían de brillo. Además clasificó las estrellas según su intensidad, clasificándolas en magnitudes, según su grado de brillo.

 

 

Gracias a la clasificación sistemática de las estrellas y a la utilización por primera vez de Coordenadas eclípticas, Hiparco hizo su gran descubrimiento: la precesión de los equinoccios. Al comparar sus coordenadas estelares con las registradas por Timocares y Aristilo unos dos siglos antes, se dio cuenta de que las longitudes habían variado de forma uniforme, sin que se hubiese producido ninguna variación en las latitudes. Fijó el valor de la precesión en 45 segundos de arco en un año, valor muy próximo a los 50,27 segundos aceptados actualmente. La posición del punto Aries la realizó por el mismo procedimiento que Timocaris, la observación de un eclipse total de Luna cerca de los Equinoccios

Después de medir el valor de la precesión de los equinoccios, y consecuencia de ello, Hiparco diferenció entre el año sidéreo y el año trópico y estableció su duración en 365d 6h 10m y 365d 5h 55m respectivamente con errores de 1 minuto y 6 minutos 15 segundos respectivamente. Entendió que el que se debía adoptar era el año trópico por ser el que está en armonía con las estaciones.

Mejora el cálculo de la medida de la distancia a la Luna ya realizada por Aristarco de Samos usando eclipses lunares totales de duración máxima.

Por otra parte, Hiparco es el inventor de la trigonometría, para cuyo objeto consiste en relacionar las medidas angulares con las lineales. Las necesidades de ese tipo de cálculos es muy frecuente en Astronomía.

Hiparco construyó una tabla de cuerdas, que equivalía a una moderna tabla de senos. Con la ayuda de dicha tabla, pudo fácilmente relacionar los lados y los ángulos de todo triángulo plano. Ahora bien, los triángulos dibujados sobre la superficie de la esfera celeste no son planos sino esféricos constituyendo la trigonometría esférica.

Mejora de la medida de la oblicuidad de la Eclíptica ya realizada por Eratóstenes.

En geografía fue el primero en dividir la Tierra en meridianos y paralelos, haciendo usual los conceptos de longitud y latitud de un lugar, e intentó proyectar fielmente la Tierra esférica en un mapa bidimensional.

 

Diógenes de Babilonia (160 aC).

Desarrolló un orden del universo, en donde, después de la Tierra se encontraban la Luna, Mercurio, Venus, el Sol, Marte, Júpiter y Saturno.

Diógenes de Babilonia fue un filósofo griego del siglo II antes de Cristo. Natural de Seleucia, en las proximidades de Babilonia, dirigió la escuela estoica en relevo de Zenón de Tarso. Integró la embajada que los griegos mandaron a Roma, junto a Carnéades y Cristolao, en el año 156 a.C., para conmutar la multa imputada a Atenas por la invasión de Orope. Hizo aportaciones al estoicismo en el campo del lenguaje y de la ética. En el primero, Diógenes diferencia tres planos: sonido, expresión y palabra. Tanto Crisipo como él, son los responsables de la división en partes de la oración en: nombre propio, nombre apelativo, conjunción y artículo. En el campo de la ética, estudia la selección racional entre lo indistinto.

 

Posidonio de Apamea (100 aC)

Gemino de Rodas (70 aC). 

Continuaron el trabajo de Hiparco.

Posidonio (en griego, Ποσειδώνιος / Poseidonios) (c. 135 a. C.-51 a. C.) fue un político, astrónomo, geógrafo, historiador y filósofo estoico griego, nativo de Apamea, Siria. Fue aclamado como el mayor polímata de su tiempo, aunque ninguna de sus numerosas obras puede leerse hoy en día, puesto que sólo han sobrevivido fragmentos.

Han sobrevivido algunos fragmentos de sus trabajos sobre astronomía a través de un tratado del astrónomo griego Cleomedes sobre los movimientos circulares de los cuerpos celestiales. En este tratado, parece que el primer capítulo del segundo libro pudo haber sido copiado en su mayor parte de la obra de Posidonio.

Posidonio fue el primero en adelantar la teoría según la cual del sol emana una fuerza vital que permeaba el mundo. Intentó medir la distancia y el tamaño del sol. Alrededor del año 90 a. C. Posidonio estimó la unidad astronómica en a0/rE = 9893, lo que se quedó corto en aproximadamente la mitad de la distancia real. Sin embargo, en la medición del tamaño del sol consiguió una cifra más grande y más ajustada al valor real que la que habían propuesto otros astrónomos griegos o incluso el propio Aristarco de Samos. También calculó el tamaño y la distancia de la luna.

Posidonio construyó asimismo una representación planetaria, posiblemente similar al mecanismo de Anticitera. Según Cicerón, su creación era capaz de mostrar los movimientos diurnos del sol, la luna y los cinco planetas conocidos por entonces.

Gémino de Rodas fue un astrónomo y matemático del siglo I a. C. El cráter lunar Gémino se nombró en honor suyo.

La única obra que ha sobrevivido es Introducción a los Phenomena, conocida también como El Isagogo. Es una introducción astronómica basada en autores antiguos, como Hiparco, con la intención de enseñar astronomía a estudiantes. En ella, Gémino describe el zodiaco, el movimiento del sol, las constelaciones, la esfera celeste, la sucesión día-noche, el surgimiento y puesta de los signos zodiacales, los períodos luni-solares y su aplicación a los calendarios, las fases de la luna, los eclipses, las fases estelares, las zonas terrestres, los sitios geográficos, y finalmente, expresa su desaprobación a hacer predicciones del tiempo basadas en las estrellas

Sosígenes (45 aC).

Criticó duramente el modelo de esferas de Eudoxio, Calipo y Aristóteles. Razonó su crítica en el hecho de la existencia de eclipse totales y anulares de Sol: Si los cuerpos se movían en esferas perfectas, debían mantener la misma distancia. Entonces, como era posible que la Luna cambiara de tamaño?

Astrónomo y filósofo alejandrino, notable por su intervención en la reforma del calendario romano, bajo Julio César (45 a. C., año 707 de la fundación de Roma).

De acuerdo con sus cálculos, la revolución solar fue fijada en 365 días y seis horas, cálculo asombrosamente exacto dados los rudimentarios instrumentos de la época, ya que su margen de error fue sólo de 11 minutos y 9 segundos al año, es decir, menos de un segundo por día.

Así nació el llamado Calendario juliano, ya de ciclo solar, con una duración de 365 días y 1/4 (6horas), que cada cuatro años intercalaba un día extra (para ajustar el cómputo) entre el 25 y el 24 de febrero, y por ser el 24 el «sextus kalendas martii» el día extra se llamó «bis sextus», de donde viene el nombre de año bisiesto.

Este calendario fue el oficial durante el Imperio Romano, y la Iglesia lo adoptó para hacer sus cómputos, pero ya advirtió en el Concilio de Nicea (325) que los cálculos de Sosígenes eran erróneos, aunque no tomó ninguna decisión sobre su reforma. De hecho siguió calculando la fecha de la celebración de la principal fiesta del cristianismo, la Pascua de Resurrección (primer domingo después del primer plenilunio tras el equinoccio de primavera, tomando éste como una fecha fija, el 21 de marzo), ateniéndose a él.

 

Claudio Ptolomeo (85-165 dC).

Claudio Ptolomeo, en griego, Κλαύδιος Πτολεμαῖος, Klaudios Ptolemaios; (Tolemaida, Tebaida, c. 100 – Cánope, c. 170). Astrónomo, químico, geógrafo y matemático greco-egipcio, llamado comúnmente en español Ptolomeo (o Tolomeo).

Vivió y trabajó en Egipto (se cree que en la famosa Biblioteca de Alejandría). Fue astrólogo y astrónomo, actividades que en esa época estaban íntimamente ligadas. Resumió todo el conocimiento antiguo de la astronomía en su obra “Mathematike syntaxis” que comprendía 13 tomos. Esta obra ingresó a Europa con el nombre árabe de “Almagesto” (la obra maestra) que dominó el conocimiento astronómico por 13 siglos. Adoptó la concepción aristotélica del Universo. Se preservó, como todos los tratados griegos clásicos de ciencia, en manuscritos árabes (de ahí su nombre) y sólo disponible en la traducción en latín de Gerardo de Cremona en el siglo XII.

Heredero de la concepción del Universo dada por Platón y Aristóteles, su método de trabajo difirió notablemente del de éstos, pues mientras Platón y Aristóteles dan una cosmovisión del Universo, Ptolomeo es un empirista. Su trabajo consistió en estudiar la gran cantidad de datos existentes sobre el movimiento de los planetas con el fin de construir un modelo geométrico que explicase dichas posiciones en el pasado y fuese capaz de predecir sus posiciones futuras.

La ciencia griega tenía dos posibilidades en su intento de explicar la naturaleza: la explicación realista, que consistiría en expresar de forma rigurosa y racional lo que realmente se da en la naturaleza; y la explicación positivista, que radicaría en expresar de forma racional lo aparente, sin preocuparse de la relación entre lo que se ve y lo que en realidad es. Ptolomeo afirma explícitamente que su sistema no pretende descubrir la realidad, siendo sólo un método de cálculo. Es lógico que adoptara un esquema positivista, pues su Teoría geocéntrica se opone flagrantemente a la física aristotélica: por ejemplo, las órbitas de su sistema son excéntricas, en contraposición a las circulares y perfectas de Platón y Aristóteles.

Aunque no perduró ninguna carta de Ptolomeo, en el Renacimiento se reconstruían Mapa Mundi a partir de la Geographia de Ptolomeo. Esta carta es una copia de Johannes de Armsshein, Ulm, en 1482.

Ptolomeo catalogó muchas estrellas, asignándoles un brillo y magnitud, estableció normas para predecir los eclipses.

Su aportación fundamental fue su modelo del Universo: creía que la Tierra estaba inmóvil y ocupaba el centro del Universo, y que el Sol, la Luna, los planetas y las estrellas, giraban a su alrededor. A pesar de ello, mediante el modelo del epiciclo-deferente, cuya invención se atribuye a Apolonio, trató de resolver geométricamente los dos grandes problemas del movimiento planetario:

1.- La retrogradación de los planetas y su aumento de brillo, mientras retrogradan.

2.- La distinta duración de las revoluciones siderales.

Sus teorías astronómicas geocéntricas tuvieron gran éxito, e influyeron en el pensamiento de astrónomos y matemáticos hasta el siglo XVI.

Midió la distancia Tierra-Luna en 29,5 diámetros terrestres (el valor actual es de 30,5).

Aplicó sus estudios de trigonometría a la construcción de astrolabios y relojes de sol. Y también aplicó el estudio de la astronomía al de la astrología, creando los horóscopos. Todas estas teorías y estudios están escritos en su obra Tetrabiblon.

 

ASTRONOMIA EN ROMA

 

El imperio Romano, tanto en sus épocas paganas como cristiana, dio poco o ningún impulso al estudio de las ciencias. Roma era una sociedad práctica que respetaba la técnica pero consideraba la ciencia tan poco útil como la pintura y la poesía.


Los conocimientos astronómicos durante este período son los que ya se conocían en época helena, es decir, algunas teorías geocéntricas (Aristóteles) y la existencia de los planetas visibles a simple vista Venus, Marte, Júpiter y Saturno, con especial mención a nuestro satélite natural, la Luna conocida desde siempre y considerada como un Dios.


No podemos dejar de mencionar al filósofo romano Lucrecio, del siglo I a.C., y su famosa obra De Rerum Natura, en la que encontramos una concepción del Universo muy cercana a la moderna, en algunos sentidos, y extrañamente retrógrada, en otros


Según Lucrecio, la materia estaba constituida de átomos imperecederos. Éstos se encuentran eternamente en movimiento, se unen y se separan constantemente, formando y deshaciendo tierras y soles, en una sucesión sin fin. Nuestro mundo es sólo uno entre un infinito de mundos coexistentes; la Tierra fue creada por la unión casual de innumerables átomos y no está lejano su fin, cuando los átomos que la forman se disgreguen.


Pero Lucrecio no podía aceptar que la Tierra fuera redonda. En realidad, cuando Lucrecio hablaba de un número infinito de mundos se refería a sistemas semejantes al que creía era el nuestro: una tierra plana contenida en una esfera celeste. Pero indudablemente, a pesar de sus desaciertos, la visión cósmica de Lucrecio no deja de ser curiosamente profética.


Se cree que los cristianos fanáticos destruyeron la Biblioteca de Alejandría en donde se concentraba el saber de la humanidad hasta ese momento, la academia de Platón fue cerrada, el Serapetum de Alejandría, centro del saber, fue destruido y fueron asesinados muchos de los sabios que se encontraban en sus campos.


Los estudiosos huyeron de Alejandría y Roma hacia Bizancio y la ciencia tuvo una nueva etapa de desarrollo en el ámbito del Islam.

 

ASTRONOMÍA VISIGODA

 

San Isidoro de Sevilla (560-636) escribió un tratado científico titulado "De rerum natura" (Sobre la naturaleza), a inicios del siglo VII, a petición del rey Sisebuto, que reinó en la Hispania visigoda entre los años 612 y 621.


Este libro, que pronto fue conocido en toda Europa, trataba de sintetizar el conocimiento científico en su tiempo, y abarcaba diversas materias, con un especial hincapié en la divulgación de la astronomía.


El propio rey Sisebuto, en la respuesta a San Isidoro tras recibir el libro, trató de dar una explicación a los eclipses de Luna y de Sol. A partir de entonces, el libro de Isidoro y la carta de Sisebuto fueron conocidos de forma conjunta.


Pese a que hay discusiones, en el caso de Sisebuto, su creencia en una tierra esférica, parece desprenderse de la lectura de su texto, ya que habla de umbra rotae (sombra redonda) y de globus. El proceso de un eclipse en su conjunto (un Sol que al girar ocasiona siempre una forma igual en la sombra que es cortada por la Luna) también implica una tierra en forma de esfera.


Pese a su admiración al sabio hispalense, Sisebuto no siguió al pie de la letra sus teorías, y así su creencia en la luminosidad propia de las estrellas y de los planetas contradice a San Isidoro, que pensaba que éstas no tenían luz propia y que eran iluminadas por el Sol, al igual que lo era la Luna.

 

ASTRONOMÍA ÁRABE

 

Globo celeste en cobre grabado atribuido a Said al Sahli, siglo XI

La astronomía tuvo un papel muy importante los países islámicos durante los siglos IX-XIII, al igual que otras ciencias, especialmente las matemáticas. Este florecimiento de la ciencia árabe fue posible gracias al contacto de varias culturas en los territorios conquistados por el Islam, principalmente la herencia grecolatina del Imperio Bizantino, el saber científico persa y la astronomía hindú. Este conjunto de conocimientos, sumados a la relativa calma y prosperidad de esta zona durante este intervalo de tiempo hicieron posible un renacimiento científico y filosófico, al cual también contribuyó el interés hacia la astronomía de muchos clérigos y líderes musulmanes, deseosos de precisar el calendario lunar o las orientaciones de mezquitas y otros edificios con la Meca.

 

También fue decisivo el interés personal de determinados líderes políticos, entre los que destaca el califa al-Ma'mun (809-833). Este monarca abasí fundó en Bagdad la famosa Casa de la Sabiduría (Bayt al-Hikma), verdadero centro del conocimiento de la época donde trabajaron figuras de la talla de Al-Khwarizmi, el matemático "inventor" del álgebra. Posteriormente en el siglo XI, el califa fatimí al-Hakim fundaría en El Cairo la Casa de la Ciencia (Dar al-'Ilm), otro centro que contribuyó, entre otras cosas, a la difusión de la astronomía ptolomaica.

Gracias a esta labor, hoy en día casi todas las estrellas brillantes tienen nombres árabes, derivados de los nombres griegos que aparecían en el Almagesto de Ptolomeo. Además, debemos a los astrónomos árabes gran multitud de términos astronómicos, como cénit o nadir, y la difusión en Europa del astrolabio, invento que, aunque conocido desde el siglo VI, fue perfeccionado por los árabes, destacando los diseños alcanzados por maestros como Ibn Al-Shatir (siglo XIV).

    El Almagesto (Almajisti en árabe) de Ptolomeo fue la obra cumbre de la astronomía clásica. Los Fenómenos de Arato y el Almagesto fueron traducidos del griego al árabe en numerosas ocasiones durante los siglos IX-XV. El propio Almagesto sería conocido en la Europa medieval precisamente gracias a estas traducciones árabes, una de las más famosas sería realizada en el siglo IX por Hajjaj Ibn Mater (827-28). En el siglo XII Gerardo de Cremona realizó la primera versión  europea moderna del Almagesto basándose en un manuscrito árabe. Habría que esperar hasta el siglo XV para que se publicase en Europa la primera traducción (incompleta) al latín basada directamente en el original griego y al siglo XVI para la primera versión completa.

Los árabes mantendrán viva la llama del saber, durante la nefasta época del oscurantismo europeo. Los estudios astronómicos interesaron tanto a matemáticos, viajeros, hombres de religión y al hombre común ya que su religión y el Corán tienen abundantes referencias al Sol la Luna y las estrellas. Aparecieron observatorios públicos y privados por todas partes. La astrología era considerada como ciencia y los soberanos tenían sus astrólogos personales que guiaban muchas de las decisiones de estado.

Basadas en las observaciones babilónicas, se construyeron las llamadas tablas astronómicas, en las que se encontraban las posiciones y el movimiento de los cuerpos celestes. Estas observaciones, junto con las realizadas por iraníes, hindúes y griegos, llevaron a un nuevo cálculo de los movimientos celestes y a una astronomía matemática muy evolucionada que practicaron Al Biruni y la escuela de Maraga en Persia con Nasir Al Dinturí. Estos nuevos cálculos llevarían posteriormente a una revisión de la astronomía de Ptolomeo.

Los primeros califas de Bagdad pusieron al frente de su Casa de la Sabiduría a un astrónomo: Yaya Belmansum, que concentra a su alrededor a los más destacados científicos de la época, poniendo a su disposición una excelente biblioteca y medios materiales abundantes. Dentro de ellos encontramos a:

- Al Fazarí, constructor de astrolabios.

- Al Farganí, conocido en occidente como Alfargano, cuyo tratado de astronomía fue traducido al latín y utilizado en Europa hasta el s. XVI.

- Al Charizmi, mejor conocido por su tratado de álgebra.

- Abumassar, astrólogo y experto en cometas.

- Tabit Bencurra, el mayor de los geómetras árabes, fue un excelente traductor y comentador de los griegos. Estudió el reloj de sol, determinó la altitud del Sol y la duración del año solar.

- Al Biruli, reformador del calendario y diseñador de engranajes de precisión. Se dedicó también a la proyección cartográfica y en su enciclopedia astronómica formuló la posibilidad lógica del movimiento de la Tierra alrededor del Sol.

- Al Batani quizá el más respetado por los estudiosos europeos. Sus descubrimientos son amplísimos y sus estudios de las anomalías lunares y los eclipses tienen una extraordinaria precisión. Estableció las primeras nociones trigonométricas y concibe la fórmula fundamental de la trigonometría esférica.

Alzarcalí, conocido por los latinos como Azarquiel, era toledano y allí sirvió y trabajó poco antes de que la secular capital de tantos gobiernos cayera en manos del rey cristiano Alfonso VI de Castilla y León. Su pérdida supuso el despertar para los confiados príncipes musulmanes.

 

 Desgraciadamente, todavía hoy persiste la imagen de la astronomía árabe y musulmana de estos siglos como una ciencia de "transición": según esta visión, los árabes se limitaron a traducir y conservar los originales griegos, pero sin aportar gran cosa. Este punto de vista es erróneo y se basa sin duda en la visión eurocéntrica según la cual, puesto que la Edad Media fue una época "oscura" en lo relativo al conocimiento en Europa, también lo fue en todo el mundo. A esto debemos sumar la indiferencia, cuando no desprecio, con la que los científicos del Renacimiento contemplaban las obras de origen islámico. Dicho esto, es cierto que tampoco se debe pensar que los árabes y persas desarrollaron ampliamente la astronomía en todas sus facetas, ya que, por ejemplo, no se puede decir que la astronomía observacional fuese uno de sus fuertes, pese al esfuerzo de figuras como Al-Sufi o Al-Tusi, pues no existe ningún registro de la supernova de 1054, que sí fue estudiada por los chinos, más preocupados por las repercusiones astrológicas de cualquier cambio repentino en los cielos. Sin embargo, a los astrónomos musulmanes debemos las primeras correcciones del Almagesto, pues se dieron cuenta de que no se trataba de una obra perfecta, sino que era, como cualquier otra creación científica, susceptible de ser mejorada. Para demostrarlo, ahí están los trabajos de Ibn Qurra, Al-Tusi y Al-Sufi, o la obra de Jabir ibn Aflah (s. XIII), con un  título tan explícito como era Corrección del Almagesto (Ishlah al-Majisti), sin olvidar el trabajo de Ibn Haytham con sus Dudas sobre Ptolomeo (Al-shkuk'ala Batlamyus).

    Donde destacaron especialmente los astrónomos árabes fue en el refinamiento de los métodos matemáticos para el cálculo de efemérides, aplicando por primera vez la trigonometría y otras técnicas matemáticas desarrolladas por ellos, como es el caso de Abu al Wafa (s. X) con su Compendio, donde introdujo cálculos mejorados de efemérides usando trigonometría esférica.

 

Copia del Libro de las Estrellas Fijas de Al-Sufí

 

    Este renacimiento científico declinaría a partir del siglo XIII debido a la destrucción del califato abasí por los Mongoles, y posteriormente, por la llegada de los pueblos turcos a Oriente Medio. Además hay que tener en cuenta la mayor intransigencia hacia las fuentes clásicas por parte de muchos líderes políticos y religiosos musulmanes, quienes veían en la astronomía y otras ciencias la huella de culturas ajenas al Islam. En Occidente, en la Península Ibérica, la Reconquista y las luchas internas entre los diferentes reinos musulmanes tras la desaparición del califato Omeya, frenarían las investigaciones de los sabios de Al-Ándalus, aunque la Península sería la durante toda la Edad Media la principal ruta de transmisión de los conocimientos astronómicos árabes hacia el resto de Europa.

Toledo fue la más importante puerta de entrada de la cultura árabe en Europa. Pasó a la custodia cristiana tras su conquista por Alfonso VI con todos sus focos culturales intactos: eruditos, artistas y bibliotecas. Era también Toledo emporio de la erudición judía. Sin los hebreos, que se sentían en casa con ambos mundos: islámico y cristianos, no hubiera podido desempeñar su papel de mediador cultural. Ellos traducirían del árabe al romance y luego el estudioso cristiano vertía su traducción al latín.

Pronto las posibilidades de Toledo atraen a eruditos de todos los países cristiano-romanos en busca de desconocidos tesoros de sabiduría.

- Gerardo de Cremona, que llegó en busca del Almagesto de Ptolomeo y tradujo hasta 70 obras científicas.

- Roberto de Chester, introductor de la matemática de Al Charizmi.

- Miguel Escoto y German el Dálmata, incubadores del racionalismo europeo comentando a Averroes y Alpetragio.

Todo este gran movimiento de traducciones fue promovido y protegido por el rey Alfonso X el Sabio, que persigue la meta de hacer de su corte un centro de las ciencias y las artes similar al de los príncipes árabes. Presta fundamental atención a las ciencias cosmológicas, pero también se ocupa del ajedrez, la historia, la religión y manda que se traduzca al castellano, no al latín, buscando cultivar al pueblo llano.

En el campo concreto de la astronomía, sus tablas alfonsinas perviven en Europa hasta el s. XVII.

Se ha dicho que la ciencia árabe fue mera imitación de la del Imperio Bizantino o del mundo clásico. Se ha dicho también que la ciencia árabe-española fue imitación de la ciencia árabe-oriental. Hoy se puede demostrar que no es cierto en absoluto.

Astrolabio andalusí de Toledo (1067)

Las aportaciones astronómicas árabes llegan con claridad hasta fines del s. XV. Fueron cinco siglos en los que el islam creó y transmitió ciencia a los deprimidos estados europeos medievales. Sus astrolabios, cuadrantes, dióptricos y brújulas están en los estantes de nuestros museos. Pero lo que es aún más importante, es que los principales astrónomos y matemáticos que inauguran la nueva época de las ciencias: Copérnico, Tycho Brahe, Kepler, Galileo y Newton bebieron en las fuentes de Alfarganí, Alzarcalí, y Albatani.

 

Podemos destacar la labor de varias figuras clave en el desarrollo de la astronomía árabe, aunque no todas gozarían de la misma popularidad en Occidente:

AL-FARGHANI

     Proveniente de Asia Central, Ahmad Al-Farghani (siglo IX) se dirigió a Bagdad bajo los auspicios de la corte ilustrada del califa abasí al-Ma'mun, donde publicó diversas obras, entre las que destaca Al-Mudkhil-ila-ilm-hayat-al-aflak, o Compendio de Astronomía, también conocido como Jawami o Elementos. Esta obra fue traducida al latín en Toledo por Juan de Sevilla (Johannes Hispalensis) en el siglo XII y, posteriormente pero en la misma ciudad, por Gerardo de Cremona. Esta versión latina inspiraría a Dante en su famosa obra, la Divina Comedia.

IBN QURRA

    Thabit ibn Qurra abu' l'Hasan ibn Marwan al-Sabi al'Harrani (826-901) realizó importantísimas aportaciones a la astronomía, entre las que destacan sus traducciones de obras griegas que se habrían perdido sin su esfuerzo. Consumado observador, midió la duración del año sidereo en 365 días, 6 horas, 9 minutos y 12 segundos (con un error de sólo dos segundos), por lo que pudo calcular con exactitud el valor de la precesión de los equinoccios, alcanzando un valor muchísimo más exacto que el obtenido por Ptolomeo. Sin embargo, no se atrevió a pensar que el maestro podía estar equivocado, así que propuso la Teoría de la Trepidación, por la cual sugería un valor no constante para la precesión. Esta teoría gozaría de gran popularidad hasta el Renacimiento, cuando las precisas observaciones de astrónomos como Tycho Brahe confirmarían la constancia de este fenómeno.

AL-BATTANI

    Otra figura importante fue Al-Battani (conocido en Europa como Albatagenius, 958-929, aprox.) cuyo nombre completo era Abu Abdallah Mohammad ibn Jabir Al-Battani. Nacido en Siria, fue educado dentro de las creencias sabinas propias de esta región. Los Sabinos daban especial importancia al estudio de los astros, como reliquia de los tiempos pre-islámicos, cuando eran adoradores de las estrellas. Al-Battani realizó numerosas observaciones astronómicas desde Siria, especialmente desde Antioquía y ar-Raqqah, como resultado de las cuales pudo publicar su obra más famosa, el Kitab al-Zij (Libro de las Tablas, también conocido como al-Zij al-Sabi, Tablas Sabinas), en el que catalogó 489 estrellas con gran precisión usando por primera vez métodos trigonométricos, además de precisar la duración de un año solar, la inclinación de la eclíptica y la existencia de eclipses solares anulares. Al-Battani estuvo en contacto no sólo con las obras clásicas griegas y las Tablas Pahlavi persas, sino también con los más recientes avances matemáticos árabes, en especial con la obra de su compatriota y gran matemático sirio Ibn Qurra (826-901), quien además había traducido el Almagesto al árabe. Aunque Al-Battani se basó en el Almagesto, fue más allá y mejoró muchos de las observaciones. El Kitab al-Zij fue publicado en Europa en el siglo XII con el nombre De Motu Stellarum, siendo primero editado en la Península Ibérica.

AL-SUFI

    La siguiente gran figura de la astronomía islámica fue el gran Abd ar-Rahman As-Sufi, o simplemente Al-Sufi (903-986). De origen persa (nació en Teherán), realizó la mayor parte de su trabajo en Bagdad, la ciudad más prestigiosa y erudita de la época. Fruto de este esfuerzo fue su obra principal, El Libro de las Estrellas Fijas (Kitab Suwar al-Kawakib ath-Thabita),  en el que amplió el Almagesto de Ptolomeo catalogando 1018 estrellas (la mismas del Almagesto). Describió también en detalle las 48 constelaciones ptolomeicas y sus nombres, con representaciones gráficas incluidas, gracias a lo cual, las constelaciones clásicas serían ampliamente conocidas en Europa durante la Edad Media. El Libro de las Estrellas Fijas no es sólo un catálogo de posiciones estrellas: Al-Sufí también discute sobre la magnitud y el color de cada astro, así como de sus posibles variaciones. También delimita las constelaciones y, dato muy importante, no tiene pudor en corregir a Ptolomeo cuando comprueba que sus observaciones son más precisas que las del sabio griego, algo impensable en la Europa Medieval de la época.

       

La Osa Mayor en una versión del Libro de las Estrellas Fijas

 

    Aunque Al-Sufi no corrigió ninguna posición estelar ptolomaica, sí lo hizo con respecto a las magnitudes y el color. Es ésta además la primera obra donde se menciona a la Galaxia de Andrómeda (M31), visible a simple vista, pero que no había sido nunca descrita anteriormente. Además, Al-Sufi introduce en esta obra la costumbre de denominar a cada estrella brillante mediante una letra (árabe), costumbre que sería imitada en Europa a partir de los siglos XV-XVI con la obra de Bayer.

AL-ZARQALI

    Al-Zarqali, también conocido como Arzachel o Azarquiel (1029-1087) fue un destacado astrónomo de Toledo, en Al-Ándalus. Fue un distinguido fabricante de astrolabios, creando una versión simplificada para la navegación denominada azafea que fue muy popular hasta el siglo XVI. Además, gracias a sus observaciones se pudo determinar la precesión del apogeo solar (el punto más cercano de la Tierra al Sol) respecto a las estrellas. Fue el autor de las Tablas Toledanas, traducidas por Gerardo de Cremona y que fueron muy populares en la Europa medieval, ya que incluían datos astronómicos de Al-Battani, Ptolomeo y del matemático Al-Khwarizmi.

 

AL-TUSI

  

    Nasir al-Din al-Tusi (1201-1274) estudió la obra de Ptolomeo y la refinó matemáticamente, de tal forma que pudo eliminar el deferente de las órbitas ptolomaicas, haciendo posible la introducción de un movimiento uniforme respecto al centro (el llamado par de Al-Tusi), algo preferido desde el punto de vista filosófico por los sabios de la época. Aunque su trabajo no tuvo mucha aceptación posterior, indicaba que la obra de Ptolomeo no sólo podía ser corregida en su vertiente observacional, sino que también la parte teórica era susceptible de ser mejorada con tratamientos matemáticos más refinados.

    Envuelto en las turbulencias políticas de la época a raíz de las invasiones mongolas, Al-Tusi jugó un papel clave en la fundación del observatorio de Maraga (en el actual Azerbaiyán), capital del nuevo reino del mongol Hulegu. Para esta fundación parece ser que los persas recibieron la ayuda de astrónomos chinos. En este observatorio y usando un cuadrante de cuatro metros, Al-Tusi resumió las observaciones de 12 años seguidos en las Zij-i ilkhani, o Tablas Ilkhanicas. Además de sus observaciones, Al-Tusi abordó el problema de mejorar los modelos matemáticos de Ptolomeo, en lo que se ha considerado el análisis más brillante hasta la aparición de la obra de Copérnico. Sus conclusiones fueron publicadas en al-Tadhkira fi'ilm al-hay'a (Memoria de Astronomía), en la que introduce el ya mencionado par que lleva su nombre. En 1247 aparecería Tahrir al-Majisti (Comentario del Almagesto) en el que hace uso extensivo de la trigonometría para el análisis de las órbitas.

AL SHATIR

    Ibn Al-Shatir (1305-1375) sería famoso por alcanzar la cumbre en el diseño de astrolabios, diseños que gozarían de enorme popularidad en Europa. Mejoró los modelos matemáticos de Al-Tusi para las órbitas Ptolomaicas, influyendo en la obra de Copérnico, pues éste último icluyó varios de sus resultados en sus obras.

ULUGBEK

        La última figura clave de la astronomía musulmana hay que encontrarla en Asia Central. Muhammed Targay Ulugh Bek, o Ulugbek (1393-1449) vivió en Samarcanda, capital del kanato fundado por el gran conquistador mongol Tamerlán (o Timur Lank), del cual era nieto. El príncipe Ulugbek ordenó la construcción de un gran observatorio que sólo sería superado por el Uraniborg de Tycho Brahe. Como resultado de estas observaciones publicó Zij-i Djadid Sultani, catálogo que contiene la posición de 992 estrellas (con un error de 2-5 segundos de arco) y que se convertiría en el primer catálogo estelar que superó al Almagesto, además de calcular con mayor precisión la duración del año y la inclinación de la eclíptica, entre otros datos.

 

El cuadrante del observatorio de Ulugbek en Samarcanda

 

    Aunque mejoró las observaciones de Ptolomeo, desgraciadamente su influencia estuvo limitada por la lejanía con respecto a los sabios europeos que continuarían su labor, por lo que no fue ampliamente conocido en Europa hasta después de que Tycho Brahe publicase sus observaciones, convirtiendo por tanto al catálogo de Ulugbek en una obra obsoleta. Tras el asesinato del príncipe Ulugbek en 1449, la actividad de este observatorio desapareció, y con él, se puede decir que finaliza la etapa investigación astronómica avanzada en los países islámicos. A partir de entonces, el relevo lo tomaría la Europa renacentista.

 

        Es importante destacar también las figuras de Nur-ud-Din Abu Ishaq al-Bitruji (Alpetragius), astrónomo de Al-Ándalus que se caracterizó por su crítica al sistema ptolemaico de esferas, o el ya mencionado Jabir Ibn Aflah, quien creó en el siglo XII el primer observatorio astronómico moderno en la Giralda de Sevilla y fue autor de Islah Almajisti (Crítica del Almagesto). Posteriormente, en el siglo XIII, el rey de Castilla Alfonso X el Sabio mandó recopilar en las Tablas Alfonsinas gran parte de todo este conocimiento astronómico árabe. Estas tablas gozarían de gran difusión por toda la Europa cristiana.

 

Constelaciones árabes

El Almagesto de Ptolomeo, la obra astronómica cumbre de la antigüedad clásica fue asimilado por el mundo musulmán en la Edad Media. Gracias a la labor de los astrónomos y filósofos del Islam pudo este conocimiento ser transmitido a la Europa cristiana, razón por la cual casi todas las estrellas del Almagesto tienen nombre árabe en la actualidad. Menos conocido es el nombre árabe original de las constelaciones ptolomeicas, que listamos a continuación, según El Libro de las Estrellas Fijas (Kitab suwar al-kawakib ath-thabita), de  'Abd ar-Rahman Al-Sufi (903-986), astrónomo y filósofo persa que adaptó el Almagesto.

 

Nombre Constelación

Nombre en árabe

Traducción

Constelación

ad-dubb al-asghar

الدب الاصغر

Oso Pequeño

Osa Menor

ad-dubb al-akbar

الدب الاكبر

Oso Grande

Osa Mayor

at-tinnin

التنين

Dragón / Serpiente

Draco

qiqaush / al-multahib

الملتهب

Cefeo / el que quema

Cefeo

al-'awwa' / as-sayyahan-naqar / haris ash-shamal

العوّاء

el que aúlla / el que grita / el guardián del norte

Bootes, el Boyero

al-iklil ash-shamali / al-fakka

الاكليل الشمالي

la corona del norte

Corona Borealis

al-jathi / ar-raqis

الخاثي

el arrodillado / el bailarín

Hércules

al-qitar / al-iwazz / as-sanj / as-sulahfa

القيثارة

Lira / la oca / la tortuga

Lira

at-ta'ir / ad-dajaja

الدجاجة

el ave / la gallina

Cisne

dhat al-kursi

ذات الكرسي

la que lleva melena

Casiopea

Barshaush / hamil ra's al-ghul

حامل راس الغول

Perseo / el que lleva la cabeza del Diablo

Perseo

mumsik al-'inna

ممسك الاعنة

el que lleva las riendas

Auriga

al-huwwa / al-hayya

الحواء

el encantador de serpientes / serpiente

Ofiuco

hayyat al-huwwa

الحية

la serpiente del serpentario

Serpens

as-sahm

السهم

la flecha

Sagitta

al-'uqab / an-nasr at-ta'ir

العقا ب

el águila / el ave victoriosa

Águila

ad-dulfin

الدلفين

Delfín

Delfín

qit'at al-faras

قطعة الفرس

el pecho del caballo

Pegaso

al-faras al a'zlam

الفرس الاعظم

el gran caballo

Pegaso

Andrumida / al-mar'at allati lam tara bal 'an / al-musalsala

المسلسلة

Andrómeda / la mujer que no ve al marido / la encadenada

Andrómeda

al-muthallath

المثلث

el triángulo

Triángulo

al-hamal

الحمل

el carnero

Aries

ath-thaur

الثور

el toro

Tauro

at-taw'amani

التوامان

los gemelos

Géminis

as-saratan

السرطا ن

el cangrejo

Cáncer

al-asad

الاسد

el león

Leo

as-sunbula / al-'adhra

العذراء

la doncella

Virgo

al-mizan

الميزان

la balanza

Libra

al-'aqrab

العقرب

el escorpión

Escorpio

ar-rami / al-qaus

الرامي

el arquero

Sagitario

al-jadyu

الجدي

la cabra jovén

Capricornio

ad-dalw / sakib al-ma'

الدلو

el cubo de agua

Acuario

al-hut / samakatani

الحوت

el pez, la ballena

Piscis

al-Qitus

القيطس

Cetus

Cetus

al-jabbar / aj-jauza'

الخبار

el gigante / el tirano

Orión

an-nahr

النهر

el río

Eridano

al-arnab

الارنب

el conejo

Lepus

al-kalb al-akbar

الكلب الاكبر

el perro grande

Can Mayor

al-kalb al-asghar

الكلب الاصغر

el perro pequeño

Can Menor

as-safina

السفينة

el barco

Argo Navis (Puppis, Vela y Carina)

ash-shuja'

الشخاع

la serpiente de agua

Hidra

al-batiya

الباطية

la copa

Cráter

al-ghurab

الغراب

el cuervo

Corvus

Qintaurus

قنطورس

Centauro

Centauro

as-sabu'

السبع

la bestia

Lupus

al-mijmara

المخمرة

el censor

Ara

al-iklil aj-janubi

الاكليل الجنوبي

corona del sur

Corona Australis

al hut aj-janubiyya

الحوت الجنوبيغ

el pez (la ballena) del sur

Piscis Austtrinus

 

 

 

ASTRONOMIA EN LA EDAD MEDIA

 

Durante la Edad Media la astronomía no fue ajena al estancamiento que sufrieron las ciencias y artes. Durante este largo periodo predominó el legado Ptolemaico de sistema geocentrista apoyado por la iglesia debido esencialmente a que este era acorde con las escrituras en las cuales la Tierra y el hombre son los centros de la creación divina.

En el siglo XV se renovó el interés en el estudio de los cielos gracias, en parte, a la escuela de traductores de Toledo, creada por el rey Alfonso el Sabio (siglo XIII) quienes empiezan a traducir antiguos textos astronómicos.

El astrónomo árabe Azarquiel, máxima figura de la escuela astronómica de Toledo del siglo XI, fue el responsable de las Tablas toledanas, que influyeron notablemente en Europa.


En 1085, año de la conquista de la ciudad de Toledo por el rey Alfonso VI, se inició un movimiento de traducción del árabe al latín, que despertó el interés por la astronomía (entre otras ciencias) en toda Europa.


En la Escuela de traductores de Toledo se tradujeron las Tablas toledanas y el Almagesto de Tolomeo y, en 1272, se elaboraron las Tablas alfonsíes bajo el patrocinio de Alfonso X el Sabio; estas tablas sustituyeron a las de Azarquiel en los centros científicos europeos.

 


Junto a la obra histórica y jurídica, Alfonso X fomentó la traducción de libros astronómicos y astrológicos, en especial de procedencia árabe y judía, traducidos por lo general al latín y de esta lengua al castellano. Entre éstos pueden citarse los Libros del saber de astronomía. La crítica ha aceptado que su labor se redujo, en la mayoría de las ocasiones, a la de organizador, director e inspirador del trabajo.

 


Los trabajos de investigación y traducción de esta admirable escuela permitieron que obras fundamentales de la antigua cultura griega fueran rescatadas del olvido y transmitidas a la Europa medieval a través de España. A partir de estas versiones, y gracias a las mismas, España transmitió a Europa todos aquellos saberes que cubrían campos como la geografía, la astronomía, la cartografía, la filosofía, la teología, la medicina, la aritmética, la astrología o la botánica, entre otros. Esta escuela fue el origen y la base del renacer científico y filosófico de las famosas escuelas de Chartres y, más tarde, de la Sorbona.

  

 

 Personajes como Regiomontanus (Johannes Müller 1436 - 1476), comenzaron a realizar observaciones astronómicas y a discutir las teorías establecidas,  al punto que Nicolás de Cusa (1401 - 1464), en 1464 planteó que la Tierra no se encontraba en reposo y que el universo no podía concebirse como finito, comenzando de alguna manera a resquebrajarse el sistema imperante hasta ese momento. Durante este desafortunado periodo oscurantista fueron los árabes quienes continuaron los estudios astronómicos aportando trabajos importantes y que tendrían posterior repercusión en la astronomía occidental. Estos conocimientos llegan a Europa Central con las invasiones turcas de Europa Oriental a lo largo del siglo XV.

 

Johann Müller Regiomontano (Nace el 6 de junio en Königsberg in Bayern (Franconia), 1436 - † 6 de julio en Roma, 1476) fue un prolífico astrónomo y matemático alemán. Su nombre real es Johann Müller Königsberg y el apodo regiomontano proviene de la traducción latina del nombre de la ciudad alemana donde nació: Königsberg (Montaña real o Montaña Regia). No obstante Regiomontano empleó en su vida numerosos nombres, por ejemplo en su inscripción en la Universidad aparece como Johannes Molitoris de Künigsperg en el que emplea Molitoris como versión latinizada de 'Müller'. Existen otras variantes que incluyen Johannes Germanus (Juan el Alemán), Johannes Francus (Juan de Franconia), Johann von Künigsperg (Juan de Königsberg), y finalmente con acento francés Joannes de Monte Regio.

Portada del Epitome de Almagesto, de Regiomontano

 

La obra escrita de Regiomontano se puede englobar en tratados de matemática, centrados en lo que hoy se denomina trigonometría (Se considera un fundador de esta parte de la matemática) y tratados sobre astronomía. Por otra parte describe, e inventa varios instrumentos útiles para la observación y la medida del tiempo (relojes Solares), todo este apartado lo divulga en una especie de panfletos impresos que fueron muy leídos durante su época.

En el terreno de la astronomía también publicó el trabajo "Epitome in Almagestum" (publicado tras su muerte en 1498). Se trata de un libro en el que expone el sistema de Ptolomeo.

Astrolabio de Regiomontano

 

Nicolás de Cusa (Cusa, Tréveris, 1401 - †Todi, Umbría, 11 de agosto de 1464). Su nombre era Nicolaus Krebs o Chrypffs, pero fue conocido por Nicolás de Cusa por la ciudad en que nació, Kues. Hijo del naviero Johan Cryfts y de Catherina Roemer. Teólogo y filósofo, es considerado el padre de la filosofía alemana y, como personaje clave en la transición del pensamiento medieval al del Renacimiento, uno de los primeros filósofos de la modernidad.

Se plantea una imagen del mundo que es imagen de Dios. Si Dios es lo unitario y lo infinito a la vez, el mundo también es infinito. Este es el paso radical a la física moderna: si el Universo es infinito, no tiene fin, se extrae pues que no existe centro del Universo, por lo que la Tierra no es el centro del Universo, por lo que tampoco existe un punto de referencia, todo es relativo y no hay un lugar de privilegio en el Universo. Tampoco hay quietud, sino que todo está en movimiento, incluido el Sol. Que no nos percatemos del movimiento no significa que no exista.

 

 

Algunas fechas importantes:

1066 Primera evidencia escrita (en Occidente) sobre el registro del paso del cometa Halley en la catedral de Viterbo.

1175 Gerardo de Crémona (1114-1187) traduce El Almagesto y lo introduce en Europa.

1200 Muratori observa, durante un eclipse total de Sol, la corona solar y la describe como un disco que rodea al Sol. 

1250 Alberto Magno (1206-1280) y Tomás de Aquino (1225-1274) incorporan la filosofía aristotélica a la teología católica.

1252 Renacimiento astronómico en el siglo XIII. Publicación de las "Tablas Alfonsinas" por el rey Alfonso X de Castilla (1223-1284), llamado el sabio. Para ello reunió a más de 50 astrónomos árabes, hebreos y cristianos.

1258 Hulagu Khan, nieto de Gengis Khan, funda el observatorio de Maragha, Azerbaidyan. Su director, Nasir Ed-din, reunió una biblioteca con unos 400.000 volúmenes y trajo astrónomos de China y España.  

1303 Giotto pinta en la capilla de Scrovegni, al cometa Halley en su obra "Adoración de los magos".

1330 Willian de Ockham (1295-1349) Se opone al principio aristotélico y promulga su principio “es cosa vana hacer con más, lo que se puede hacer con menos”.

1394 Observatorio de Ulug Bek (1394-1449), en Samarcanda (hoy Uzbekistán). Existió hasta 1449.

 

 

 

RELOJ ASTRONÓMICO DE PRAGA

Reloj Astronómico de Praga (en checo Staroměstský orloj), es un reloj astronómico medieval localizado en Praga, la capital de la República Checa. El Reloj se encuentra en la pared sur del ayuntamiento de la Ciudad Vieja de Praga, siendo una popular atracción turística.

DESCRIPCIÓN

Reloj y Calendario del Ayuntamiento de Praga

Los tres principales componentes del Reloj son:

·  El cuadrante astronómico, que además de indicar las 24 horas de día, representa las posiciones del sol y de la luna en el cielo, además de otros detalles astronómicos

·  Las figuras animadas que incluyen "El paseo de los Apóstoles", un mecanismo de relojería que muestra, cuando el reloj da las horas, las figuras de los Doce Apóstoles.

·  El calendario circular con medallones que representan los meses del año.

1.     Cuadrante astronómico

El cuadrante astronómico tiene forma de astrolabio, instrumento usado en la astronomía medieval y en la navegación hasta la invención del sextante. Tiene pintado sobre ella representaciones de la Tierra y del cielo, así como de los elementos que lo rodean, especialmente por cuatro componentes principales: el anillo zodiacal, el anillo de rotación, el icono que representa al sol y el icono que representa a la luna.

El fondo representa a la Tierra y la visión local del cielo. El círculo azul del centro representa nuestro planeta y el azul más oscuro la visión del cielo desde el horizonte. Las áreas rojas y negras indican las partes del cielo que se encuentran sobre el horizonte. Durante el día el sol se sitúa en la zona azul del fondo, mientras que por la noche pasa a situarse en la zona oscura. Desde que amanece hasta que anochece, la mecánica del sol hace que esté siempre posicionado sobre la zona roja. A la izquierda del reloj (el Este), encontramos la aurora y el amanecer; mientras en el oeste encontramos el ocaso y el crepúsculo.

Cuadrante astronómico

Los números dorados del círculo azul representan las 24 horas del día (el formato estándar), marcando la hora civil de Praga. Pero encontramos también la división de 12 horas, que se definen por el tiempo entre el amanecer y el anochecer y que varía según la duración del día dependiendo de la estación del año.

En el interior del círculo negro, se encuentra otro círculo con los signos del zodiaco, indicando la localización del sol en la eclíptica. Los signos son mostrados en orden inverso al sentido del reloj. En la fotografía que acompaña a este artículo, el sol se encuentra en la constelación de Aries y moviéndose hacia la de Tauro.

La disposición del círculo zodiacal corresponde al uso de la proyección estereográfica del plano eclíptico que usa el Polo Norte como base de la proyección. Esta disposición es común en cualquier reloj astrológico de este periodo. La pequeña estrella dorada muestra la posición del equinoccio de verano; de esta forma los números romanos también podrían servir para medir el tiempo sideral.

En el borde exterior del reloj, el número Schwabacher dorado se encuentra sobre el fondo negro. Estos números indican las horas en la antigua Bohemia, que empieza con el 1 del amanecer. Los anillos se van moviendo durante el año y coinciden con el tiempo solar.

El sol dorado se mueve alrededor del círculo zodiacal, describiendo una elipse. El sol se junta con el brazo que tiene la mano dorada, y juntos nos muestran el tiempo de tres formas diferentes:

1.   La posición de la mano de oro sobre los números romanos indican la hora local de Praga.

2.   La posición del sol sobre las líneas doradas indican las horas en formato de horas desiguales.

3.   La posición de la mano dorada sobre el anillo exterior indican las horas después del amanecer según el antiguo horario checo.

Además, la distancia entre el Sol y el centro de la esfera muestra el tiempo entre el anochecer y el amanecer.

El movimiento de la luna en la elipse se parece al del sol, aunque es mucho más rápido. La esfera lunar (una esfera plateada) muestra las fases de la luna.

El movimiento de las diferentes partes mecánicas de la esfera astronómica es demasiado lento como para apreciarlo en tiempo real, pero para comprenderlo podemos usar el modelo computacional del reloj:

 

2.     Figuras animadas

  

Las cuatro figuras que flanquean el reloj son cuatro alegorías. De izquierda a derecha son:

·  La Vanidad representada por un hombre que sostiene un espejo.

·  La Avaricia representada por un comerciante judío con su bolsa.

·  La Muerte representada por un esqueleto matando el tiempo.

·  La Lujuria representada por un príncipe turco con su mandolina.

Cada hora entre las 9 de la mañana y las nueve de la noche las figuras se ponen en movimiento. El vanidoso se mira en el espejo, el avariento mueve su bolsa, el esqueleto blande su guadaña y tira de una cuerda, el lujurioso mueve la cabeza para mostrar que acecha siempre. Las dos ventanas se abren y empieza "El Paseo de los apóstoles". Los doce apóstoles desfilan lentamente de una ventana a la otra precedidos por San Pedro.

Ventana izquierda: Aparece San Pablo manteniendo y una espada y un libro, le sigue Santo Tomás con un arpón, San Judas Tadeo con un libro en su mano izquierda, San Simón mostrando una sierra pues es el patrón de los leñadores, San Bartolomé con un libro y San Bernabé con un papiro.

Ventana derecha: San Pedro con una llave, pues guarda las llaves del cielo. Le siguen San Mateo con un hacha pues es el patrón de constructores, carpinteros y herreros, San Juan, San Andrés con una cruz y Santiago.

 Cuando las ventanas se cierran un gallo añadido en 1882 aletea y canta, después suenan las campanas en formato de 24 horas.

3.     Calendario

  

  

El calendario fue añadido al reloj en 1870. Los doce medallones representan los doce meses del año. Son obra del pintor checo Josef Mánes. Las cuatro esculturas laterales son de izquierda a derecha:

·  Un filósofo

·  Un ángel.

·  Un astrónomo

·  Un cronista.

LEYENDA

Según la leyenda escrita por Alois Jirásek el mecanismo del reloj astronómico fue construido por el maestro Hanuš (cuyo verdadero nombre era Jan Růže) y por su ayudante Jakub Čech en 1490. Los ediles cegaron al maestro Hanus para que no pudiera construirse una copia del reloj. Čech vengó a su maestro introduciendo una mano en el mecanismo, atascándolo e inutilizándolo, a costa de quedar a su vez manco.

HISTORIA

La parte más antigua del Reloj es el mecanismo del cuadrante astronómico que data de 1410, cuando fue construido por el relojero Nicolás de Kadan y por Jan Šindel profesor de matemáticas y astronomía de la Universidad Carolina de Praga.

Sucesivamente, alrededor de 1490, fueron añadidos el calendario y las esculturas góticas que decoran la fachada. El Reloj se paró varias veces a partir del 1552, y tuvo que ser reparado tantas veces como fallos tuvo. la reparación de 1552 fue realizada por Jan Táborský, quien escribió un informe en el cual menciona al maestro relojero Hanuš como diseñador del reloj, cuestión que se demostró ser falsa en el siglo XX.

En el siglo XVII se añadieron las estatuas móviles de los laterales del cuadrante astronómico. Las estatuas en madera de los apóstoles fueron añadidas durante la reparación de 1865-1866.


El Reloj sufrió fuertes daños los días 7 y 8 de mayo de 1945, horas antes de la capitulación alemana en Praga, que fue forzada por el avance del Ejército Rojo. Los soldados alemanes dirigieron sus ataques de vehículos blindados y de antiaéreos a la Vieja Ciudad de Praga en un esfuerzo por silenciar la iniciativa provocadora de la radio por parte de la resistencia checa iniciada el 5 de mayo. El ayuntamiento y los edificios cercanos fueron incendiados junto a las esculturas de madera del Reloj y la esfera del calendario de Josef Mánes. Se reparó la maquinaria, y los Apóstoles de madera fueron restaurados por Vojtěch Sucharda un famoso constructor de marionetas. El reloj volvió a funcionar a partir de 1948. El actual relojero Otakar Zámecník realizó una reparación general en 1994.

El Reloj de Praga es uno de los numerosos relojes astronómicos que se construyeron en los siglos XIV y XV. Otros relojes astronómicos fueron construidos en Norwich, San Albano, Wells, Lund, Estrasburgo, y Padua.

 

 

 

 

     

    Actualizado el 25/11/2009          Eres el visitante número                ¡En serio! Eres el número         

ip-location