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CALIGRAFIA ARABE
La caligrafía árabe (en
idioma árabe, فن الخط
fann al-jaṭṭ, "arte de la línea") es un arte decorativo propio
de los pueblos que utilizan el alfabeto árabe y sus variantes. Se suele
considerar como la principal de las artes islámicas.
Orígenes
El desarrollo del arte caligráfico
árabe, como el de la propia escritura, está íntimamente ligado a la expansión
del Islam a partir del siglo VII. Hasta ese momento, la cultura árabe se
transmitía sobre todo oralmente, y aunque los árabes tenían un alfabeto propio,
no usaban la escritura más que para anotaciones de carácter mnemotécnico,
contabilidad comercial, epitafios y otros usos de poca importancia. En el
alfabeto árabe de la época no existían los puntos que hoy distinguen unas letras
de otras: así, por ejemplo, las letras ب,
ت, ث
(th, t, b) se escribían igual, pues sólo se escribía el
trazo básico común a todas ellas. El lector debía hacer un esfuerzo
suplementario de interpretación según el contexto, lo que generalmente no
suponía un problema dado que a menudo el lector era el escritor mismo o alguien
que en cualquier caso ya tenía una idea de lo que estaba escrito.
La formación del Estado islámico,
primero en Arabia y luego en territorios de lengua no árabe, plantea dos
cuestiones. La primera, la necesidad de fijar el texto del Corán para facilitar
su transmisión entre personas no arabófonas, garantizando al mismo tiempo la
inalterabilidad del texto. Es entonces cuando se perfecciona el alfabeto de modo
que cada signo represente un único sonido: se inventa el punto, a partir del
cual se crean letras diferentes al añadirlo a lo que hasta entonces eran trazos
comunes para representar diferentes fonemas. Más adelante se inventará una
notación vocálica que se añade a la escritura como signos diacríticos. La
escritura árabe queda definitivamente fijada en torno al año 786 con las
aportaciones de Jalil ibn Ahmad al-Farahidi. La segunda cuestión planteada es
que a medida que el Estado islámico crece, la administración se hace más
compleja y requiere un volumen de papeleo desconocido en la organización tribal
árabe anterior al islam. Ello impulsa el perfeccionamiento de la escritura, que
se hace más rápida y nítida, así como la proliferación de diferentes estilos.

Página de un
Corán andalusí. Los trazos más gruesos en el centro de la página son de estilo
cúfico.
En los primeros tiempos del Islam,
los estilos caligráficos eran básicamente dos, relacionados con el soporte de la
escritura. Sobre materiales duros se grababan unas letras más esquemáticas, de
aspecto cuadrado, mientras que para soportes blandos se utilizaba una letra
cursiva. El primer estilo dará lugar a la escritura cúfica, llamada así por
haberse desarrollado en Kufa (Iraq), de carácter ornamental y solemne que a su
vez derivará en varios estilos. Da lugar también a la cursiva empleada
tradicionalmente en el Magreb y Al-Andalus, así como en las zonas de África que
están bajo su influencia. De la cursiva original surge el estilo nasji o
estilo "de copia", que es el que se utiliza hasta hoy en día como modelo de
letra de imprenta, que a su vez dará lugar a formas de escritura muy variadas,
entre las que destaca el ruq`a, cursiva esquemática empleada hoy en la
escritura manuscrita, sobre todo en Máshreq.
El desarrollo de la caligrafía
como arte va ligado al hecho de que el islam prohíbe la adoración de
representaciones figurativas y es así como la caligrafía ofrece en los lugares
sagrados un sustituto a la decoración figurativa. En lugar de representar a Dios
o al profeta, o cualquier otro motivo figurativo relacionado con la religión, el
arte islámico los sustituye por la representación caligráfica de sus nombres, o
por frases extraídas del Corán, particularmente la basmala. La escritura
árabe en general, al margen de su utilización artística, experimenta una
auténtica revolución en época islámica, teniendo en cuenta la utilización
marginal que se había hecho de ella en épocas anteriores. Las sociedades
islámicas medievales, predominantemente urbanas, tienen un alto grado de
alfabetización y las personas cultivadas se precian de dominar diferentes
estilos caligráficos. La transmisión oral se mantiene por tradición, sobre todo
en el caso del Corán, cuyos estudiosos seguirán aprendiéndolo de memoria, pero
paralelamente surge un interés por dejar constancia escrita de todo cuanto
sucede, se fabula o se piensa, dando lugar a una extensísima literatura. Los
musulmanes justifican este interés por la escritura arguyendo que la primera
palabra que les fue revelada por Dios es el imperativo "lee" (iqrā'), que
encabeza las primeras palabras que según la tradición dirigió Dios a Mahoma:
¡Lee, en el nombre de tu
Señor, que ha creado,
ha creado al hombre de un coágulo de sangre!
¡Lee! Tu Señor es el Dadivoso,
que ha enseñado el uso del cálamo,
ha enseñado al hombre lo que no sabía.
Corán, 96, 1-5.
Técnica

Cálamos de caña
empleados en caligrafía árabe
La caligrafía empieza a
desarrollarse más allá de su uso funcional con el calígrafo Abu Ali Muhammad Ibn
Muqla (m. en 940), que fue visir de tres califas abbasíes. Ibn Muqla y su
hermano establecieron las primeras reglas de proporción en el trazado de las
letras. Tomaron como medida principal el punto, esto es, el rombo trazado con el
cálamo, para medir la longitud de las línea y el círculo con diámetro igual al
de la letra alif (ا) para calcular
las proporciones de las letras. Los estilos derivados de la cursiva original se
rigen por estas unidades de medida.
El instrumento habitual para la
escritura es el cálamo (en árabe, qalam), utilizado aún hoy en día para
la caligrafía artística. El cálamo es una caña en cuyo extremo se hace un corte
transversal: dicho corte determina la alternancia entre trazos gruesos y finos
característica de la mayoría de los estilos caligráficos. En el Magreb y Al-Andalus
se utilizaba sin embargo con más frecuencia un cálamo terminado en punta, como
las tradicionales plumas europeas, y por esta razón la llamada escritura
andalusí o magrebí no posee alternancia en el trazo. Hay estilos caligráficos
menos conocidos que usan otros instrumentos: los musulmanes de China, por
ejemplo, usaban el pincel propio de los calígrafos chinos, dando a la caligrafía
árabe ejecutada de este modo una apariencia muy peculiar.

El instrumento ortodoxo de la
caligrafía árabe es el
qalam que, como su mismo nombre indica (decir que
qalam
procede del latín calamus) se
hace con una caña. Alguna excepción hay, como los musulmanes chinos, que tienen
su propia tradición caligráfica y prefieren el pincel.
 
Calamos
A quien tenga curiosidad por
imitar las caligrafías árabes, no le recomiendo que use la caña al principio. Da
muy buenos resultados, pero cuesta mucho aprender a utilizarla, y al principio
ya tendremos bastante trabajo batallando con las formas de las letras.
Las
virtudes fundamentales de la caña son:
1.
que escribe líneas gruesas en una dirección y líneas
finas en otra (ver figura), y
2.
que resbala mucho sobre papel satinado.
Por cierto, la palabra "qalam"
tiene los sentidos figurados que tienen en cristiano las palabras "pluma" y
"estilo". Cuando decimos que alguien "tiene un estilo elegante" o cuando alguien
menciona que "la pluma es más poderosa que la espada", ya no nos acordamos de
que en tiempos antiguos el "estilo" era una especie de punzón que servía para
escribir en tablillas de cera, ni de que la "pluma" de marras no era una
estilográfica sino una pluma de oca. La palabra
qalam
también designa la potencia creadora de Dios, la que escribió los sucesos que
están escritos, a saber, todos. En árabe
kataba
significa tanto escribir como prescribir, por eso un jadiz dice
kataba llaahu l'ihhsaana ªalaa kulli
shay'
"escribió Dios la perfeccción por encima todas las cosas", cuando nosotros no
diríamos "escribió" sino "puso".
 
Plumier y tallacálamos
Principales estilos

Todas las formas clásicas que
adoptan los caracteres árabes derivan de una de las dos escrituras utilizadas en
época preislámica: la cursiva y la hirí, más tarde llamada cúfica.
Nasj o nasji
El nasj ("copia") es el
estilo más básico, derivado de la antigua cursiva preislámica y de las reglas
ideadas por Ibn Muqla. Debe su nombre al hecho de que se desarrolló con la
intención de ser una caligrafía rápida y clara al mismo tiempo, para utilizarla
en la copia de manuscritos. El nasj es el estilo en el que se basan las
letras de imprenta en la mayoría de las lenguas que emplean caracteres árabes,
así como el que utilizan las máquinas de escribir y los ordenadores. De él
derivan la mayoría de los estilos caligráficos.
Ruq`a
El ruq`a, derivado
del nasj, no es un estilo ornamental sino funcional. Su nombre significa
"pedazo", porque se desarrolló para poder escribir en pedazos pequeños de papel,
de forma que cupiera la mayor cantidad de texto en el menor espacio posible.
Para ello simplifica la forma de las letras, elimina totalmente la ornamentación
y los diacríticos y tiende a inclinar las palabras de forma que algunos
caracteres puedan superponerse a otros. Los dos puntos se convierten en una raya
horizontal, los tres puntos en una especie de acento circunflejo y el punto
simple reduce su tamaño a la mitad para no confundirlo con la raya. El ruq`a
es el estilo más utilizado en la escritura manuscrita hoy en día, sobre todo en
los países del Máshreq (oriente árabe).
Cúfico

Página del Corán
en cúfico antiguo.

azora del Corán
en cúfico geométrico. Se lee en sentido horario, empezando por la palabra verde
de la izquierda.

El kūfī o cúfico es llamado
así por la ciudad de Kufa, donde se desarrolló a partir del siglo VIII. Es el
estilo más antiguo: anteriormente se llamaba hiri, por la ciudad de Hira,
y está en sus orígenes influido por el alfabeto siriaco. Se caracteriza por
tener ángulos pronunciados y un aire cuadrado en general. Para no romper su aire
macizo, con frecuencia los puntos de las letras se reducen a pequeñas rayas casi
imperceptibles. Es uno de los estilos más empleados aún hoy en día en rótulos y
decoración y el que más variantes tiene, aparte de haber dado lugar a los
estilos magrebíes y andalusíes. Entre sus variantes destacan:

-
el cúfico florido, en el que los trazos
adquieren ciertos rasgos vegetales y se entrecruzan.
-
el cúfico geométrico, en la que las
letras se estilizan y simplifican formando figuras geométricas. Es uno de los
estilos más utilizados en decoración, sobre todo en mosaico y azulejo, al que
se adapta perfectamente dado que puede reducirse a una adición de cuadrados.
Son frecuentes las inscripciones en cúfico geométrico adornando las paredes
exteriores de las mezquitas, los alminares o la base de las cúpulas.
Thuluth

La shahāda
o profesión de fe islámica en la bandera de Arabia Saudí: caligrafía de estilo
thuluth deformado.
El thuluth se parece
al nasj, del que deriva, pero las letras son más largas en proporción al
grueso de la línea. Se desarrolla en el siglo XIII como estilo ornamental, en
competencia con el cúfico. El thuluth original dio paso enseguida a una
variedad llamada thuluth deformado, en el que las letras se alargan o acortan a
voluntad para adaptar la escritura al espacio en el que se inscribe
(generalmente un rectángulo). Los huecos dejados por las largas letras suelen
rellenarse con signos diacríticos o signos puramente ornamentales sin más valor
que el de hacer que el conjunto sea armónico. Un buen ejemplo de este estilo es
la inscripción que aparece en la bandera de Arabia Saudí.
Estilos persas

Basmala
en escritura nasta`liq.
El estilo fārsī
(persa) y sus derivados procede del nasj y nace, como su nombre indica,
en las regiones de Asia influidas por la cultura persa. Procede del ruq`a
y como éste, en general se caracteriza por la simplificación de las letras, el
alargamiento horizontal de los trazos y la alternancia de tamaños entre unas
letras y otras. Dentro de los estilos de origen persa uno de los más célebres es
el nasta`liq, estilo netamente oriental cuyo nombre procede de
nasj ta`liq, esto es, "nasj colgante". Se llama de este modo porque,
como en otros estilos orientales, no todas las letras se disponen sobre la línea
de escritura: la palabras tienden a empezar un poco por encima de la línea y
terminan justo sobre la línea, dando la impresión de que cuelgan. Esto permite,
además montar ligeramente las palabras unas sobre otras. Tiene una alternancia
muy pronunciada entre trazos gruesos y finos, que se consigue alternando dos
cálamos, uno de triple grosor que el otro. Además, el cálamo suele girarse al
dibujar un trazo, con lo que se consigue que éste cambie de grosor, algo
inhabitual en el resto de estilos, en los que el cálamo siempre forma el mismo
ángulo respecto a la superficie en la que se escribe. El nasta`liq es el
estilo preferente para la letra de imprenta en el urdu y otras lenguas del
subcontinente indio que utilizan caracteres de origen árabe.
Diwani

dīwānī

yallī dīwānī
El estilo dīwānī,
derivado también del nasj, debe su nombre al hecho de que era utilizado
en la administración (dīwān) del Imperio Otomano. Fue inventado por el
calígrafo Husam Rumi a partir del estilo persa ta`liq, antecesor del
nasta`liq, y se hizo popular durante el reinado de Solimán el Magnífico
(1520–1566). Es un estilo barroco, muy ornamental, que se caracteriza por sus
líneas alargadas y curvas y porque prolonga los trazos de manera que a menudo se
unen entre sí letras que no deberían hacerlo: es frecuente tratar de escribir
palabras o frases enteras en dīwānī sin levantar el cálamo del papel. Se
acorta asimismo el espacio entre palabras. Este estilo dio lugar a otro, aún más
barroco, llamado yallī dīwānī o dīwānī sublime: como en el
thuluth, los espacios vacíos se rellenan utilizando diacríticos y signos
ornamentales.
Siyniyy
Los
chinos tienen una tradición caligráfica milenaria, y los musulmanes chinos
algunas veces hacen honor a ella y honran al corán al mismo tiempo escribiendo
los caracteres árabes con los instrumentos que más dominan, es decir el pincel.
En un caso concreto, la pintura
sobre cerámica, el pincel resulta mucho más práctico que el qalam. Este dibujo
es del centro de un plato esmaltado que se conserva en el museo de Topkapë de
Estambul, y es obra de un artesano chino de alrededor del año 1700. Esto es lo
que lo que llaman el estilo
.siyniyy
(chino) de caracteres árabes: escritos a pincel, con la liquidez y espontaneidad
de la caligrafía china. Es muy curioso.

Es de suponer que el artesano que
pintó este plato sería musulmán, pero no estaba muy puesto en lengua árabe. El
texto es la profesión de fe, que todo musulmán sabe de memoria, pero al
escribirla en el plato se olvidó dos álifes. Lo malo de pintar sobre cerámica,
claro, es que no se puede corregir. Al ver el desagusado, el artista encajó a
presión una de las álifes olvidadas entre dos palos, pero la otra no cabía ni
así. Esto de poner una falta de ortografía en un texto sagrado para un árabe
actual sería una falta de respeto tremenda, pero se ve que en la China no se lo
toman tan en serio.
O tal vez es que se lo tomaban muy
en serio y un romper plato con el nombre de Dios sería una falta de respeto
todavía peor. En fin, como dice el dicho, Alá es mejor sabedor.
Estilos magrebíes
y andalusíes

Versículos de la
azora 5 del Corán. Ejemplo de estilo magrebí del siglo XIII, en el que se puede
apreciar el parentesco con el cúfico.

Inscripción en
estilo magrebí ornamental en Fez (Marruecos).
Un estilo —o conjunto de estilos—
importante es el llamado andalusí o magrebí, que guarda poca
relación con los demás porque a diferencia de ellos no deriva del nasj
sino del cúfico antiguo. Es la forma de escritura tradicionalmente usada en Al-Andalus,
el noreste de Áfica y por los pueblos musulmanes de África occidental. Se
ejecuta con un cálamo diferente de los que se utilizan habitualmente, pues tiene
una punta aguda similar a las de las plumas europeas. Por esta razón, tiene poco
grosor en el trazo y éste suele ser uniforme. Escapa a las reglas de proporción
aplicadas en los demás estilos, por lo que concede una libertad de ejecución más
grande.
Composiciones
caligráficas

tugra
del sultán Mahmud II. El texto, en árabe, dice: «Mahmud Jan, hijo de Abd al-Hamid,
siempre victorioso».
La caligrafía se utiliza a menudo
para realizar dibujos o composiciones artísticas que representan objetos,
plantas o seres animados, o bien simplemente formas armónicas como composiciones
simétricas o figuras geométricas. Estas composiciones no pretenden comunicar un
texto sino mostrar la pericia del calígrafo: en general son muy difíciles de
leer y por esta razón suelen reproducir mensajes que el espectador ya conoce. Lo
más habitual es que se trate de la basmala o invocación ritual musulmana,
la shahada o profesión de fe, o bien cortas azoras del Corán que los
musulmanes conocen de memoria.
Los ejemplos más antiguos son los
que forman figuras geométricas utilizando la escritura llamada cúfico
geométrico. En cuanto a las composiciones realizadas con letra cursiva, son
clásicas las que reproducen animales o frutos. Un subgénero también clásico son
los dibujos "en espejo", composiciones dobles en las que el motivo original se
reproduce a continuación en forma de reflejo especular, mostrando a través de
dicho simbolismo la doble expresión del ser humano, su parte visible material -
el cuerpo con sus diferentes manifestaciones - y la interna - representada por
el mundo psicológico.
Dentro de las composiciones
caligráficas hay que mencionar la tugra (طغراء
en árabe; tuğra en turco) o firma estilizada de los sultanes otomanos que
figuraba en el encabezamiento de los documentos oficiales a modo de escudo de
armas. Las tugras tienen una forma característica común, y aparte de
algunos pequeños detalles únicamente varía el nombre del sultán que aparece en
ella.

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