FUNDAMENTOS DE
TIPOMETRÍA
Se
llama Tipometría al conjunto de técnicas que se usan para medir los caracteres
de imprenta y muchos aspectos de los procesos de la impresión de textos. Sus
orígenes, tal y como hoy en día hacemos uso de las normas tipométricas, se
remontan al siglo XVIII. Esto quiere decir que muchas de sus características se
originaron cuando la industrialización no había hecho más que empezar y, por
tanto, aunque se sigan utilizando, están desfasadas.
Origen de la
tipometría
Cuando
la necesidad de llegar a sistemas de medidas apropiados y estables llevó a la
definición de las unidades tipométricas, la imprenta se basaba principalmente en
los sistemas en relieve, y aún era una heredera muy directa del invento de
Gutenberg. Cada tipo se fundía independientemente y sobre una de sus caras
llevaba los rasgos de un signo o de una letra. El tipo permanecía en uso hasta
que se desgastaba o rompía y, para ordenarlos en líneas, se usaba un
procedimiento completamente manual. El tipo, como se aprecia en el dibujo, era
pequeño pero sólido, y constaba de varias partes importantes:
1.
El ojo de la letra.
2. La línea base de escritura.
3. La altura de bloque.
4. El ancho del tipo.
5. El cran, o ranura de posición.
6. El cuerpo.
7. La altura de impresión.
Estas
medidas, obviamente, tienen sentido cuando hablamos de piezas de metal, pero no
cuando se trata de letras definidas numéricamente por un ordenador o una
filmadora. Sin embargo, el cuerpo del tipo aún sigue sirviendo de medida de las
letras, aunque el cuerpo antiguo comprendía la letra más los espacios en blanco
que debían quedar necesariamente arriba y abajo para que los rasgos no se
entrecruzaran. Así pues, cuando se dice que una letra es del cuerpo 10 esto no
quiere decir que midan 10 unidades. El antiguo cuerpo 10 si medía 10 unidades,
pero comprendía una cantidad indeterminada de blancos (los hombros) arriba y
abajo de las letras.
¿Por
qué era esto así? Muy sencillo: porque era más lógico medir el bloque, que era
lo que se usaba para montar, que las letras, ya que además de ser todas
distintas, mayúsculas, minúsculas, con rasgos como la "d" o sin ellos como la
"o", tomar medidas sobre superficies tan pequeñas hubiera sido muy complejo.
Unidades
fundamentales
Actualmente se usan dos sistemas de medidas tipográficas, además del sistema
métrico decimal, que poco a poco se va introduciendo.
El
europeo
se basa en:
El
punto de Didot, que mide 0,376 mm.
El
Cícero, formado por 12 puntos de Didot, que mide 4, 512 mm.
El
sistema anglosajón
tiene como unidades:
El
punto de Pica, que mide 0,351 mm.
La
Pica, formada por 12 puntos de Pica, que mide 4,217 mm.
Como se
aprecia, la conversión de unas unidades a otras es incómoda, y lo normal es que
nadie las realice en los talleres. Se usan unas u otras, pero rara vez se
convierten entre sí. Normalmente, los Cíceros y las Picas vienen en unas
regletas, llamadas tipómetros, que en ocasiones pueden simultanear ambos
sistemas, el anglosajón y el europeo.
Fragmento de un tipómetro
La
particularidad del
tipómetro es el gran
número de escaletas que suele contener y que son de gran utilidad. Cada escaleta
corresponde a un cuerpo o a una interlínea, cuando los bloques de líneas se
separan por espacios en blanco. Las escaletas más frecuentes son las de 6, 7, 8,
9, 10, 11 y 12 puntos. Mediante la combinación de ellas se puede medir una
amplia gama de tipos tradicionales, ya que 3 líneas de la regleta del 6, por
ejemplo, ocupan el mismo espacio que una del 18, por lo que sirve para este
cuerpo; y dos del 7 hacen una del 14. Para lo que no sirve el tipómetro es para
medir los cuerpos modernos que permite el ordenador, formados incluso por
fracciones de punto.
No esta muy claro el panorama,
pero, lo que si es seguro, es que el avance de los medios digitales están
estableciendo por si solos una estandarización partiendo de la "Pica Chicago",
base del sistema Postcript altamente difundido y aceptado en la
actualidad.
Nombres en la antigua nomenclatura
1 punto = Americano
1,5 puntos = Germano
2 puntos = Non plus ultra
2,5 puntos = Microscópica, nórdico
3 puntos = Ala de mosca, brillante
3,5 puntos = Rubí
4 puntos = Perla, ojo de mosca, excélsior
4,5 puntos = Diamante
5 puntos = Perla, parisina
6 puntos = Nomparela
7 puntos = Miñona
8 puntos = Breviario, gallarda
9 puntos = Burguesa, romana chica
10 puntos = Romanita, filosofía
11 puntos = Pequeña pica, lectura chica
12 puntos = Pica, cícero, lectura gorda
14 puntos = Atanasia, inglesa
16 puntos = Texto, texto gordo
18 puntos = Parangona, Gran primera
20 puntos = Parangona grande
22 puntos = Doble pequeña pica
24 puntos = Doble pica
28 puntos = Doble inglesa
36 puntos = Triple canon
44 puntos = Gran canon
48 puntos = Cuatro cíceros
60 puntos = Cinco cíceros
72 puntos = Seis cíceros
Problemas en el uso de las unidades
Los
problemas de comprensión que presenta la tipometría son mínimos conceptualmente
hablando, pero sí se dan algunos a nivel práctico. Enumeramos algunos:
El
tipómetro no sirve para medir letras, sólo mide el cuerpo tipográfico. No hay
manera de tomar el tipómetro, ajustar el cero sobre la parte superior de una
"L", por ejemplo, y tratar de medir su altura, porque ésta no representa
tipográficamente nada. Habría que tomar el cuerpo de plomo en que la "L" estaba
grabada y medir el alto de la cara, con zonas no impresoras o de blanco
incluidas.
Siempre
hay que considerar la interlínea de manera independiente
.En la
época clásica de la tipografía, era corriente que entre las líneas de texto se
metieran regletas bajas de plomo para abrir blancos entre las letras. Hoy en día
aún es más frecuente hacerlo, ya que los programas de tratamiento de texto lo
hacen con suma facilidad.
Es
frecuente medir en dos o tres sistemas al mismo tiempo.
Es muy
posible que, en un momento dado, no sepamos si estamos midiendo en sistema
europeo o anglosajón. A veces sólo depende de quien sea el fabricante de la
máquina o de la aplicación que estemos usando. De manera que si abrimos dos
aplicaciones al mismo tiempo, y son de distinto fabricante, podemos encontrarnos
con algunas sorpresas.
Se usa
el concepto de "punto" de manera simbólica
. A
veces también puede suceder que se nos hable de cuerpo de la letra y se dé una
medida en "puntos" que no se corresponde con ningún sistema conocido. Esto
sucede con frecuencia en procesadores de imágenes que también contienen
herramientas de texto. Se usa el nombre cuerpo y el tamaño en puntos nada más
que para ofrecer al usuario un valor relativo entre los tamaños.
Elementos
tipográficos y sus medidas
La
tipografía es un arte sutil. Se basa en pequeñísimas variaciones aplicadas a las
formas genéricas de las letras, que llevan con nosotros más de dos mil años. El
problema es que una pequeña modificación puede resultar de enorme efecto.
También es un arte sutil porque los elementos tipográficos han de conjugar entre
sí de manera muy delicada, y es suficiente con variar unos pocos parámetros para
que el proceso de lectura o de apariencia se altere. Hay que añadir que el
principio clásico que afirmaba que la tipografía sólo tiene el deber de ser
legible ha quedado desfasado. En términos generales la tipografía tiene en la
legibilidad el principal fundamento de su existencia, pero el plano estético y
de matización del simbolismo en la comunicación han cobrado una gran importancia
con la llegada de la tipografía digital.
Los
elementos
tipográficos a tener
más en cuenta son:
1. La
letra,
con sus rasgos característicos.
2. Las
familias de letras,
organizadas en alfabetos y conjuntos numéricos y de signos.
3. La
palabra
o conjunto de letras que forman una entidad característica.
4. La
línea
o conjunto ordenado de palabras.
5. El
párrafo
o conjunto independiente de líneas.
6. El
bloque de texto.
7. La
columna.
8. La
maqueta de página.
9. El
impreso.
1.
La letra
El
diseño de las letras de nuestro alfabeto, comúnmente llamado "romano", ha
experimentado un largo proceso evolutivo que aún sigue en marcha. La tecnología
siempre ha influido mucho en la forma de las letras. Con la llegada de la
tipografía digital, ésta se ha liberado enormemente. De ahí la gran
proliferación de diseños tipográficos a la que asistimos. En general, las letras
se diseñan hoy en día basándose en un cuadrado, habitualmente asociado con la
letra "M", que se divide en 1000 por 1000 unidades.
En
conjunto, pues, cada letra se traza sobre una trama de un millón de elementos.
Evidentemente, las letras estrechas, como la "i" o la "l", utilizan muchas menos
unidades. Y las anchas, como la "m" o la "w", un número mayor. En el diseño de
las letras siempre se consideran los blancos que ha de tener para una correcta
escritura, la línea base sobre la que se apoya el texto, y algo de espacio para
la interlínea básica del diseño, o separación mínima natural entre dos líneas,
una vez compuesto el texto.
2.
Familias de letras
Se
denominan familias de letras al conjunto de signos escriturales que comparten
rasgos de diseño comunes. Es frecuente que una familia esté organizada en
subfamilias, que son variaciones de la misma basadas en:
El
ancho
del trazado: fino, medio, negro...
La
forma
del trazado: perfilado, sombreado...
La
proporción
de los ejes: redonda, estrecha, expandida...
La
inclinación
de los ejes: cursiva, inclinada...
En
general, las familias de origen romano, con serifas de pie, funcionan mejor como
tipo de lectura en imprenta. Por el contrario, las de palo seco o sin serifas,
dan mejor resultado en monitores y pantallas, sobre todo cuando hablamos de
resoluciones bajas.
3.
La palabra
Las
palabras escritas forman unidades de significado, que son las verdaderas guías
de lectura para las personas adultas, que nunca leen siguiendo signo a signo la
página. De ahí que la escritura en la que se mezclan letras mayúsculas o
versales con letras minúsculas o de caja baja, son las que tienen mejor lectura,
ya que el perímetro de la palabra es más identificable en el segundo caso.
Apréciese la diferencia:
PALABRA RECTÁNGULO
Palabra variación
Con
mayúsculas, la forma exterior es casi siempre un bloque denso y rectangular. Con
minúsculas siempre hay líneas que suben o bajan, y que ofrecen mayor grado de
diferenciación e identificación. Otro aspecto importante de la configuración de
la palabra es el ritmo interior de la misma; es decir, el juego de blancos y
mancha que se produce en la escritura. Este espaciado puede ser homogéneo y
regular, y entonces ofrece pocos problemas de elección al diseñador, o depender
de la relación entre determinados pares de palabras, que presentan huecos o
líneas que ajustan de manera diferenciada.
Aquí
presentamos un ejemplo, con diferentes espaciados. En castellano suele
utilizarse la palabra "ligadura" para describirlo: ligadura entre la "V" y la
"a". El término inglés es "kerning".
4.
La línea
Una
línea es un conjunto de palabras que se apoyan sobre la misma línea base. Y
presenta dos clases de problemas tipométricos.
El
del espacio
entre las palabras.
El de
las dimensiones
de la línea.
El
problema del espacio
entre las palabras es que puede desestructurar la línea y dañar la lectura y la
estética cuando las palabras distan mucho unas de otras. Hay que hallar una
medida razonable, que dependerá del tipo de escrito que estemos componiendo. El
ejemplo muestra algunas variaciones y cómo afectan a la visión de la línea:
El
problema de la
dimensión de la
línea depende de varios factores. En conjunto hay que considerar:
El
tipo
de lectura que requiera el texto: consulta, periódico, novela, estudio...
El
tamaño
de la letra: a mayor tamaño, mayor longitud de línea.
El
número
ideal de caracteres según el ancho de línea.
Según
el tipo de lectura:
Cuanta
mayor brevedad (un teléfono, un pie de foto) menor puede ser el tipo.
A mayor
duración, hay que acoplar el tamaño a la longitud total del impreso y a la
comodidad de lectura.
Una
columna estrecha, entre 8 y 10 cíceros de ancho, ha de tener alrededor de 30 -
35 caracteres.
Según
el tamaño de la letra:
No
siempre un mayor tamaño implica una mejor lectura. Depende de la distancia de
visión y de la composición del texto.
La
línea nunca debe ser tan larga que dificulte la precisión en el retorno al
comienzo de la siguiente línea. Como regla general: a mayor longitud de línea,
mayor interlineado.
El
número ideal según el ancho:
Para
líneas de 20, 25 cíceros más o menos, apropiadas para libros, el número de
caracteres que se considera óptimo en cada línea varía entre 60 y 70.
5. Párrafos y
bloques
Este aspecto parece depender del autor del escrito, y así es en literatura
creativa. No es igual de largo un párrafo de Proust que uno de Baroja, por
ejemplo. Pero no es así en otro tipo de proyectos: guías, catálogos, publicidad,
etc. En estos casos hay que aconsejar sobre la adecuada medida de los párrafos,
apuntando que la brevedad y diferenciación gráfica en cada uno de ellos suele
beneficiar la facilidad de lectura.
Tipos de
párrafos:
Párrafo antiguo
Antiguamente los párrafos estaban
inmersos en una sola mancha, se identificaba el comienzo de cada uno, utilizando
un calderón (ornamento usado para marcar el párrafo, originalmente de color
rojo), una viñeta o cualquier otro símbolo. Hoy en día se identifica por la
sangría y el ultimo renglón que termina a mitad de línea. Para lograr esta
alineación en el párrafo se disponen dos líneas paralelas una de lado izquierdo
y la otra de lado derecho a la distancia que se requiere componer dicho párrafo
y entre ellas fluye el texto.
Párrafo justificado
Llamamos así a la
composición tipográfica que llega a ambos márgenes; derecho e izquierdo,
formando un bloque de texto homogéneo. Esta composición se logra ajustando el
espaciamiento entre los caracteres y las palabras, de forma que cada renglón
tenga tanto como la composición justificada. Esta composición también
permite un mayor control con respecto al tono de la mancha tipográfica.
También se puede abanderar a la derecha, solo que al quedar los principios de
línea en lugares diferentes el ojo tiene que realizar un mayor esfuerzo entre
renglón y renglón. Su uso es recomendable solo en bloques muy breves y
estrechos.
Párrafo epigráfico
O centrado, las líneas de texto que forman el párrafo se alinean tomando como
referencia una línea guía central, donde se ancla el centro de cada renglón,
formando figuras dentadas en ambos extremos. Los caracteres están separados con
espacios fijos, pero, la irregularidad de los comienzos de línea dificulta la
lectura. Como es el caso del párrafo abanderado a la derecha, su uso debe
hacerse con textos muy breves.
Párrafo francés
Aquí las líneas guías son tres, también en paralelo y limitan el flujo de los
renglones como en la composición justificada, solo que aquí la tercera línea
establece la posición del primer renglón que comienza con una sangría
retrograda. Sus líneas se aprecian en bloques perfectamente alineados, con la
excepción de la primera línea, desplazada hacia la izquierda, lo que permite
identificar rápidamente el comienzo de cada párrafo. También es conocido como
sangrado colgante.
Párrafo asimétrico
Esta alineación no tiene un resultado especifico, los renglones fluyen sin tomar
en cuenta una línea guía o una cantidad mínima o máxima de caracteres, se
compone tratando de dibujar una figura o para establecer pausas adicionales en
la lectura. Su uso es limitado por romper el ritmo de la lectura y debe hacerse
siguiendo una rigurosa justificación
6.
Columnas y maqueta
Si
tratamos de libros, la preferencia por una o dos columnas suele depender de:
El
ancho de la página:
suelen ser preferibles dos columnas estrechas, con 35 caracteres cada una, a una
ancha con 80 caracteres o más.
El
tipo de proyecto:
contar con dos columnas puede facilitar el uso de ilustraciones y fotografías
sin alargar demasiado la publicación.
Razones
de diseño: para crear un estilo, porque ya exista una colección, etc.
Si
tratamos de periódicos y revistas:
Afecta
mucho la costumbre del lector y hay soluciones para todos los gustos: desde tres
columnas de ancho medio a siete o más columnas muy estrechas.
El
columnado afecta a las posibilidades de realizar juegos gráficos con titulares e
imágenes. Con muchas columnas se pueden crear estructuras de gran complejidad,
pero hay que analizar si son las que el público espera.
En toda
publicación:
Los
blancos de maqueta, en la cabeza, al pie y en los laterales, son importantes.
Una misma caja de texto puede parecer distinta según los blancos que la rodeen.
Hay que considerar que, por sí mismos, los blancos son funcionales, calman la
lectura y tienen enormes posibilidades estéticas.
7.
Proporciones adecuadas
Como
resumen, hay que decir que lo más importante de la elección de cualquier medida
tipográfica es que esté en relación con las que ya se han tomado o tienen que
tomarse. Ninguna medida tipográfica es independiente de las otras:
Del
tamaño
del cuerpo depende la línea.
De la
longitud
de la línea depende la interlínea.
De las
interlíneas
depende la coherencia del párrafo, etc.
Hay que
considerar, además, que muchos diseños tipográficos requieren un particular
tratamiento, al cual el diseñador tiene que ser sensible. Algunas familias
requieren ser usadas en cuerpos grandes porque si no no se aprecia su diseño Lo
mismo al contrario: letras de proporciones estrechas, muy espigadas, pueden ser
fatigosas cuando se usan a razón de 150 caracteres en líneas que tal vez no son
demasiado largas, pero que cansan al lector. La proporción del diseño de la
letra y de la línea, no cuadran entre sí.
Juan Martínez-Val
Doctor en Ciencias de la Información por la
Universidad Complutense de Madrid y
Profesor de Artes Gráficas del Instituto
Puerta Bonita de la misma ciudad
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