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EL HIPERTEXTO EN LA LECTURA

 

María Jesús Lamarca Lapuente. Hipertexto: El nuevo concepto de documento en la cultura de la imagen.

La lectura ha sufrido procesos de transformación a lo largo de la historia, vinculada no sólo a los cambios introducidos por las diferentes tecnologías de escritura, sino también a la función social que tanto la lectura como la propia escritura han representado para cada período histórico y cultural.

Es a partir del siglo XVII cuando la lectura, antaño reservada a unos pocos (monjes y estudiantes de las universidades y academias), se convierte en una actividad algo más masiva debido no sólo a la mecanización llevada a cabo por la imprenta y la revolución industrial, sino también a una mayor democratización y universalización de la educación y la cultura.

La lectura intensiva y en profundidad de los siglos precedentes (se leían y estudiaban hasta la saciedad, incluso de memoria, uno o unos pocos libros) da paso a una actividad más superficial y extensiva con la proliferación exponencial de documentos impresos de todo tipo: libros, revistas, periódicos, etc. La explosión de la sociedad de la información actual, nos conduce hoy al problema contrario: la sobreinformación y sobreabundancia de todo tipo de publicaciones impresas que, unida a la constante presencia de la publicidad en nuestras calles y medios de comunicación, nos sume en un océano constante de información visual escrita en donde es difícil discriminar la información que es importante y que nos interesa.

La aparición del hipertexto supone un nuevo cambio histórico y tecnológico que quizás tenga repercusiones culturales puesto que afecta los modos tradicionales de lectura secuencial del texto. La lectura de un hipertexto por parte de un usuario/lector se basa en la navegación o exploración de los contenidos. Esta lectura por exploración o navegación difiere de la lectura tradicional de un documento. Además, al margen la secuencialidad del libro impreso y la multisecuencialidad del libro en pantalla, la lectura sobre una pantalla electrónica es mucho más activa, el lector hace barridos visuales y búsquedas de fragmentos de interés. Se trata de una lectura extensiva, más superficial y horizontal, mientras que la lectura de un libro impreso es mucho más pausada, inmersiva, intensiva, en profundidad, vertical de abajo arriba y prolongada en el tiempo.

A pesar de este cambio profundo en la manera de leer y mirar, lo cierto es que los jóvenes se han adaptado rápidamente a las pantallas y a las consolas gracias a la industria del videojuego y los multimedia, y que en muchas ocasiones las prefieren a los libros.

 

 

 

 

 

 

La navegación ha sustituido a la lectura lineal y a cualquier forma de lectura no lineal se la denomina navegar por la información. La información es un espacio a recorrer, un camino a explorar y los enlaces del hipertexto son los que nos permiten, mediante los anclajes de partida y de llegada, saltar de un nodo a otro y de una información a otra. En la lectura y navegación de un hipertexto nos movemos de una pantalla a otra saltando sobre las olas o dejándonos llevar por ellas en un mar de información; claro que ante la inmensidad de tal océano también podemos sentirnos náufragos y ser tragados por tan procelosas aguas si es que no contamos con las herramientas y los conocimiento adecuados para llegar a buen puerto.

Antonio Rodríguez de las Heras en su obra Navegar por la información ventanashabla de bucles abiertos: la información se articula en diferentes nodos compuestos por una sucesión de pantallas, de manera que una de las pantallas de un bucle pertenece también a otro bucle. Para este autor, hemos pasado de las superficies donde se proyecta la imagen (la pantalla de cine y la del televisor) a una nueva superficie que se proyecta sobre el lector, la "interficie", esto es, una membrana que posibilita el encuentro físico del lector con las palabras y las imágenes, que al tocar los pliegues de ese texto se desplaza por él y lo transforma.

Es curioso que la bidimensionalidad del hipertexto en la pantalla nos dé mayor sensación de tridimensionalidad que un objeto como el libro que sí es verdaderamente tridimensional. Pero no es el objeto en sí mismo, sino la información contenida en él la que parece cobrar una nueva dimensión. Las dimensiones de la página ponen límites al texto, como también ponen límites al texto las dimensiones de la pantalla, pero en el hipertexto la pantalla no sólo se expande mediante las barras de desplazamiento horizontal y vertical (Rodríguez de las Heras habla de hipertexto, el texto plegado), sino que también se multiplican. Podemos abrir varias ventanas a la vez y esto provoca una sensación de movimiento, no sólo las ventanas parecen navegar dentro de la pantalla, sino que la propia información y nosotros mismos navegamos con ellas.

Además, para que el usuario pueda tener control sobre su ordenador, para manejar un programa informático o para moverse por el hipertexto, las pantallas no muestran símbolos a modo de algoritmos como en los primeros tiempos de la informática, sino interfaces gráficas (no presentan texto sino imágenes) para que los usuarios se comuniquen con las máquinas o con el hipertexto. Así hay una mayor sensación de espacio real en el espacio virtual de la pantalla. Este hecho también ha dado origen a la llamada interactividad y proliferan no sólo los dispositivos de lectura, sino también los de visualización gráfica y audición -los llamados periféricos del ordenador- entre los cuales la pantalla sigue siendo uno de los dispositivos imprescindibles.

antigua interfaz sin gráficos     navegador actual Mozilla

Compárese la figura de la izquierda: antigua interfaz textual, con la figura de la derecha: navegador Mozilla con interfaz gráfica

El documento hipertextual posee características propias como la duración temporal, la situación espacial, la variabilidad de la presentación o la reutilización del documento o de sus partes en la generación de nuevos documentos. Además de una diferencia fundamental: la utilización de aparatos entre los que son imprescindibles un dispositivo de visualización como es la pantalla, un ordenador y un programa de lectura o navegación (que puede ser el navegador o explorador Web u otro programa de lectura y navegación). La lectura hipertextual requiere, pues, nuevas herramientas, soportes y dispositivos de lectura y navegación.

Según Nielsen/NetRating, cada persona consulta una media de 981 páginas web al mes, y en cada sesión de navegación mira 34 páginas. Navegamos durante 49 minutos y nos paramos en cada página unos 46 segundos.

ABRIL DE 2004                                                 MEDIA GLOBAL

ESPAÑA

Sessions/Visits per Person per Mont

29

28

Domains Visited per Person per Month

59

53

Web Pages per Person per Month

981

 

Page Views per Surfing Session

34

 

PC Time Spent per Month

24:14:27

25:11:50

Time Spent During Surfing Session

0:49:52

 

Duration of a Web Page Viewed

0:00:46

00:00:59

Active Digital Media Universe

298,887,224

8,338,762

Current Digital Media Universe Estimate

461,477,399

14,445,289

Fuente: NIELSEN/Netratings: http://www.nielsen-netratings.com/

 

 

 

     

    Actualizado el 25/11/2009          Eres el visitante número                ¡En serio! Eres el número         

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