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LOS ACENTOS
Colocar adecuadamente un punto o
un acento es precisar el significado de una palabra y presentar un trabajo
completo y eficaz. El buen gusto por el trabajo realizado.
Omitir un punto o un acento, o colocar estos signos complementarios fuera de
sitio correspondiente, no es sólo una falta de atención y precisión en lo que se
piensa, se dice o se hace, es también un abandono de la ética y de todo
compromiso en presencia de una obligación.
Acentos de dimensión normal, colocados con precisión: equilibrio mental,
precisión, deseos de claridad. Pensamiento atento y responsable en presencia de
cualquier deber u obligación. El autor se caracteriza por la exactitud y la
puntualidad, si el ambiente gráfico confirma el predominio del orden en los
aspectos espacio, forma y movimiento.
Acentos grandes, impulsados, acerados, en un grafismo de bajo nivel positivo.
Reflejan trastornos emocionales, reacciones agresivas, irritables y violentas;
pérdida frecuente del equilibrio y la compostura en presencia de contrariedades,
oposiciones u obstáculos (egocentrismo agresivo).
Si los acentos son recurvados y acerados, la pérdida del autocontrol es más
frecuente e irritable; se puede mezclar con fantasmas de la mente con falsas
interpretaciones sobre las intenciones de los demás o sobre la hostilidad del
medio ambiente.
Los acentos y los puntos, en la escritura, nos descubren al interés que ha
presentado el autor en su escrito, en la delicadeza de la forma, en la atención
de su posición, en la meticulosidad del lugar, en la perfección de la
composición del escrito, no deja nada al azar, desea que la persona que lea su
escrito se deleite, no tenga dudas, disfrute en el orden, goce de la sensualidad
del buen gusto por los trabajos bien hechos, no desea que se encuentren
confusiones en la expresión de sus palabra.
Este ejemplo, que he presentado nos hablaría de unos acentos y travesaños de las
tes, lanzados hacia delante con una inclinación ascendente, pero que no
corresponde con la realidad ya que su escritura es vertical. Nos habla de una
persona que habla mucho, va muy rápido, pero que en el momento de la realidad,
necesita mucho tiempo y decisión.
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¡En serio! Eres el número
