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GEOGRAFÍA MITOLÓGICA AMERICANA "DE INSULIS" de DOMÉNICO SILVESTRI SUBCONSCIENTE COLECTIVOEl
término lo acuño Carl Jung, quien desarrollo una fascinante y compleja teoria
psicológica que abarca una amplia gama del pensamiento y comportamiento humano.
Para jung, existe una constante interacción entre lo consciente y lo
inconsciente, los cuales no son dos aspectos separados, sino dos aspectos de un
sistema unico. Fuente: Man and his symbols, 1964
Los lugares de la memoria: las aportaciones convergentes de P. Nora y M. Bajtin
Los llamados lugares de memoria que define el profesor francés Pierre Nora son equivalentes a los Cronotopos del ruso M. Bajtin, son lugares de significación para la memoria social y cultural, donde persiste una voluntad de recuerdo y de afirmación de ese lugar, personaje o evento en su singularidad (v.gr. Santa Eulalia, su tumba, etc.) , mostrada a través de una toponimia tanto infusa -centrada en el lugar- como difusa, con ramificaciones en otras partes. Según esta definición, el Hornito de Santa Eulalia de Mérida -sea o no el lugar real donde se efectuó el martirio- es un “lugar de memoria”, un referente claro del patrimonio cultural común, como lo es, a nivel más amplio, el Camino de Santiago y sus enclaves principales, que reúnen estas cualidades, pero no así todos los lugares prehistóricos o arqueológicos, que no son lugares de memoria si no se ha dado previamente una continuidad cultural, de hecho puede haber yacimientos importantes (v.gr. la ciudad visigoda de Recópolis) sin apenas conexión con la memoria social y cultural de la zona, debido a un corte brusco o un olvido. La tipología de Pierre Nora es muy rica, un “lugar de memoria” puede ser un monument ou un ensemble historique, un paysage culturel, une bibliothèque, une université, un mémorial, un lieu où s’est fait l’histoire d’une communauté ou d’un peuple, pour le meilleur ou pour le pire (par exemple, camp de concentration d’Auschwitz-Birkenau, prison de Sighet, salle de signature d’un traité de paix, etc)... Así pues, cualquier lugar, en principio, puede ser investido de esta significación social y cultural, con tal de que en él se condense una experiencia humana relevante para la comunidad, de modo que, aunque en la toponimia legendaria clásica lo que predomina son los parajes rústicos (Fuente de la Mora, Cancho de la Bruja...), vemos que en las sagas cualquier lugar puede ser investido con un nombre (toponimia mayor / toponimia menor). A nadie se le escapa, por ejemplo, que cada cultura hace su propia tipología de espacios, así, las culturas antiguas, más que la división entre por ejemplo campo/ciudad, lo que hacen es separar claramente los espacios/tiempos profanos de los espacios/tiempos sagrados. Así, un santuario, es siempre un santuario, un lugar consagrado, y por ende, un lugar de memoria. También son lugares de memoria los otros edificios de uso civil, como los palacios o castillos, que forman parte de la memoria social, y todo aquel otro recinto donde se coloque una placa, un monumento, un memorial... por ser, por ejemplo, el lugar donde se celebró una batalla. A este respecto, está claro que sobre los lugares de una comunidad operan, eventualmente, fuerzas históricas de gran impacto en la comunidad, como es en las sagas los lugares contra los que arremeten las fuerzas de Mordor. Misma intensidad emocional que -por citar un caso no de la ficción- se da en el guetto judío de Varsovia, los campos de concentración... sitios donde hay una intensidad especial de la emoción, y, por tanto, del recuerdo. Los lugares de memoria deben estár glosados por memoriales o placas, auténticos “banderines” para marcar esos espacios/tiempos tan relevantes para todos, o para casi todos. Estos señalizadores, en las sagas, son los mapas, que, en coherencia con esto, no se limitan a señalar puntos o caminos en el territorio sino lugares que tengan un significado colectivo, y por eso se llenan con signos de hospederías, encrucijadas, puentes…dando al mismo un aspecto figurativo. En resumen, la Toponimia Legendaria viene a ser el espacio investido por el mito. En este aspecto hay que prestar atención cuidadosa a los nombres de lugares y personas, y seguir el rastro, por ejemplo, de los nombres de dioses (teónimos) o de sus manifestaciones (litofanías, fuentes, ríos, cuevas...), pues lo cierto es están así dando testimonio de un culto o de una deidad o héroe significativos, vinculados a ese lugar, y anclado su recuerdo en la memoria de esa comunidad. Fuente: Ficcción cartográfica y sagas, de Alberto Martos García
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Actualizado el 25/11/2009 Eres el visitante número ¡En serio! Eres el número |