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LENGUAS Y ESCRITURAS PRE-ROMANAS
Las lenguas pre-romanas de la Península Ibérica pueden clasificarse en dos grupos de acuerdo con sus relaciones culturales externas: 1) las lenguas de las colonizaciones históricamente documentadas: fenicio, púnico y griego; y 2) las lenguas "nativas".
A su vez, estas lenguas nativas pueden clasificarse en tres grupos según sus relaciones genéticas de familia : 1) Indo-Europeo: el celtibérico, una lengua celta; y el lusitano, una lengua escasamente atestiguada considerada celta por algunos investigadores, pero que conserva la /p/ del indoeuropeo y, por lo tanto, probablemente no celta; 2) Íbero, una lengua (¿o lenguas?) claramente distinguible e identificable con facilidad, pero muy mal conocida, probablemente relacionada con el vasco y el aquitano; 3) lenguas no clasificadas: entre éstas la única suficientemente atestiguada como para permitir su identificación es la que suele llamarse tartesia (presuponiendo una no demostrada relación con la cultura tartesia, pese a que no se documenta en los yacimientos tartesios), pero más correctamente llamada sudlusitana. Muy probablemente el tartesio no es ni una lengua íbera ni indoeuropea. Pese a que es habitual que se especule con su pertenencia a la familia celta o a la anatolia, pero en un artículo en Complutum (13/2002) he presentado argumentos contundentes en contra.
Naturalmente, las inscripciones antiguas son el medio más seguro para conocer las lenguas antiguas, pero no todas las lenguas antiguas se escribieron. Por fortuna existen otros datos disponibles, aunque de alcance muy limitado. El principal es la toponimia. En ocasiones el testimonio de la toponimia concuerda con el de las inscripciones (así los nombres de ciudad en '-briga' coinciden con el celtibérico y el de las ciudades en 'iltir'" e 'iltur' con el ibérico), pero la zona de los nombres de ciudad en 'ippo' / 'oba', aunque 'a grosso modo' coincidente con el área cultural tartesia, no está claro que se relacione con la lengua de las inscripciones sudlusitanas.
A su vez, los sistemas de escritura pueden clasificarse en dos grupos: nativos y foráneos. Los nativos son los sistemas íberos, de los cuales existían tres variantes principales claramente derivadas de un mismo sistema originario (probablemente de la escritura sudlusitana o de una muy similar), que fue creado a partir de la escritura fenicia hacia el 800 a.C. Los sistemas nativos son el sudlusitano, el íbero meridional y el íbero levantino. Los foráneos son el fenicio/púnico, el griego y el latino. La escritura griega fue usada también para escribir lengua íbera, así como la latina para el lusitano, ocasionalmente para el celtíbero y, excepcionalmente, para el íbero. Íbera levantino: inscripciones en escritura semisilábica íbera y lengua íbera, casi siempre escrito de izquierda a derecha. Documentada entre el s. IV a.C. y el I a.C. Antes de la segunda guerra púnica su uso se limita a la zona costera desde el sur de Francia (desde el río Orb: Béziers/ Narbonne) hasta el norte de la provincia de Valencia a la altura de Sagunto. Posteriormente su uso se extiende hacia el sur hasta Murcia e incluso hasta Granada (pese a que esto apenas está documentado, la ceca de Granada debe de estar escrita en levantino) y hacia el interior, especialmente por el valle del Ebro con testimonios decrecientes que llegan hasta Aragón e incluso Navarra.
Principales valores de los signos de la escritura íbera levantina
Principales signos de la escritura íbera meridional
greco-ibérica : un sistema levemente adaptado del alfabeto griego jonio usado para la lengua íbera. Escrito de izquierda a derecha. Las pocas inscripciones conocidas provienen de las provincias de Alicante y Murcia (la supuesta inscripción sobre lámina de plomo de Sagunto es dudosa como greco-ibérica y tal vez una falsificación). De acuerdo con la paleografía griega debe de haber sido creada antes del 400 a.C., está bien documentada en el siglo IV y parece haber desaparecido en algún momento del s. III a.C.
sudlusitana (también llamada tartesia): es la escritura hallada en unas 70 inscripciones (casi todas estelas) la mayor parte de las cuales proviene del sur de Portugal (Algarve y Bajo-Alemtejo), pero unas pocas también del sudoeste de España (Extremadura, Andalucía occidental). Suelen repetir una serie de unas pocas palabras [ (te-ero) bare nar'ken-], que probablemente tienen un sentido funerario. Su cronología es difícil de establecer, pero parece haber estado en uso durante los siglos VI y V a:C., tal vez incluso antes, pero probablemente desapareciendo (al menos su uso sobre estelas) poco después.
Principales signos de la escritura sudlusitana celtibérica: uso de variantes levemente modificadas de la escritura íbera levantina para escribir lengua celtibérica (una lengua celta indoeuropea). Se usó desde el s. II a.C. principalmente en las cuencas altas de los ríos Ebro y Tajo (desde Palencia a Zaragoza-Teruel).
lusitano: lengua indoeuropea occidental atestiguada en cuatro inscripciones de la cuenca media del Tajo, en escritura latina. Algunos investigadores defienden su celticidad pese al hecho de que conserva la /p/ indoeuropea.
libio-fenice: equívoco nombre tradicional dado a la escritura neo-púnica que se encuentra en unas pocas monedas cuyas cecas estuvieron en la cuenca baja del Guadalquivir. Siglos II-I a.C. inscripciones sobre cerámica de la cultura orientalizante del sudoeste de España: un grupo heterogéneo de inscripciones muy breves muy difíciles de calsificar. Algunas de ellas son probablemente paleohispánicas (sudlusitanas, "tartesias" o meridionales), pero muchas pueden ser simplemente fenicias. Siglos VIII-V a.C.
Fragmentos de una lámina de plomo de Ullastret C.2.3. Periodo paleográfico: PALEO-IBÉRICO 1. Datable en 350-275 aC, probablemente ca. 300 aC.
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Actualizado el 25/11/2009 Eres el visitante número ¡En serio! Eres el número |