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HISTORIA DE LA CALIGRAFÍA EN ESPAÑA Tomado de “Arte de la escritura y de la caligrafía : teoría y práctica” deRufino Blanco y SánchezII. Primer Periodo b. Segunda Epoca: Escrituras fenicia,
III. Segundo Periodo a. Primera Epoca: S.II al S.VIII b. Segunda Epoca: S.VIII al S.XII
IV. Tercer Periodo a. Primera Epoca: S.XII al S.XV
a. Primera Epoca: S. XVI y S.XVII b. Segunda Epoca: S.XVIII y S. XIX
I. -Divisiones generales1. Concepto de historia de la Escritura. -2. Sus períodos y épocas principales.
1. El arte de escribir, como otras tantas manifestaciones de la actividad del hombre, tuvo su origen en el tiempo y experimentó progresos y decadencias hasta llegar al estado actual: es, por tanto, el arte de escribir, capaz de ser estudiado históricamente. Estudia la Historia los hechos memorables que han influido en el destino humano, y en este concepto, la Historia de la Escritura tiene por objeto la exposición de los hechos memorables relacionados con dicha arte, o sea el estudio del desenvolvimiento del arte de escribir en la vida de la humanidad. Materia abundante y de mucho interés sería el estudio de la Escritura en todas las civilizaciones antiguas y modernas; pero limitado este libro al estudio de la Escritura en España, no se ha de hacer aquí otra cosa que presentar los hechos más culminantes ocurridos en nuestra patria con relación al arte de escribir, aparte de algunas indicaciones, a guisa de antecedentes, sobre el origen de la Escritura. 2. Para mayor facilidad en la exposición de los ligeros apuntes dedicados aquí a tema de tal interés, se considera dividida la Historia de la Escritura de España en cuatro períodos. Comienza el primero en los tiempos primitivos, en fecha aún no determinada, y concluye con la dominación romana, dos siglos antes de la venida de Jesucristo. El segundo período da principio con la invasión romana, en el siglo II, antes de Jesucristo, y termina en el siglo XII, con la generalización de la letra francesa en nuestra península. El tercer período comienza en el siglo XII con la generalización de la letra francesa en España, y termina con la invención de la letra bastarda española, por Juan de Icíar, en el siglo XVI. El cuarto período comienza en el siglo XVI con la invención de la letra bastarda española, y termina en nuestros días. Cada período se subdivide en dos épocas: La primera época del primer período comprende desde los tiempos primitivos hasta la introducción de la escritura alfabética en España, y la segunda, desde este notable suceso histórico hasta la dominación romana, siglo II antes de Jesucristo, o sea hasta la terminación del período. La primera época del segundo período comprende desde la dominación romana, en el siglo II antes de Jesucristo, hasta la invasión de los árabes en el siglo VIII, y la segunda desde el siglo VIII hasta la terminación del período, esto es, hasta el siglo XII. La primera época del tercer período abarca desde el siglo XII al siglo XVI, en el cual se verifica la invención de la imprenta; y la segunda, desde el siglo XV hasta la invención de la letra bastarda española, por Juan de Icíar, en el siglo XVI. La primera época del cuarto período comprende desde la invención de la letra bastarda española, en el siglo XVI, hasta el florecimiento de la Caligrafía en España, en el siglo XVIII; y la segunda, desde el florecimiento de la Caligrafía en España, en el siglo XVIII, hasta nuestros días. El último período de la Historia de la Escritura en España constituye propiamente la Historia de la Caligrafía española. El siguiente cuadro sinóptico resume la indicada división:
II. -Primer períodoa. - Primera época. 1. Carácter de este período y de sus épocas. -2. Origen de la escritura. -3. El Arte de escribir en España hasta la introducción de la escritura alfabética. -4. Primeras materias usadas para escribir en esta primera época.
1. Este período se caracteriza por la aparición de la escritura: de la ideográfica, en la primera época, y de la alfabética en la segunda. La primera época se distingue por el uso de la escritura ideográfica, y la segunda por la variedad y falta de fijeza de las escrituras alfabéticas. 2. Mucho, y no todo bueno, se ha escrito sobre el origen de la Escritura. La cuestión más importante relativa a este punto es la invención de la escritura alfabética, pues la invención de las escrituras ideográficas no corresponde a un solo pueblo y menos a un solo individuo. La sencillez de todo sistema de escritura ideográfica y la necesidad de perpetuar la expresión del pensamiento, son razones bastantes para poder afirmar que la escritura ideográfica pudo ser inventada en varios pueblos, simultánea o sucesivamente, aunque entre ellos no hubiese comunicación alguna. Análogo fenómeno pudo ocurrir con la escritura alfabética; pero el número de relaciones que supone todo sistema de esta clase de escritura, permite creer que su invención es debida a un pueblo más culto que los demás pueblos, a una nación que, resumiendo la civilización de una época histórica, tuvo elementos para producir el maravilloso invento de la escritura alfabética. No es posible, en el estado actual de los estudios históricos, determinar el inventor de tal escritura; sólo es posible conocer en este punto el pueblo en cuya historia se han encontrado vestigios de haber usado antes que otros la escritura alfabética. No cabe dudar que los mitos o fábulas de la antigüedad, cuando se logra descubrir su significación y percibir totalmente el valor de su alegoría, son indicios de no poco interés para la Historia; pero hasta la fecha nadie ha resuelto la significación histórica de la Mitología de la Escritura, por lo cual se prescinde aquí de leyendas y tradiciones de la antigüedad, relativas al origen de dicha Arte, para admitir solamente los datos de algún valor histórico. La escritura ideográfica es antediluviana, pues Josefo, notable historiador del pueblo judío, asegura que la escritura por símbolos y figuras de animales estaba en uso antes del diluvio, y al hablar de las columnas de Seth, dice: «Erigieron dos columnas, una de ladrillo (contra el fuego) y otra de piedra (contra el agua), en las que grabaron los conocimientos (de Astronomía) que habían adquirido». Entre griegos y romanos era fama, y sigue siendo entre nosotros, que el pueblo fenicio fue el primero que usó la escritura alfabética. Lucano en su Pharsalia dice: «Los fenicios fueron los primeros, si se ha de creer a la fama, que se atrevieron a señalar (o significar) con figuras toscas la voz de modo que fuese permanente». No hay, sin embargo, documento histórico que pruebe la afirmación del célebre poeta cordobés. César Cantú, hablando de esta materia, aunque no afirma qué pueblo usó primeramente la escritura alfabética, opina que «quizá los fenicios no hicieron otra cosa que facilitar la escritura con el uso del papyrus; y los últimos fragmentos de escrituras fenicias, que se conservan en las bibliotecas de la Propaganda, de Turín y del Vaticano, no son datos suficientes todavía para resolver la cuestión a favor de los fenicios. Lo que no ofrece duda es que los hebreos usaron la escritura alfabética antes de Moisés, pues el Señor mandó al gran legislador de su pueblo que «hiciese grabar, según arte de lapidario, los nombres de los hijos de Israel» sobre las dos ágatas o piedras oniquinas, que debían sujetar las vestiduras del Sumo Sacerdote Aarón, y el mismo Moisés dijo al Dios de Israel: «O perdónales esta culpa (la de idolatría), o si no lo haces, bórrame de tu libro que has escrito». Job, que era idumeo y contemporáneo de Isaac, y por esto, anterior a Moisés, dijo: «¿Quién me diera que mis palabras fuesen escritas? ¿Quién me diera que se imprimiesen en un libro con punzón de hierro o en plancha de plomo, o que con cincel se grabasen en pedernal?». Estas citas bíblicas prueban con evidencia que la escritura alfabética era ya conocida por los hebreos en el siglo XV, antes de Jesucristo, y que lo fue también por los idumeos en el siglo de Job (XIX antes de Jesucristo). De manera que si los hebreos no inventaron la escritura alfabética, la usaron poco tiempo después que los fenicios, hechos que se explican perfectamente por la proximidad de ambos pueblos y por la comunidad de raza y de idioma. Ahora bien, siendo creencia de los doctos que el alefato o abecedario hebreo procede del egipcio, es indudable que este pueblo usó la escritura alfabética antes de la fecha arriba citada, y por esto es posible afirmar que los pueblos que primeramente usaron la escritura alfabética fueron el fenicio, el idumeo, el egipcio y el hebreo. También es creencia racional que si los fenicios no inventaron la escritura alfabética, la dieron a conocer, con sus frecuentes viajes comerciales, en muchos puntos de Asia y del litoral Mediterráneo. 3. En España, como en otros países, debieron de usarse primeramente en tiempos de iberos y celtas las clases de escritura ideográficas, llamadas figurada, simbólica y jeroglífica, aunque de aquéllas tan remotas épocas no se hayan encontrado testimonios que confirmen esta creencia racional. 4. Las primeras materias usadas para escribir fueron substancias naturales de superficie lisa, capaces de ser rayadas; y así es de creer que los primeros hombres escribieron en algunas piedras blandas, en las pieles sin adobar, en las hojas y tallos de algunas plantas y en otras substancias semejantes; pero más tarde la industria transformó estas primeras materias en objetos más útiles para escribir, y se usaron el barro cocido, las planchas metálicas (de hierro, plomo, bronce, etc.), y las piedras talladas y pulimentadas, heridas por un punzón a guisa de josco cincel. b. - Segunda época. 1. Introducción de la escritura alfabética en España. -2. Escrituras fenicia, griega y cartaginesa. -3. Materias e instrumentos usados para escribir en esta época.
1. No hay razón alguna para afirmar que los iberos y los celtas usaran escrituras alfabéticas. En cambio, es razonable admitir que la escritura alfabética de los fenicios fue la primera de esta clase conocida en España. 2. En efecto, al fundar los fenicios sus colonias al Este y Sur de la Península, trajeron aquí la civilización de su país; y como estos hechos ocurrieron hacia el siglo XV antes de Jesucristo, esto es, cuando la escritura alfabética era ya conocida por los pueblos inmediatos al fenicio, es de suponer que los fenicios trajeron a España la escritura alfabética, pues no se comprende que pudieran prescindir, ni había para qué, de este poderoso elemento de cultura en sus relaciones con los españoles. Las colonias griegas que se establecieron en el litoral del Mediterráneo desde el siglo X al VI antes de Jesucristo, fueron seguramente causa de que la escritura alfabética de los griegos, por análogas razones a las indicadas para los fenicios, se conociese y usase en España. De manera que las primeras escrituras alfabéticas conocidas en nuestra Península debieron ser la de fenicios y griegos. Esta razonable opinión ha sido confirmada con los estudios hechos respecto a las letras desconocidas, o de Lastanosa, encontradas en algunas monedas antiquísimas y citadas por D. Luis Velázquez; pues dichas letras, según la autorizada opinión de un eminente paleógrafo contemporáneo, son derivadas del antiguo alfabeto fenicio y del griego arcaico. Estas letras fueron conocidas al Sur de España y se generalizaron por la Península durante la segunda guerra púnica. Por último, los cartagineses, desde el siglo VII al III antes de Jesucristo, dieron a conocer en España su escritura, que era la misma fenicia, de trazos más delgados, con tendencias a la cursiva. 3. En esta segunda época de la Historia de la Escritura, si no precisamente en España, en otros países se usaron para escribir el papyrus, las tablillas enceradas y las telas de varias clases. En Memphis, ciudad de Egipto, al decir de Lucano, se hizo primeramente uso del papyrus, para escribir. El papyrus es una planta parecida a una juncia gigantesca, pues su tallo mide, por lo común, tres o cuatro metros de altura, y termina con un gran número de filamentos verdes en forma de penacho. Se produce en varios países, pero crece notablemente a orillas del Nilo. El tronco de esta planta se forma de diez o doce películas muy finas, que son casi del todo blancas en la parte que está debajo del agua. Separada la corteza de la planta y las películas más finas, se prensaban, alisaban y pegaban éstas de dos en dos, con las fibras cruzadas y quedaban las hojas dispuestas para escribir. Los griegos llamaron biblos (libro) al papyrus y también al conjunto de hojas escritas de esta substancia. No es posible señalar una fecha exacta a la invención del papyrus como objeto útil para la escritura, pero sí puede afirmarse que era de uso común en tiempo de Moisés (siglo XV antes de Jesucristo). Las tablillas enceradas eran planchitas de madera o marfil, pintadas de color vivo y cubiertas con una capa de cera. Se escribía sobre ellas con un instrumento llamado stylus, especie de varilla corta, de hierro o hueso, con un extremo afilado en punta y otro aplanado. Con el punzón se hería la cera y quedaba al descubierto el color de que estaba pintada la tablilla. Si había alguna equivocación, se deshacía extendiendo con el extremo plano del estilo la huella producida por el punzón. Estos útiles para escribir fueron muy conocidos en Roma. También se escribió durante esta época en lienzos que, arrollados a un cilindro de madera, formaban los libri lintei, o libros de lienzo usados por los romanos. Las primeras escrituras alfabéticas se produjeron, como las ideográficas, por medio de un pincel; más tarde, en fecha no determinada, pero sí dentro de este segundo período, se sustituyó el pincel por la caña cortada ad hoc, y de esta manera escribieron los egipcios sobre el papyrus. También escribían sobre esta substancia con un junco mojado en tinta. El uso de la tinta es necesariamente tan antiguo, por lo menos, como el del papyrus, pues sobre esta substancia escribieron con tinta los egipcios y todos los pueblos civilizados de la antigüedad. La tinta negra ha sido en todos los tiempos la más usual; pero los antiguos conocieron y usaron también las tintas de color. Por último, conviene advertir que los antiguos escribían de pie sobre la mano izquierda, o sobre las rodillas estando sentados. La mesa para escribir no se usó hasta el final del segundo período de la escritura.
III. -Segundo Períodoa. - Primera época. 1. Carácter de este período y de sus épocas. -2. La escritura en España desde el siglo II antes de J. C. hasta la invasión de los árabes en el siglo VIII. -3. La escritura entre los romanos: notas tirionianas y siglas. -4. La escritura entre los godos: letra moesogótica o ulfilana. -5. Escrituras nacionales: letra gótico-hispánica o monacal. -6. Materias usadas para escribir y formas de los escritos en esta época.
1. El segundo período de la Historia de la Escritura se caracteriza por la influencia de la letra romana en todas las escrituras. La primera época se distingue porque adquieren fijeza las escrituras alfabéticas, y por la lucha entre la escritura romana y la de los godos. La segunda época se distingue por la lucha entre la letra gótico-hispánica, que fue la escritura nacional de España y la letra francesa. 2. La lucha entre la República romana y la de Cartago, decidida a favor de Roma, hizo a esta nación dueña de la Península Ibérica, y más tarde de casi todo el mundo conocido. Por esta causa Roma llevó su civilización a todas partes, y por esto en tiempo de Augusto, cuando Roma era la señora del mundo, su escritura se extendió prontamente por Europa y hasta por algunos territorios asiáticos. En España se usó ya la Escritura romana, algo parecida a la actual de imprenta, en el siglo II antes de Jesucristo, y fue tal la influencia de esta clase de escritura, que ella dio carácter a todas las letras usadas en nuestra Península hasta el siglo XI. 3. Aunque la escritura romana se modificó algo en España al mezclarse con las que ya había, a los pocos años se escribía en nuestro país con las cuatro formas que se escribía en Roma, a saber: capital, uncial, minúscula y cursiva. La escritura capital, que era muy antigua entre los romanos, se usaba para títulos y epígrafes y también para códices y documentos varios. En la escritura capital dominaba la línea recta; en la uncial, por el contrario, había muchos trazos curvos y tenía algunas letras cuya forma era diferente de la forma de las capitales. La letra uncial se usó mucho para la escritura de códices. La letra minúscula, usada también por los romanos, era una derivación de la uncial, y la cursiva era la minúscula enlazada. En el siglo de Augusto se inventaron las notas tironianas, especie de taquigrafía que se aplicaba a escribir lo que el causídico decía en el foro. Tirón, liberto del gran orador romano Marco Tulio Cicerón, protegido por Mecenas, fue el inventor de estas notas, a las cuales dio nombre. El escritor de notas se llamó notario. Este sistema de escritura era tan expuesto a inexactitudes, que Justiniano lo prohibió más tarde en todo acto jurídico. También escribieron los romanos abreviadamente por medio de siclas, siglas174 o iniciales de las letras. Ejemplo: Q. T. D. F. B. Lo cual quiere decir: Qui timet Deum, faciet bona. Esta manera de escribir, usada solamente al principio para nombres propios muy conocidos, se aplicó más tarde a la escritura de toda clase de palabras, pero no pudo prevalecer, porque era de imposible interpretación, aun para la misma persona que la ejecutaba. 4. El inventor de la letra moesogótica o ulfilana fue un obispo arriano llamado Ulfilas, oriundo de Capadocia, región del Asia menor. Ulfilas fue hecho prisionero por los godos cuando éstos invadieron dicha comarca en el año 366. Más tarde le elevaron a la dignidad episcopal, y fue embajador de los godos cerca del emperador Valente, para que éste les cediese un territorio donde pudiesen vivir libres de los ataques de los hunnos. Cedioles Valente la Moesia, y en esta región se establecieron con su obispo Ulfilas. Después de estos sucesos inventó Ulfilas su letra, y con ella escribió, en el idioma de los godos, la Santa Biblia. Las letras ulfilanas fueron veinticinco: de ellas diez y ocho son del alfabeto griego, y las siete restantes, del latino. Los godos que vinieron a España usaron principalmente la escritura ulfilana para los libros eclesiásticos; pero esto fue causa de que la escritura moesogótica desapareciese casi totalmente en el año 589, cuando Recaredo, después de haber abjurado del arrianismo, ordenó que se destruyesen todos los libros arrianos. 5. La escritura romana fue aceptada por los diferentes pueblos que se designan bajo la denominación común de bárbaros del Norte; pero cada pueblo la modificó según su gusto y las necesidades fonéticas de su idioma. De esto resultaron no pocas variedades de escritura, que tomaron en cada país denominaciones diferentes, y que se conocen con el nombre común de escrituras nacionales. En España se produjo también este fenómeno. Desterrada la escritura de Ulfilas y modificada la letra romana por el gusto de los godos que la aceptaron, se formó la letra gótico-hispánica antigua, que fue la escritura nacional de nuestro país, usada más de cuatro siglos. Esta letra se llamó también monacal, porque fue escrita principalmente por los monjes. En aquella época las comunidades religiosas, especialmente las de benedictino, se dedicaron con afán a los estudios literarios y cultivaron con mucho fruto el Arte de escribir. La letra gótico-hispánica o monacal, como la romana, se escribió con las formas capital, inicial, minúscula y cursiva. 6. En esta época de la. Historia de la Escritura siguieron usándose las mismas materias para escribir que en épocas anteriores; pero el gran consumo que en la antigüedad se hizo del papyrus elevó tanto el precio de este producto, que fue necesario usar otras substancias para producir los signos escritos: a tal necesidad débese principalmente la invención del pergamino. Esta substancia se fabrica de pieles de animales (especialmente de cabra y carnero), adobadas convenientemente para que sobre ellas se pueda escribir. Las pieles se pelan, desengrasan y curten, no sólo para hacerlas flexibles, sino también para evitar su corrupción. Este producto de la industria fue muy bien preparado en Pérgamo, en el siglo II de la Era cristiana; pero es de notar que desde muchos años antes ya se usaba el pergamino como objeto útil para escribir, pues Herodoto y Diodoro de Sicilia hablan de pieles de carnero, oveja y vaca usadas para este fin. Escasearon también los pergaminos, y en algunos países se acudió al procedimiento de raspar los escritos antiguos para escribir nuevamente sobre la piel raspada: los pergaminos dos veces así escritos se llaman palimpsestos. El pergamino siguió usándose de tal manera, que ya en el siglo VII apenas se usaba el papyrus para escribir, y el uso del pergamino fue único durante casi toda la Edad Media. En esta época se usaron ya para escribir las plumas de ave, según afirma Montfaucon. Otros útiles necesarios para la escritura, como la regla, el compás, el cortaplumas, el raspador, la salvadera, etc., fueron también conocidos en esta época, y de ello son testimonio las pinturas encontradas en Herculano. Por último, varios autores afirman que durante esta época se usaron las escrituras con tinta de oro y plata. b. - Segunda época. 1. La escritura en España desde el siglo VIII al XII. -2. Origen y cualidades de la letra francesa. -3. Su Introducción en España. -4. Materias usadas para escribir y formas de los escritos en dicha época.
1. Destruida la monarquía visigoda, y hecho dueño de casi toda la Península el pueblo árabe, estuvo a punto de que desapareciese totalmente la antigua cultura española. Dedicados únicamente los hombres de entonces a la obra épica y grandiosa de la Reconquista, decayeron las ciencias y las artes, y hubiesen desaparecido, o poco menos, si las comunidades religiosas no hubieran conservado cuidadosamente el rico tesoro en sus conventos, hasta que pudieran participar de él todos cuantos lo necesitasen. Salvaron, pues, los monjes de la Edad Media nuestra civilización, con la de toda la humanidad, de una catástrofe espantosa, salvando al mismo tiempo, como es consiguiente, el ARTE DE LA ESCRITURA. Los monjes, por tanto, y muy pocas personas más, siguieron escribiendo en esta época la letra gótico-hispánica antigua, con no pocas modificaciones, aconsejadas por la experiencia, hasta que se transformó en el hermoso carácter llamado toledano. Además de esta clase de letra, sé usó en la misma época una letra cursiva diplomática, dotada de no pocas condiciones estéticas. La letra visigoda de esta época, lo mismo que la romana, se escribía también con las cuatro variedades de capital, uncial, minúscula y cursiva. Estas fueron las escrituras usadas en la España cristiana desde el siglo VIII al siglo XI inclusive. En los dominios árabes se usaba, como es natural, la escritura de este pueblo. Además, desde fines del siglo IX se usaba la letra francesa en Cataluña, región peninsular en la cual combinaban los franceses desde la citada fecha. 2. La letra francesa, que tanta influencia había de tener en las escrituras de todos los siglos posteriores, tuvo su origen en Francia, como su nombre indica. La escritura nacional de este país fue la merovingia o francogala; esto es, la misma escritura romana modificada por los pueblos bárbaros que ocuparon las Galias. Esta letra, mejorada en tiempo de Carlo Magno, y parecida después de su reforma a la romana uncial y minúscula, se conoce con el nombre de escritura carlovingia, la cual no excluyó el uso de la merovingia o francogala hasta el siglo X, si bien era ya muy común en el siglo IX. La letra carlovingia, modificada nuevamente bajo la dinastía de los Capetos, y ya conocida en Cataluña, fue introducida en el resto de España y en otros países a fines del siglo XI. Este es el origen de la letra que se llamó francesa. Dicha letra era principalmente rectilínea; sus trazos más importantes eran dos: uno muy grueso y un perfil; era vertical o derecha, de forma regular, constante en sus proporciones y falta de nexos o enlaces. En los escritos de dicha letra francesa se hallan muchas abreviaturas. 3. Las materias usadas para escribir en esta época son las de la época anterior en España, aunque a fines del siglo XI fuese ya conocido en otros países el papel de algodón. Tampoco variaron en esta época las formas de los escritos.
IV. -Tercer períodoa. - Primera época. 1. Carácter de este período y de sus épocas. -2. La escritura en España desde el siglo XII al siglo XV. Generalización de la letra francesa en España y causas principales de este hecho. -3. Introducción del papel en España.
1. Así como el segundo período de la Historia de la Escritura en España se caracteriza por el predominio de la letra romana en todas las demás letras, el tercero se distingue por la influencia clara y decisiva de la letra francesa en todas las escrituras. Dentro de este período cada época tiene un carácter diferente del carácter de las demás. La primera se caracteriza por la generalización de la letra francesa, y la segunda por su corrupción y por el maravilloso descubrimiento de la imprenta. 2. La escritura francesa, introducida en España a fines del siglo XI, influyó antes de generalizarse en la letra gótica, dando lugar a una forma de transición llamada semigótica; pero en el siglo XII se generalizó de tal modo, que ya en el XIII llegó a ser de uso único. Varias causas contribuyeron a la propagación de la letra francesa. El empeño de la conquista de Toledo, proyectado por Alfonso VI, llegó a noticia de toda la cristiandad y atrajo a España no pocos aventureros y principales caballeros franceses, que tomaron parte en el famoso hecho de armas, siendo esto causa de que la letra francesa fuese conocida en España. El matrimonio del rey Alfonso VI con doña Constanza de Borgoña, de nación francesa, y el de don Raimundo y D. Enrique, parientes de doña Constanza, con dos españolas de sangre real, fueron causa bastante para que la letra francesa fuese conocida y propagada entre los cortesanos, próceres y magnates de aquel tiempo. Reconquistada la ciudad de Toledo, ocupó la sede metropolitana el arzobispo D. Bernardo, monje de Cluny y francés de nación, el cual contribuyó indudablemente a que se introdujese en España la letra de su país. Por último, la letra francesa, sin ser bella, era la menos defectuosa de aquel tiempo, y esta circunstancia favoreció su propagación. Esta letra se adulteró algún tanto en el siglo XII con el uso de abreviaturas superpuestas; pero siguió deformándose poco a poco, hasta convertirse en una letra feísima y de imposible interpretación. En el siglo XIII se modificó la forma de algunas letras de la escritura francesa, siendo además ornamentadas con trazos caprichosos y no siempre bellos. A este siglo pertenece la letra de privilegios, que era la misma letra francesa algo esquinada, y la de albalaes algo más pequeña que la de privilegios y no tan proporcionada. La letra de privilegios carecía de enlaces, pero la de albalaes no. La primera tenía el tipo de magistral, la segunda el de cursiva. En el siglo XIV ambos tipos se corrompieron, convirtiéndose la de privilegios en una forma muy semejante a la redonda o de juros usada en el siglo XV, y la de albalaes en la letra llamada cortesana, que tenía enlaces y ligazón, pero era apretada, menuda y confusa. 3. Durante esta época, en el siglo XIII se introdujo en España el uso del papel, ya conocido en el Japón y en la China desde el principio de la Era Cristiana. En Játiva, población del reino de Valencia, existió la primera fábrica española de papel, según afirman varios autores. En el mismo siglo comenzó a hacerse uso del lápiz. b. - Segunda época. 1. La escritura en España durante el siglo XV. -2. Invención de la imprenta: su influencia en el Arte de escribir y particularmente en la Caligrafía. -3. Causas de la corrupción de la letra francesa en esta época y en los principios de la siguiente.
1. La letra de privilegios del siglo XI sufre perniciosas modificaciones hasta convertirse a principios del siglo XV en la letra redonda o de juros; la letra cortesana se corrompe también y da origen a fines del mismo siglo XV a la letra procesal o procesada, «que no la entenderá Satanás». Además de estas letras se usó en el siglo XV, antes de la invención de la imprenta, la letra alemana, semejante a la francesa primitiva y algo parecida a la gótica moderna; pero el uso de esta letra no se generalizó en España. Por último, en este siglo se usó además en España la letra bastarda itálica, imitada de breves pontificios y de otros documentos italianos. Esta letra se llamó bastarda, porque degenerando el tipo primitivo romano, vino a convertirse en dicha letra itálica. 2. A mediados del siglo XV, en el año 1450, un noble de Maguncia, Henne (Juan) Gensfleischzum Guttenberg, asombró al mundo con el descubrimiento de la imprenta, uno de los acontecimientos que más han influido en la cultura de la humanidad. «Es una maravilla casi increíble, dice Sebastián Meunster en su Cosmografía universal, que en un solo día un solo operario produzca tanto como podría producir, en dos años el escribiente más expedito. Dios, ordenador de todas las cosas, que no abandona nunca las de este mundo, fue quien hizo donativo a los mortales de esta invención indispensable en el momento en que perecían las letras y la historia». El obispo de Alesia, Juan Andrés, testificando del interés con que la Iglesia acogió el maravilloso invento de Guttenberg, dice en elocuente dedicatoria dirigida al Santo Padre Paulo II: «En el número de beneficios de que conviene en vuestro reinado alabar a Dios, se halla el que permite a los más pobres comprar libros a poco precio. ¿No es infinitamente glorioso para Vuestra Santidad que los volúmenes que en otro tiempo costaban, por lo, menos, 100 escudos de oro, puedan adquirirse en el día, bien impresos y correctos, por 20 escudos, y que los que en otro tiempo hubieran costado 20, no valgan más que cuatro y aun menos? Tal es el arte ingenioso de nuestros impresores, que no podría igualarse a él invención alguna antigua o moderna. Por este divino arte es como vuestro pontificado, por otra parte tan glorioso, no perecerá jamás en la memoria de los hombres mientras viva el amor a las letras».
¡Grande fue, en verdad, el invento de la escritura; pero no fue menos grande el de esta manera prodigiosa de multiplicar un escrito! El descubrimiento de la imprenta, de cuya influencia en la civilización humana no se ha de tratar aquí, ha sido causa de que los fines de la Escritura se realicen en modo y número de una manera que nunca se pudo imaginar. La invención de la imprenta, en este sentido, es el hecho más importante de la Historia de la Escritura. No es posible afirmar otro tanto con respecto a la Caligrafía, pues como el invento de Guttenberg abarató extraordinariamente la producción de los escritos, disminuyó notablemente el número de calígrafos y sufrió el ejercicio de la profesión crisis gravísima, que se manifestó por una gran decadencia de la bella Escritura. 3. La corrupción de la letra francesa y aun de toda la letra manuscrita, en este siglo y en los dos siguientes, no obedeció solamente a la invención de la imprenta. Venía ya iniciada esta lamentable decadencia desde el siglo XIII, y la causa de ella no podía ser entonces el descubrimiento de la imprenta, no realizado todavía. En efecto, contribuyeron a la corrupción de la letra francesa el mismo carácter de esta letra, refractaria al ligado y trabazón, y el renacimiento de los estudios que al divulgar el conocimiento de la Escritura, le hizo perder algo de su escasa belleza. Además, la secularización del cargo de notario, ejercido antes por miembros de las comunidades religiosas, dio al ejercicio de la Caligrafía un aspecto industrial y mercantil de que antes careció, y que perjudicó notablemente a las condiciones estéticas de la Escritura.
V. -Cuarto períodoa. - Primera época. 1. Carácter de este período y de sus épocas. -2. La escritura en España durante este período. -3. Origen de la letra bastarda española: Juan de Icíar, calígrafo del siglo XVI. -4. Calígrafos del siglo XVII.
1. Este período se caracteriza por hacerse caligráfica la Escritura, esto es, por convertirse la Escritura en una bella arte. La primera época se distingue por la invención de la letra española, y la segunda por el florecimiento caligráfico de España, no superado en ningún otro tiempo, ni en ningún otro país. 2. La corrupción de la letra fue cada día mayor, sobre todo en la letra procesada, que fue la de más uso en el siglo XVI, y llegó a tal extremo, que la reina Isabel la Católica creyó necesario intervenir con su autoridad para remediar el mal. Al efecto, dictó una carta de arancel de escribanos de concejo, fechada en Alcalá a 3 de marzo de 1503, ordenando que cada plana de las escrituras tuviese treinta y cinco renglones con quince letras en cada renglón. En 7 de junio del mismo año se hizo extensiva esta soberana disposición a los escribanos del reino, fijando en diez maravedís el precio de «cada hoja de pliego entero, escrita fielmente de buena letra cortesana y apretada e no procesada, de manera que las planas, no dejando grandes márgenes, e que en cada plana a lo menos treinta e cinco renglones e quinze partes en cada renglon». Pero estos preceptos dieron escasos resultados, de lo cual son testimonio vivo los documentos de la época y las censuras dirigidas a la mala letra usual por Luis Vives en sus Diálogos, por Santa Teresa en sus Cartas y por Cervantes en el Quijote. Aunque parezca increíble, la letra procesada se transformó durante el siglo XVII en otra letra peor, llamada encadenada, que afortunadamente desapareció a fines del citado siglo. Siguieron usándose en el mismo siglo la letra cortesana y la itálica para los documentos esmerados, siendo más frecuente en Aragón que en Castilla el uso de la bastarda italiana o itálica por las continuas relaciones políticas que por entonces sostuvo aquel reino con el de Italia. El gusto español fue educándose lentamente en la escritura bastarda italiana, causa que facilitó extraordinariamente la invención y propagación de la letra bastarda española que hoy usamos. La imprenta, que fue concausa de un lamentable retroceso caligráfico, fue origen también de un renacimiento en la bella Escritura, cuya influencia se nota aún a través de cuatro siglos y seguirá notándose durante alguno más. Italia, cuna de tantas artes, lo fue también de la Caligrafía moderna. Un impresor veneciano, célebre en la Historia de las Artes gráficas, Aldo Pío Manuzio, no hallando muchas cualidades estéticas en los tipos de Guttenberg, dibujó y fundió para su imprenta otros tipos más bellos, que, imitados luego a mano por hábiles calígrafos italianos, dieron origen a la letra aldina187, raíz y principio de la letra bastarda española que hoy usamos. En efecto, los gallardos tipos de Aldo fueron imitados y modificados con belleza por el célebre Luis Henricis, llamado el Vicentino, al cual siguieron Juan Antonio Tagliente, veneciano, y Juan Bautista Palatino, ciudadano de Roma. Véase la adjunta muestra de Palatino, en la cual puede apreciarse la semejanza de su letra, que es la aldina, con la de Juan de Icíar, que ocupa la página 257.
Las obras más notables de estos calígrafos italianos son: Vicentino (Ludovico). - Il modo et regola di scribere littera corsiva, over cancellaresca nuovamente. In Roma, 1522. -Tesauro degli Scritori. Scrittore. In Roma, 1523 Reimpresa en Venecia Aristóteles (Nicolás), llamado el Zoppino 1533. Tagliente (Juan Antonio). -La rara arte di scrivere diverse sorti di lettere. Stampata in Venecia por Giovan Antonio è Fratelli Nicolini da sabio 1539. -La vera arte de lo excelente scribiere de diverse varie sorti di lettere, lo quali si fano por Geometrica ragione. E con la presente opera ognuno le potrá imparare in pochi giorni per lo amaestramento, gragione & essempli come qui seguente vedrai. Venecia, 1532. Palatino (M. Giovan Battista). Compendio del gran volume de l'arte del bone et leggiadramente scrivere tutte le sorti di letrere et caratteri. Con le lor Regole, misure & Essempi. Cittadino Romans. Da lui medesimo cavato & ristretto con ogui possibile brevitá nel pressente Trattato. Venecia 1578. Palatino (M. Giovan, Battista). -Libro nel qual s'insegna a scrivere ogni sorte di lettere antica et moderna di qualunque natione, con le sue regole et essempi. Cittadino Romano, Roma, 1561. -Libro di Giovan Battista Palatino Nel qual s'insegna á Scrivere ognisorte lettera Antica, et Moderna, di qualcumque natione, con lo sue regole, et misure, et essempi: et con vn breve, et vtil discorio de la cifre: Roma, 1548. La obra de estos célebres calígrafos fue continuada. habilísimamente por Fr. Vespasiano Amphiareo, de Ferrara; Cresci, el Conreto, el Camerino, el Curión y otros muy célebres calígrafos italianos. 3. Juan de Icíar. -Este insigne vascongado, nació en Durango (Vizcaya) el año 1523; fue el primer calígrafo «que entre nosotros dio y publicó reglas sobre el arte de escribir». Estudió con gran provecho a los calígrafos italianos Henricis, Tagriente y Palatino, o inspirándose en las bellezas de la letra bastarda italiana, aldina y grifa, inventó la letra llamada bastarda española, que todavía usamos.
Fue maestro en Zaragoza, y allí escribió y grabó en madera su obra, que contiene no pocas bellezas gráficas. A más de la letra bastarda que el Vizcaíno inventó, de la cual es una muestra la página siguiente, escribió varias letras cancellarescas, antiguas, de privilegios, buláticas y de breves, todas magistralmente hechas. Son muy notables también las letras de adorno, las de libros de coro y la letra blanca, compuestas por el insigne Icíar. En su obra se leen algunas observaciones teóricas, que tienen el valor de ser las primeras de la Caligrafía española. Notas bibliográficas referentes a Icíar (Juan de). -Arte svbtilissima, por la qual se enseña á escreuir perfectamente. Hecho y experimentado, 1555. Libro sotilisimo y provechoso para depreder á escreuir y cotar, el cual lleva la misma orde que lleua vn maestro con su discípulo, & Çaragoça, 1555. -D. Pedro Salvá cita cómo anónimo un libro «en el qval hay mvchas suertes de letras historiadas con figuras del viejo Testamento y la declaración de ellas en coplas, y tambie vn abecedario con las figuras de la Muerte, 1555», y creyendo que está hecho por el mismo impresor de la obra de Icíar; pero no hay duda alguna que dicho libro es del gran calígrafo vizcaíno. El contenido es el mismo que el de la obra citada; pero además he visto el libro unido a otro de Icíar en un volumen, que posee mi querido amigo y muy notable bibliófilo D. Mariano Murillo.
Salvá no pudo hacer esta afirmación porque sin duda vio solamente la primera parte del libro, que trata de escreuir y no la segunda, que trata de cotar (contar), la cual lleva el siguiente colofón. «Fue impresa en la muy noble ciudad de Çaragoça a costa de Miguel de Çapila, mercader de libro acabose a. 15 de Mayo. Año de 1555». -Libro svbtilissimo por el qval se enseña a escreuir y cotar perfectamete: el qual lleua el mesmo orden que lleua vn maestro co su discipulo. Hecho y experimentado. Çaragoça, 1564. De esta obra de Icíar hay además otra edición de 1566, de la cual sólo he visto unos fragmentos. He aquí un índice de la obra de Juan de Icíar. Partes de la obra: Portada, grabada en madera, como todas las láminas. A la vuelta, retrato del Rey D. Felipe II, y orlas. Dedicatoria, una hoja con orlas y letra inicial florida. Poesías en loor del autor, una hoja y el anverso de otra, orladas. A la vuelta, retrato de Juan de Icíar, a la edad de 25 años. Una hoja con el retrato (repetido) del Rey D. Felipe II. A la vuelta comienzan las láminas caligráficas, que son: 1.ª Letra cancellaresca blanca vertical. 2.ª Letra cancellaresca. 3.ª Letra cancellaresca bastarda. 4.ª Letra cancellaresca gruesa. 5.ª Letra cancellaresca romana. 6.ª Letra tirada llana, que es vertical. 7.ª Letra cancellaresca hechada (sic) 8.ª Letra cancellaresca bastarda. 9.ª Letra cancellaresca pequeña bastarda, (que es la reproducida en la página 257 de este libro). 10. Alfabeto latino. 11 y 12. Letras mayúsculas cancellarescas. Siguen dos planas orladas, de texto: la segunda tiene una letra inicial florida. 13. Letra antigua blanca. 14 y 15. Letra cancellaresca. 16, 17, 18 y 19. Iniciales cancellarescas ornamentadas. 20 y 21. Letra cancellaresca con rasgos y otros adornos. 22, 23 y 24. Letra antigua. 25. Es la 9.ª repetida. 26. Letra roñosa redonda castellana para principiantes. Es vertical. 27. Letra de provisión real. 28. Letra castellana más formada, que también es vertical. 29. Es la 3.ª repetida. 30. Letra castellana procesada. 31. Es la 9.ª y 25 repetida otra vez. 32. Es la 6.ª repetida. 33. Letra aragonesa redonda y tirada. 34. Letra aragonesa redonda. 35. Letra de privilegios. 36. Letra aragonesa tirada. 37. Letra de bulas. 38. Letra francesa, redonda y tirada. 39 y 40. Alfabetos griegos. 41 y 42. Abecedario de cintas. 43. Alfabeto hebraico. 44. Monograma del «Ave María». 45 y 46. Varios monogramas. 47, 48, 49 y 50. Letra latina antigua con su geometría. 51. Letras latinas floridas. 52. Letra bastarda blanca. 53 y 54. Letras latinas blancas. 55. Casos de compás (letras latinas construidas con compás). 56. Letra de breves. 57, 58, 59, 60, 61, 62, 63, 64 y 65. Letras de compás para iluminadores. 66. Letras cardinales. 67 y 68. Letra formada. 69. Casos paonas. 70. Casos prolongados. 71 y 72. Letras blancas bastarda y gótica antigua. 73, 74, 75, 76, 77, 78 y 79. Letras de libros. 80, 81, 82, 83 y 84. Abecedarios latinos floridos. 85 y 86. Letras quebradas. 87. Es la 10 repetida. Siguen una portada y cinco planas de texto. 88, 89, 90 y 91. Alfabeto patriarcal. 92, 93, 94 y 95. Alfabeto de la muerte. Sigue a estas láminas la portada del Arte breve y | muy prouechosa de cuenta caste | llana y Arithmetica, dòde se muestra las cin- | co reglas de memoria: copuesta por Icíà Gutierrez. Dicha portada lleva el retrato del Rey D. Felipe II y este pie: En Çaragoça. | A costa de Miguel de suelues alias çapila infançò merca | der de libros, vezino de Çaragoça. Año 1566. La vuelta de esta portada está en blanco. Siguen luego la dedicatoria, tabla, texto de la Aritmética con algunos curiosos grabados en madera intercalados en el texto, y el libro termina con el siguiente colofón:
Fué impresso el presente tratado
en la muy noble y Los calígrafos del siglo XVI posteriores a Icíar son Pedro Madariaga, Francisco Lucas, Juan de la Cuesta e Ignacio Pérez. Pedro Madariaga, discípulo de Juan de Icíar, fue otro calígrafo vizcaíno. Su Arte para escribir bien presto contiene la promesa de enseñar a escribir «en menos de dos meses, sin muestras y sin maestro». Su letra, de la cual hay una muestra en la lámina 18, fue más angulosa y menos elegante que la de su maestro Juan de Icíar. Madariaga tiene, sin embargo, el mérito de haber iniciado el análisis de la letra española al explicar su formación dentro de un triángulo escaleno y el de haber completado la teoría de su maestro. Nota bibliográfica: Madariaga (Pedro). -Arte de escribir. Ortografía de la pluma y honra de los profesores de este magisterio. Obra dividida en doce diálogos eruditos. Segunda impresión. En Madrid, 1777; 8.ª menor. Doscientas cincuenta y cinco páginas. Esta edición lleva el retrato del autor. Libro subtilissimo intitulado honra de Escriuanos. Valencia, 1565. Francisco Lucas fue un excelente pendolista, como puede apreciarse en la lámina 18. Escribió liberalmente letra grifa, redondilla y antigua, y su bastarda (que es la de la figura citada) fue de tal belleza, que influyó extraordinariamente en la forma de la letra española durante dos siglos. Con razón, pues, considera Torío a Francisco Lucas como calígrafo eminente. Además, modificó de tal manera los trazos duros de la letra de Madariaga, que puede ser considerado como el reformador de la letra española, cuyo carácter fijó de admirable manera, dándole una rotundidad que aún conserva. Nota bibliográfica: Lvcas (Francisco). -Arte de escrevir. Madrid, 1580. (D. Pedro Salvá da noticia de otras ediciones de la obra de Lucas, y entre ellas de la de 1608). D. Mariano Murillo posee un precioso ejemplar de la primera edición de este libro correspondiente al año 1577. El Maestro Juan de la Cuesta imitó a Francisco Lucas, aunque en la ejecución fue inferior a la del modelo. Nota bibliográfica: Cuesta (Iuan de la). -Libro y tratado para enseñar leer y escriuir breuemente y con gran facilidad, correcta pronunciación y verdadera ortographia todo Romance castellano, etc. Alcalá, 1589. Más hábil que Juan de la Cuesta fue Ignacio Pérez, que a fines del siglo XVI publicó su obra, que contiene, a más de varias reglas útiles, muestras preciosas, grabadas en madera por el mismo autor, con letra redonda, procesada, romanilla, francesa, grifa y de libros de coro. En la lámina 19 puede verse una muestra de letra bastarda escrita por Ignacio Pérez. Este calígrafo puso en práctica por primera vez el uso de los seguidores. Nota bibliográfica: Perez (Inacio). -Arte de escreuir con cierta industria é inuención para hacer buena forma de letra y, apender con facilidad. Madrid, 1599. 4.º apaisado 76 hojas. El Maestro Zevallos, en el capítulo de su obra que trata del Origen de las primeras letras, y en ella los famosos Maestros del Arte de Escriuir, que en nuestro siglo auiao, ofrece una copiosa lista de calígrafos de Madrid y de provincias; con respecto a Juan de Icíar, Francisco Lucas y a Ignacio Pérez, dice lo siguiente: «Ocupe el priuer lugar por su antigüedad Francisco Lucas. Maestro que fué en Sevilla, y despues en Madrid, año de 1560, escrivio un libro de muestras talladas en madera, juzgo han sido las primeras que se han tallado en España194para enseñar á escrivir; estas año de mil quinientos y noventa, en Absterdan (sic), un Maestro llamado Cornelio Teodori Boigenio, copio y tallo en láminas de cobre... »Ignacio Perez, Maestro de Madrid, con gran crédito y merecida estimación escrivio vn libro, de muestras talladas en tabla, año de 1559, y de su doctrina y preceptos se han valido los más del Arte. »A este siguió Juan de Hiziar, fué muy docto en la facultad y grande Escrivano». Zevallos se equivoca en dos fechas, pues la obra de Icíar se publicó en 1543, y la de Francisco Lucas en 1575. La obra de Ignacio Pérez lleva, entre otros, un soneto de Vicente Espinel. 4. Los calígrafos más notables del siglo XVII fueron: el P. Pedro Flórez, Pedro Díaz Morante, José de Casanova, el P. Peña y el Hermano Lorenzo Ortiz. El P. Pedro Flórez, de la Compañía de Jesús, a más de escribir con mucha gallardía y elegancia la letra española que hoy usamos, estudió analíticamente la formación de la letra dentro de un romboide de diez grados de inclinación, y éste fue el primero y más importante paso para la construcción de la cuadrícula, que había de servir más tarde para realizar el análisis completo de la letra española. La teoría caligráfica del P. Flórez es de un mérito indiscutible. Puede verse una muestra de su letra en la obra de Torío, lám. 14. Pedro Díaz Norante. -La fama de este calígrafo manchego, acusado de plagiario, ha sido muy controvertida. El maestro Zevallos le elogia extraordinariament; el Abati Servidori le juzga con dureza; Torío llega a decir que la obra de Morante puede servir de alguna utilidad a los maestros, pero de ningún modo a los discípulos. Después de estudiar con toda imparcialidad las obras de Morante, hay necesidad de reconocer que fue notable calígrafo y habilísimo rasgueador. Sus muestras tienen realmente más vista que valor intrínseco; sus enlaces son de mal gusto: plagió al P. Flórez en las cifras y abreviaturas; pero con todo, Morante es un calígrafo de mérito sobresaliente.
Véase una muestra de la letra de Morante en la lámina 18. Notas bibliográficas referentes a Díaz Morante (Pedro). -Cuarta parte del arte nveva de escrivir. Madrid, 1631. -Nueva arte de escreuir, inventado con el fabor de Dios. Con la cual sabrán escreuir en muy breue tiépo, y con gran destreza y gala, todos los que con quenta y cudicia la imitaren y con particularidad hombres y mancebos. En Madrid. Año de 1615, 4.º mayor apaisado, ciento cuatro láminas. -Nueva Arte de escribir, inventada por el insigne maestro Pedro Díaz Morante é ilustrada con muestras originales y varios discursos conducentes al verdadero Magisterio de Primeras Letras, por D. Francisco Xavier de Santiago Palomares, Madrid, M.DCC LXXVI. Folio XXVIII + 136 págs. y treinta y nueve láminas. -Nueva Arte, donde se destierran las ignorancias qve hasta oy ha avido en enseñar a escribir. De la Orden Tercera del Seráfico P. S. Francisco, y examinador de los Maestros desta Arte. Madrid, MDC.XVI, folio apaisado, 22 págs. y once láminas, que en su mayor número, se hallan también en la Nueva Arte de escriuir, del mismo autor. Además, en la vuelta de la anteporta hay pegada otra lámina, que dice: «El Maestro Pedro Díaz Morante a compuesto segunda parte de su nuoua Arte de escriuir y la vede». Salvá cita otra edición de 1653. -Tercera parte de la nueua Arte de escreuir. Exsaminador de los Maestros del Arte de escreuir la cual es la más diestra de todas las demas. Arte y breue enseñanza Madrid, 1627, 4.ª mayor apaisado, cuarenta y dos láminas. Salvá cita otra edición de 1629.
José de Casanova. -Fue émulo de Morante, pero superior a este calígrafo por varios conceptos. El «Maestro Joseph de Casanova, Notario Apostólico y Examinador de los maestros del Arte de Escrivir, en la villa de Madrid», natural de la villa de Magallón (Zaragoza), es casi el primero de los calígrafos españoles. Su obra Primera parte del Arte de escrivir todas formas de letras, está dedicada al rey D. Felipe IV y se publicó en esta corte el año 1650. En la licencia de impresión expedida por el rey, se dedican a la obra merecidas frases de elogio; la notabilísima producción fue censurada por el célebre escritor ascético el P. Nierenberg, de la Compañía de Jesús; y nada menos que Calderón y Moreto, entre otros poetas menos célebres, cantaron inspirados la extraordinaria habilidad de Casanova. La parte de teoría del citado libro es muy elemental, pero sus láminas son verdaderamente admirables. Son cincuenta y cinco, y en ellas hay primorosas muestras de la letra bastarda en varios tamaños, con profusión de enlaces y rasgos de muy buen gusto. La letra Casanova es rotunda, suelta, liberal, clara robusta; en una palabra, extraordinariamente hermosa. En los grabados adjuntos puede apreciarse el gusto y habilidad de Casanova.
Este insigne calígrafo escribió también con mucha fiabilidad la letra romanilla, la italiana y otras varias sencillas y ornamentadas, en todas las cuales se notan el buen gusto y la maravillosa habilidad de su autor. La obra de Casanova fue tasada oficialmente en ¡catorce reales y medio! Casanova dejó otras obras escritas, entre las cuales merecen citarse los libros de la Congregación de San Casiano, en la cual desempeñó cargos de importancia. Por esto puede afirmarse que José de Casanova superó con mucho en el Arte de la Caligrafía a todos sus predecesores, y nadie le igualó en la ejecución de la letra grifa. Nota bibliográfica: Casanova (Maestro Ioseph) -Primera parte del Arte de escrivir todas las formas de letra. Escrito y tallado por el Maestro Joseph de Casanova. Notario Apostólico y Examinador de 108 Maestros de dicho Arte en la villa de Madrid. Madrid, 1650. Cincuenta y nueve folios. Veintinueve láminas intercaladas en el texto. (La portada tiene una nota que dice: Vendelo el Autor en Su Escuela junto á la puerta de Guadalaxara). Otros muchos calígrafos hubo en el siglo XVII, pero, entre ellos descuellan el P. Gaspar Peña, escolapio (1643-1705) que publicó muchos trabajos caligráficos, y el Hermano Lorenzo Ortiz, que escribió letra grifa, romanilla, latina, de libros de coro y gótica, a más de una teoría caligráfica de mucho valor. Torío habla con elogio del H. Lorenzo Ortiz y ofrece en su obra (lám. 14.ª) una muestra de este notable calígrafo, que usó de los seguidores para enseñar más fácilmente la letra española.
b. - Segunda época. 1. Calígrafos del siglo XVIII. -2. Palomares y Anduaga. -3. El Abate Servidori. -4. Los PP. Escolapios. -5. Torío. -6. Calígrafos de siglo XIX.
1. El siglo XVIII es notable en la Historia de la Caligrafía, pues en él florecieron, aparte de Polanco, Santiago Palomares, el P. Juan Bautista Cortés, el P. Juan Antonio Rodríguez, el P. Santiago Delgado y otros varios PP. Escolapios; Anduaga, Servidori y Torío de la Riva. Juan Claudio Aznar de Polanco. La obra de Polanco trata de la letra redonda, grifa, romanilla, gótica y bastarda; contiene muchas reglas nimias y carece de otras importantes. Torío, sin embargo, dio una muestra de la letra de Polanco en la lámina 16 del Arte de Escribir. Nota bibliográfica: Aznar de Polanco (Juan Claudio). -Arte nuevo de escribir por preceptos geométricos, y reglas mathemáticas. Madrid, 1719, Contiene muestras, una estampa de San Casiano y el retrato del autor. 2. Francisco Javier de Santiago Palomares. Este insigne calígrafo, natural de Toledo (1750), inspirándose en el buen gusto de Francisco Lucas, fue el «restaurador de la buena escritura en España y un hombre de mérito singular, a cuya ejecución y práctica en la formación de nuestros caracteres han llegado pocos». Muy apreciables son las reglas y preceptos que Palomares da para escribir la letra española; pero son mucho más apreciables las cuarenta láminas de su Arte, en las cuales manifiesta un dominio absoluto de la pluma y un conocimiento perfecto de la letra española. Para comprobar esta observación, véanse unas líneas de este calígrafo en la lámina 18.
Nota bibliográfica: Palomares (Franc. Jav. de Santiago). -Arte nueva de escribir inventada por el insigne maestro Pedro Díaz Morante, é ilustrada con muestras nuevas, y varios discursos conducentes al verdadero Magisterio de Primeras Letras Madrid, 1776. -Borradores de algunas de las Letras, que escribe en Madrid, 1750. -Copia al vivo de una escritura árabe (Bibl. Nac. Depto Mss Dd. 113, p. 186). -Historia del ruidoso desafío sobre pintar letras orientales y antiguas de España (Citado por Gregoire). -Muestra de la letra y escudo que se encuentran en el ordenamiento de las leyes de Alcalá. (Bibl. Nac. Depto Miss, Dd 120, p. 62). -Muestras nuevas y varios discursos, conducentes al verdadero Magisterio de Primeras Letras. Individuo de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País. En Madrid Folio. Cuarenta láminas. Ascargorta y Ramírez (D. Manuel María). -Copia de todas las muestras del Arte de escribir, ilustrado por D. Francisco Xavier de Santiago Palomares, hecha bajo la dirección de D. Pedro Fernández Hidalgo (el autor escribió dichas muestras á la edad de diez años). Este curioso documento lleva una carta autógrafa de Santiago Palomares, en la cual elogia la habilidad del niño Ascargorta, y la valentía, verdad y solidez del Magisterio español fecha 23 de agosto de 1878. Además, las mejores muestras del niño, llevan el visto y la firma del célebre calígrafo ya citado. (Bibl. Nac. Dpto. Mss.) Excmo. Sr. D. José de Anduaga y Garimberti. No por su valer como calígrafo, sino por las disputas a que dio lugar su obra, debe ser citado en estos breves apuntes sobre la Historia de la Escritura. Palomares y Anduaga fueron dos adversarios que siguieron caminos extraviados para enseñar el Arte de la Escritura. Palomares, que era hábil calígrafo, sostuvo la inutilidad de las reglas para aprender describir, y Anduaga, que era un teórico de la Caligrafía, sostuvo la inutilidad de las muestras para enseñar la Escritura. No hay necesidad de advertir que ambos erraron, pues la escritura se debe enseñar, como la enseñó Torío, por reglas y con muestras. No deben compararse Palomares y Anduaga como calígrafos: Palomares era un maestro del Arte, y Anduaga era un aficionado de la teoría; pero Anduaga tuvo la protección oficial, y su obra se propagó en aquel tiempo mucho más que la de Palomares. Nota bibliográfica: Anduaga y Garimberti (José de). -Compendio del Arte de escribir por reglas y sin muestras. Madrid, 1791. -Arte de escribir por reglas y sin muestras. Segunda edición con notas. Madrid, en la Imprenta real, 1795, 8.º mayor. XXXIX+111 páginas. -Compendio del Arte de escribir por reglas y sin muestras, Caballero pensionista de la Real orden española de Carlos III, del Consejo de S. M. Madrid, en la Imprenta real, 1822, 8.º menor, 87 páginas. A fines del siglo XVIII, en 1789, el Abate Domingo María Servidori, natural de Roma, publicó una obra, que consta de dos tomos en folio de marca mayor. La obra del Abate Servidori es una diatriba contra Palomares, con el pretexto de un estudio crítico sobre el Arte de escribir. Sin desconocer que la obra tenga muchos datos interesantes para la Historia de la Escritura, puede afirmarse que la teoría del Abate Servidori contiene algunos errores hábilmente refutados por Torío; la ejecución deja también que desear. Esta obra contiene 106 láminas de gran tamaño. El Abate Servidori era, sin embargo, un maestro en el dibujo a pluma. La portada del volumen de las láminas es muy notable, y el autor de este libro posee un dibujo a pluma imitación de lápiz, original del Abate Servidori, que es una maravilla de ejecución y buen gusto.
Nota bibliográfica: Servidori (Abate D. Domingo María de). -Láminas de las Reflexiones sobre el Arte de escribir -Madrid, 1799. Gran folio. Ciento seis láminas. -Reflexiones sobre la verdadera arte de escribir. Tomo primero Madrid, 1799 Gran folio. Doscientas noventa y tres páginas. 2. Los PP. Escolapios ocupan el puesto de honor en la Historia de la Caligrafía española, no sólo porque desde los comienzos de la comunidad estudiaron la letra nacional, ni por el gran número de personas a quien la han enseñado, sino porque el gran preceptista de nuestra caligrafía, Torío, debió lo principal de su obra a los PP. Escolapios. Y vistos los manuscritos de Torío y de su maestro el P. Juan Antonio Rodríguez, la ventaja (y muy notable) está de parte del P. Escolapio. Además a los PP. Escolapios se debe únicamente que la letra española se cultive todavía con buen gusto y pureza de carácter. Entre los PP. Escolapios del siglo XVIII son notables como calígrafos: El P. José Ezpeleta (1712 † 1790), que publicó una colección de letra española redonda. El P. Andrés Merino (1730 † 1787), que publicó una Paleografía impresa en Madrid en 1780. El P. José Sánchez de S. Juan Bautista (1745 † 1801), que publicó en Madrid, en 1780 un Método para las escuelas de Cartilla, que contiene catorce muestras muy notables de caligrafía. El P. Juan Cayetano Losada (1766 † 1846), autor de unas Lecciones de Caligrafía, publicadas en Madrid en 1825. El P. Jacinto Feliu (1787 † 1867), autor de una colección de muestras caligráficas. Pero mucho más notables como calígrafos son los siguientes PP. Escolapios: El P. Juan Bautista Cortés, muerto en 1783, publicó en Madrid unas muestras que grabó Asensio. El P. Juan Antonio Rodríguez escribió una colección de muestras murales, que existe aún en las Escuelas Pías de San Fernando de Madrid. Unas muestras publicadas con el pseudónimo de Juan Calabozo son también del P. Juan Antonio Rodríguez. El P. Santiago Delgado, que murió en 1763, publicó dos colecciones de muestras (una de ellas dedicada al infante D. Carlos), y basta examinarlas, aunque son pocas, para comprender que el P. Santiago Delgado conocía admirablemente la letra española, y que en punto a ejecución figura entre los primeros calígrafos de nuestro país. La muestra de letras que de este religioso artista se ofrece en la lámina 18, da ligera idea de lo que el P. Santiago Delgado era capaz de hacer con la pluma. Y es tradición entre los PP. Escolapios que el P. Santiago Delgado preparaba plumas metálicas para sus discípulos, y que usó, de la manera que entonces era posible, el papel gráfico. Nota bibliográfica: Delgado de Jesús y María (P. Santiago). -Arte de escribir y colección de muestras. Elementos teórico-prácticos del Arte de escribir por principios con las reglas generales y particulares del carácter bastardo español. Madrid, imprenta de Collado, 1818, 8.º menor, XVI + 78 páginas y una muestra. La primera edición fue hecha en 1790. 5. Torío de la Riva. -D. Torcuato Torío de la Riva y Herrero, o, como reza su partida de Bautismo, D. Torcuato Torío y Herrero, nació en Villaturde (Palencia) el día 1.º de abril de 1759. Sus apellidos eran Torío y Herrero, que luego cambió por Torío de la Riva Herrero, añadiendo al primero el de su abuela paterna. Estudió Torío la primera enseñanza y el latín en Carrión de los Condes; pero necesidades de familia obligaron a Torío a ser labrador una temporada, hasta que un tío suyo, D. Pedro de la Riva, residente en Valladolid, lo llevó allí, donde hizo estudios de filosofía, teología y leyes. Muerto D. Pedro de la Riva, dejó Torío los estudios universitarios, captándose a poco la estimación del distinguido literato y arqueólogo valisoletano, don Rafael Floranes, que le guió en muchos estudios de historia y diplomática. Vino después Torío a Madrid por encargo del mismo Floranes, y Torío aprovechó su estancia en la corte para estudiar la floreciente Caligrafía de los padres Escolapios. Casó Torío con D.ª Josefa Torres Martínez Hidalgo, que estaba emparentada con varias familias distinguidas, y regresó a Valladolid, ocupándose en trabajos cancillerescos. Volvió a Madrid Torío en 1782 y desempeñó la plaza de oficial segundo en el archivo general del conde de Altamira, de cuyos hijos fue preceptor, mientras él estudiaba francés, inglés o italiano. Desde 1786 fue Torío escritor de privilegios del Consejo y Cámara de Indias, y por el mismo tiempo, fue alumno de matemáticas de la Academia de San Fernando. Más tarde dio lecciones de Caligrafía, contando entre sus discípulos a Iturzaeta, y la guerra de la Independencia le hizo emigrar tres veces de Madrid. Su último cargo público fue el de oficial segundo del archivo de la secretaría de Estado y del despacho, de la Guerra, cargo en el cual adquirió los honores de oficial archivero, otorgados por Fernando VII. Murió Torío a las ocho de la noche del 28 de marzo de 1820. El conjunto de las obras de Torío es una labor notable en su mayor parte. Fue Torío artista reflexivo, que manejó la pluma con destreza; afortunado imitador de buenos modelos, pendolista muy diestro y aun creador de formas y tipos; reformador de letras de mal gusto, crítico sagaz o ilustrado, imparcial historiador y docto pedagogo. De su ejecución dan testimonio las cincuenta y ocho láminas de su obra magna, notable producción de la Caligrafía nacional; de su erudición y sana crítica son pruebas las observaciones de su obra (aun en aquellas partes en que se refiere a producciones y juicios de sus adversarios), y de su espíritu analítico e investigador dejó clara demostración en los principios y reglas de su teoría de Escritura. Torío fue hombre de cultura general, apreciable circunstancia muy poco frecuente entre calígrafos, pues conocía varios idiomas, tenía fundamentos de Filosofía, no era ajeno a las ciencias matemáticas, con elegancia y sabía algo de dibujo.
El rey Carlos IV protegió notablemente a Torío y contribuyó en gran manera a que sus obras se propagasen por toda España. Su Arte de escribir comprende tres partes principales: 1.ª Historia de la Escritura. 2.ª De la teórica. 3.ª De la práctica. La teórica va precedida además de un discurso sobre el método para enseñar a escribir. Para juzgar de la parte práctica de Torío, véase la lámina 19 de este libro. Y fuerza es tocar ahora un punto que puede parecer atrevido. Durante mucho tiempo se ha creído que Torío era el príncipe de los calígrafos españoles: desgraciadamente para la fama de Torío y afortunadamente para la verdad histórica, la primera Exposición Nacional de Caligrafía, celebrada en mayo de 1902, demostró que la letra manuscrita de Torío tiene notables imperfecciones y defectos. El manuscrito de Torío (que es propiedad del señor Marqués de Toca y de Somió), presentado en dicha Exposición, dio motivos suficientes para formular dicha opinión, que se puede confirmar estudiando a instancia manuscrita de Torío, que se conserva en el Archivo Histórico Nacional. Y las láminas del Arte de escribir de Torío deben más bellezas a los grabadores que al autor.
De todas suertes, siempre le queda a Torío el mérito indiscutible de su exposición teórica y de la dirección y composición de sus notables muestras de Caligrafía. He aquí una nota bibliográfica de las obras de Torío: Torío de la Riva y Herrero (Torquato). -Arte de escribir por reglas y con muestras según la doctrina de los mejores autores antiguos y modernos, extranjeros y nacionales, compuesto por D. Torquato Torio de la Riva y Herrero, socio de número de la real Sociedad Económica Matritense; oficial del archivo del excelentísimo señor marqués de Astorga, conde de Altamira; escritor de privilegios y revisor de letras antiguas por S. M. -Escudete de imprenta. Madrid MDCCXCVIII. -Imprenta de la viuda de D. Joaquín Ibarra. Fol. -XXVIII ps. + 420 p. + 60 láminas. Lámina de portada, grabada en dulce. -Vuelta en blanco. -Port. tipográfica. -Lámina con el retrato, grabado en dulce, del conde de Trastamara. -(Dedicatoria), III-IV. -Privilegio, una hoja. -Introducción, V-XVI. -Lista alfabética, XVII-XXII Tabla, XXIII-XXVIII. Texto, 1-418. -Erratas, 419. -Vuelta en blanco. Las 58 láminas caligráficas están todas grabadas en dulce; unas por Asensio, otras por Castro y otras por Gangoiti, y todas ellas tienen la vuelta en blanco. (Biblioteca de la Escuela normal central de maestros) -Arte de escribir por reglas y con muestras, según la doctrina de los mejores autores antiguos y modernos, extranjeros y nacionales. Por D. Torquato Torío de la Riva, escritor de privilegios y revisor de letras antiguas por S. M. Madrid, 1798; 4.º, XXVIII + 418 páginas y 58 láminas intercaladas en el texto. -Arte de escribir por reglas y con muestras, según la doctrina de los mejores autores antiguos y modernos, extranjeros y nacionales: y varios sistemas para la formación y enseñanza de los principales caracteres que se usan en Europa. Segunda edición Madrid, 1802. Folio. Cuatrocientas cuarenta y cinco páginas + XXXI y 58 láminas. -Arte de escribir por reglas y con muestras, según la doctrina de los mejores autores antiguos y modernos, extranjeros y nacionales. Por D. Torquato Torío de la Riva, escritor de privilegios y revisor de letras antiguas por S. M. Segunda edición. Madrid, 1802; 4.º, XXVIII + 445 páginas y 58 láminas intercaladas en el texto. -Colección de muestras de letra bastarda. -Colección de muestras de letra bastarda, inglesa, italiana, &, escrita por D. Torquato Torio de la Riva y arreglada a su Arte de escribir por reglas y con muestras, mandado establecer de orden de S. M. y de su Supremo Consejo en todas las escuelas del Reyno. D. Josef Asensio la grabó en 1804. 4.º mayor apaisado -1 fol. de portada 18 folios. Portada con orla. -La vuelta de la portada y de las 18 láminas están en blanco. -Tanto la portada como las 18 láminas están grabadas en dulce. -Láminas de letra española, 1-14. -De inglesa 15-16. -La lámina 16 contiene, además del nombre de Ardanaz, los de 12 calígrafos, a los que está dedicada. -De italiana y cursiva redonda, 17. -De alemanas y holandesa cursiva, 18. -Nuevo Arte | de escribir. | Inventado | por | D. Torquato Torío de la Ri | va, Oficial del Archivo de la casa y Estados del Excmo. S. r D. n | Vicente Joaquin Osorio de Mascoso, Guzman, Velez, &, Marqués | de Astorga, Conde de Altamira, Duque de Sesa, &, su señor, | a quien la dedica, | para la instrucción de los Ilustrísimos Señores hijos | de sus Excelentísimos, sus señores | Madrid. | Año de 1783. Manuscrito 42 fojas en folio. Una guarda. -Hoja en blanco. -Port. -Vuelta y hoja en blanco. -Dedicatoria, seis hojas. -Hoja criada en blanco. -Introducción, once hojas. -Hoja en blanco. -Texto y láminas, 19 hojas (Las láminas tienen todas la vuelta en blanco) -Nota, anverso de una hoja. -Abecedario de letras mayúsculas de adorno, la vuelta de la misma hoja. (Biblioteca del Excmo. Sr. Marqués de Toca y de Somió). -Ortología y Diálogos de Caligrafía, 1845. 6. Entre los calígrafos del siglo XIX deben ser citados los PP, Escolapios Gregorio Molina, Ildefonso Barba-Polo, Julián Viñas, Melquiades Guilarte y José Abella; Iturzaeta, Grondona, Stírling, Alverá, Surroca, Valliciergo y Piera.
Los PP. Escolapios han continuado durante el siglo XIX la patriótica tarea de cultivar y enseñar la letra española, distinguiéndose en ella El P. Gregorio Molina (1800 † 1833). El P. Ildefonso Barba-Polo (1814 † 1879), que compuso varios trabajos caligráficos, entre los cuales sobresalen una custodia y varias planas de perfecta ejecución. El P. Julián Viñas (1817 † 1874), que publicó en 1860 una preciosa colección de muestras grabadas por Gangoiti.
El P. Melquiades Guilarte, que nació en Rojas (Burgos) el 10 de diciembre de 1835, y que todavía escribe hermosas muestras de letra genuinamente española en las pizarras de las clases de vigilados de las Escuelas Pías de S. Antonio Abad, de Madrid. Y el P. José Abella, que nació en Madrid el 16 de octubre de 1836, compuso un cuadro notable dedicado al Cardenal Arzobispo de Toledo Alameda y Brea, y ha escrito otros cuadros de menos empeño y una colección de muestras murales que se hallan en el Colegio de los PP. Escolapios de Granada.
D. José Francisco de Iturzaeta era natural de Guetaria (Guipúzcoa), llegó a ocupar la dirección de la Escuela Normal de Maestros y fue protegido por el gobierno y otras corporaciones oficiales. No se explica bien el extraordinario éxito de Iturzaeta como calígrafo; pero es lo cierto que ningún calígrafo moderno logró para sus obras la acogida que tuvo Iturzaeta para las que él publicó. En pocos años, su libro se extendió notablemente, y con el sistema de escritura de Iturzaeta han aprendido a escribir tres generaciones del siglo pasado. Además, las fundiciones tipográficas de letra española hechas recientemente en España y en el extranjero, han sido compuestas con arreglo a la letra de Iturzaeta.
A pesar de esto, no es posible aplaudir sin reservas las obras caligráficas de Iturzaeta, estando familiarizado con las producciones de nuestros grandes calígrafos. Dejaron los PP. Escolapios en sus obras del siglo XVIII los más hermosos tipos de la letra española; pero Iturzaeta los modificó desacertadamente, escribiendo una letra estrecha, apretada, raquítica, pobre de trazos y de malas condiciones para transformarse en cursiva.
Su letra magistral es la más artificiosa y convencional de todas cuantas han producido los calígrafos españoles. La teoría caligráfica de Iturzaeta no es tampoco recomendable: en ella, como en las muestras, se apartó Iturzaeta de los buenos modelos. Las reglas de Iturzaeta, nimias y faltas de clave lógica, no se recomiendan tampoco por su belleza literaria. Iturzaeta murió el 19 de octubre de 1853. Nota bibliográfica: Iturzaeta (D. José Francisco de). -Arte de escribir la letra bastarda española. Segunda edición. Madrid, 1835; 8.º mayor, x + 92 páginas. -Arte de escribir la letra bastarda española. Cuarta edición. Madrid, 1845; 4.º Noventa y ocho páginas. -Colección de muestras. Sin año. -Colección general de alfabetos. -Método cursivo, o sea segundo curso de Escritura española. Madrid, 1845. De más valor que Iturzaeta fue Gotardo Grondona, notable calígrafo que enseñó en Barcelona y del cual se conservan dibujos a pluma de los llamados gramatocósmicos. Otro calígrafo muy notable del siglo XIX es Ramón Stírling, inglés de nacimiento (en opinión de algunos) y catalán por educación209. Menos conocido de lo que merece, floreció a mediados del siglo pasado. Su obra, Bellezas de la Caligrafía, fue dedicada a S. M. la reina doña Isabel II, quien aceptó la delicada ofrenda; los ministerios de Estado y Gobernación expidieron Reales órdenes laudatorias para la notable producción de Stírling, y la Comisión provincial de Barcelona contribuyó a que las muestras de este célebre calígrafo se adoptasen en escuelas y colegios de primera enseñanza.
La obra de Stírling es poligráfica, pues está formada de muestras de muchas letras, a más de sencillas instrucciones sobre la formación de cada tipo de letra. Contiene primeramente veinticinco láminas de gran tamaño y notable ejecución, de letra inglesa e italiana, y un tratado sencillo de escrituras de adorno seguido de cuarenta y tres láminas, casi todas excelentes. Pero lo más original de su obra es el Arte de rasguear, compuesto de diez y nueve preciosas láminas, precedidas de breves e interesantes observaciones. La cuarta y última parte de la obra de Stírling trata de las cifras (nexos y monogramas), y consta de once láminas llenas de muchas, variadas y originales combinaciones. Stírling en esta magnífica obra ofreció ya, a mitad del siglo XIX, preciosas muestras de escritura inglesa vertical, y dio en ella reglas para destruir el caído o inclinación de la letra. La obra de Stírling tiene el defecto de no haber en toda ella ni una sola muestra de letra española, porque el autor, aunque ejecutaba con perfección este tipo de letra, creía que la inglesa debía ser preferida para el comercio. Véase una muestra de las obras de Stírling en la lámina 12. D. Antonio Alverá Delgrás compuso, entre otras obras, un Nuevo Arte de aprender y enseñar a escribir la letra española, que es un tratado teórico práctico de Escritura, expuesto con claridad y sencillez, aunque su mérito no sea otro que el de un resumen hecho con discreción de la obra de Torío. AIverá estudió, no sin provecho, analíticamente, la letra española, y compuso una letra liberal y más elegante que la de Iturzaeta. D. Antonio Castilla Benavides, publicó algunas obras apreciables, si bien no marcan dirección nueva en los estudios caligráficos. He aquí una nota de sus producciones referentes al Arte de escribir: Castilla Benavides (D. Antonio). -Curso completo de Caligrafía. Sexta edición. Madrid, 1896. -Curso completo de Caligrafía general, o nuevo sistema de enseñanza del Arte de escribir. Madrid, 1866; Folio apaisado. Cuarenta y dos láminas. -Nuevo Arte de escribir la letra bastarda española. Madrid, 1869; 8.º apaisado. Catorce láminas. -Nuevo sistema de enseñanza del Arte de escribir. Madrid, 1866; 8.º apaisado. Varios cuadernos, con doce hojas de papel gráfico cada uno. -Papel maestro para aprender a escribir la letra española. Madrid, 1877. Varios cuadernos, con doce hojas de papel gráfico cada uno. D. José María Pontes, natural de Almadén, provincia de Ciudad Real, donde nació el 23 de marzo de 1833, profesor de Caligrafía de la Asociación para la enseñanza de la Mujer, escribe con pureza de carácter, buen gusto y elegancia los tipos de letra mas usuales, así de letras cursivas como de adorno. El Dr. D. José Surroca, que nació en Barcelona el 3 de abril de 1851, es un artista eminente de la pluma. No ha publicado muestras de ninguna clase de escritura, ni otras obras de caligrafía didáctica; pero sus dibujos a pluma, imitación del grabado en boj y acero y sus obras de caligrafía policroma, son superiores a todo encomio por la pureza de los caracteres, las proporciones del conjunto, la suavidad de las tintas y la seguridad y limpieza de los golpes de pluma.
El Sr. Surroca es autor de los dibujos de algunos billetes del Banco de España. Los dibujos a pluma del Sr. Surroca son de ejecución tan delicada, que no hay medio artístico de reproducirlos sin desfigurarlos. El grabado adjunto da por esto pobre idea de un retrato, imitación de grabado en boj, hecho a pluma en cuatro horas, por el Sr. Surroca ante un público numeroso y distinguido.
D. Vicente Fernández y Valliciergo, natural de Santander, es uno de los más notables calígrafos españoles del siglo XIX. El Sr. Valliciergo escribe con pureza todos los tipos de letra conocidos, distinguiéndose por la soltura y gallardía de la ejecución.
Con estas líneas van dos grabados que reproducen toscamente otros tantos trabajos del Sr. Valliciergo ejecutados sin preparación alguna al correr de la pluma. De las obras publicadas por el Sr. Valliciergo deben ser conocidas las siguientes: Valliciergo (D. Vicente F.)-Caligrafía francesa. Primer método de enseñanza de la letra redondilla. Madrid. -Nuevo método gráfico del Escritura inglesa. Madrid. 1896. -Nuevo método de enseñanza de la letra inglesa. Calígrafo de la Real Casa premiado con diferentes medallas de oro y plata.
Debe ser citado también en este índice, D. Antonio Piera, hábil calígrafo contemporáneo e iniciador de la primera Exposición de Caligrafía y Artes similares celebrada en Madrid en el mes de mayo de 1902. Se distingue el Sr. Piera por sus dotes de profesor, que le llevan a enseñar gratuitamente la Caligrafía a muchos jóvenes de la asociación madrileña titulada «Centro Instructivo del Obrero», creando así un plantel de hábiles pendolistas, que son honra del maestro y esperanza legítima del arte de escribir. Por último, son dignos de mención nominal en estos apuntes, ya por su ejecución, ya por sus condiciones de profesores de Caligrafía, ya por ambas circunstancias reunidas, D. Dulcino Haro, profesor de Caligrafía del «Centro de Instrucción Comercial»; D. José Rosúa, D. Antonio Jiménez, D. Nicolás Aquino y otros varios calígrafos contemporáneos, que son hoy legítima esperanza del Arte de escribir.
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