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BIBLIOLOGÍA

José Martínez de Sousa

Este trabajo fue publicado inicialmente en la revista Asterisco Cultural (Madrid: Anaya),  núm. 4 (prim. 1991), 45

 

 

 

 

 

 

El problema de la definición

Gabriel Peignot utiliza por vez primera la palabra bibliología en 18021 y la define como la «ciencia del libro», definición que al correr del tiempo harán suya, entre otros especialistas, Octave Uzanne (1896),2 Paul Otlet (1934),3 Fernand Baudin (1977)4 y Robert Estivals en los años setenta,5 sometiéndola cada cual a distintos análisis e investigaciones. Buonocore (1984)6 pone de manifiesto la vaguedad de la acepción, pero tanto las obras enciclopédicas (Espasa, Salvat, etcétera) como las lexicográficas en general (incluido el Diccionario de la Academia Española) y las debidas a ciertos especialistas que se propusieron, incluso en nuestros días,7 acotar el marco semántico de la palabra, no hicieron más que girar en tomo a conceptos de orden histórico, terminológico y técnico, dejando de lado los aspectos puramente científicos que incidían en el término, que así quedaba en posición harto dudosa en ese contexto.

 

Concepción de la bibliología como ciencia

 En 1934, el belga Paul Otlet traslada el método de estudio de la bibliología desde el campo meramente histórico, terminológico y técnico, válido hasta entonces, al científico (la bibliología como ciencia no sólo del libro, sino también del documento). Este enfoque será desarrollado en los años setenta en Francia por la escuela encabezada por Robert Estivals, profesor de la Universidad de Burdeos 3. Según este investigador, la bibliología, objeto de nuevas investigaciones (especialmente tomando como base de trabajo una concepción nueva de los estudios bibliológicos, considerados primordialmente desde el punto de vista sociológico y estadístico), tiende a dar una explicación de las diversas formas del escrito y de la comunicación escrita, y hace el inventario y la clasificación de las ciencias que pueden considerarse bibliológicas.

 


Para aunar los esfuerzos de cuantos en el ámbito internacional se interesan por la bibliología en tanto que ciencia del escrito y de la comunicación escrita, en abril de 1988 se funda en Túnez la Asociación Internacional de Bibliología (AIB), cuya sede radica en París. 
                                                              

Vale la pena destacar la opinión algo divergente de Jacques Breton,8 para quien la bibliología se encarga solamente del estudio del escrito impreso, no del manuscrito. Pero, como dicen Cordón García y Delgado López‑Cózar (1990), «[...] pronto quedó claro que circunscribir esta disciplina al libro era limitarla a un concepto restrictivo y esterilizante, un concepto desbordado por la aparición de nuevas tipologías documentales que quedarían fuera del marco definitorio de esta categoría: publicación impresa no periódica de más de 48 páginas [definición de la palabra libro por la UNESCO]».9 Sin embargo, dicen también estos autores, «[...] afirmar que la bibliología es la ciencia del escrito sin más precisiones es cambiar la tautología inicial por otra suerte de redundancia, por lo que es preciso perfilar a continuación qué se entiende por escrito y cuáles son las diferencias de este con respecto a otras medias, es decir, precisar las características del escrito bibliológico, situando además el objeto de la bibliología en el contexto de las ciencias de la información». A continuación definen qué debe entenderse por escrito bibliológico: «El escrito [...] es un médium que supone un soporte más o menos durable y unos signos de escritura que sirven para fijar el pensamiento y la lengua del emisor, escritor o redactor, mediante un medio de inscripción. Está generalmente dirigido a un receptor o a un lector. Puede ser reproducido en un determinado número de ejemplares gracias a la intervención de un sistema de edición y de las diversas tecnologías de la distribución, siendo, pues, el producto de un sistema de comunicación». No sólo es una definición completa, sino que deja claro que hay tipologías documentales que no pertenecen a la bibliología.

 

 

 

 

 

Un esquema científico para la bibliología

Estivals se plantea la necesidad, que le parece ineludible, de elaborar una teoría científica de la bibliología. Partiendo de una concepción del término griego biblio, que hace mayor hincapié en los aspectos lingüísticos y sociológicos que inciden en el escrito y la comunicación escrita, Robert Estivals establece, primero en 197610 y des­pués en 1987,11 una estructura esquemática de la bibliología que, puesta al día en una ponencia presentada en el IX Coloquio Internacional de Bibliología, celebrado en Túnez en marzo de 1990,12 comprende, resumidamente, las siguientes materias:

1.            Ia bibliología en tanto que ciencia de la comunicación escrita, que comprende la diplomática, la gramatología o ciencia de la escritura y del grafismo (manuscritología, paleografía, grafología, semiología tipográfica), la documentología (epigrafía, papirología, codicología, numismática, sigilografía), la editología (bibliografía material y textología), la bibliotecología, la bibliografía científica, la lecturología o ciencia general de la lectura, la bibliometría y las ciencias bibliológicas interdisciplinares (bibliología histórica, sociológica, política, etcétera).

 

2.            El sistema general de la comunicación escrita, que comprende aspectos como las funciones del escrito en la comunicación (interpersonal, colectiva o de masas, literaria y artística, científica y técnica, pedagógica, política y social), el subsistema de producción del escrito (sicología del escritor, lenguajes y escritura, sistema de escritura, sistemas gráficos, soportes del escrito, texto, manuscrito y su reproducción, etcétera), las técnicas de producción y reproducción (técnicas manuales, imprenta, reprografía, técnicas filmicofotográficas, técnicas electrónicas), las categorías de los objetos escritos, las estructuras de edición y de distribución (scriptoria y copistas, imprentas e impresores, edición y editores, industrias de la reproducción, librería, etcétera), la conservación y utilización del escrito: información y lectura (contenido del escrito –la información–), lectura y lectores –bibliofilia–, subsistema de la crítica, subsistema de la conservación (archivos, bibliotecas, mediatecas –biblioteconomía–), el subsistema del escrito no periódico, el subsistema del escrito periódico (periódicos de información general, periódicos especializados), el subsistema del escrito en los productos audiovisuales y el subsistema del escrito electrónico.

 

3.            La escuela bibliológica francesa establece, pues, bases sólidas para el análisis epistemológico y el estudio interdisciplinar del conjunto de ciencias y técnicas que constituyen en la actualidad una potente plataforma de la cultura humana: el escrito en todas sus modalidades, cualquiera que sea el soporte, los signos o la forma que unos y otros adopten para la transmisión de sus contenidos, las técnicas para obtenerlos, la forma de distribuirlos, las relaciones del autor del mensaje (emisor) con el lector (receptor), los lugares donde se custodian y tienen a disposición del usuario, etcétera. El escrito en general, y en particular el manuscrito e impreso, pero también formas modernas para dejar constancia del pensamiento por este medio, como el escrito informatizado (bibliomática), hallan en la nueva concepción de la bibliología el lugar idóneo para el replanteamiento científico de sus métodos y fines.

 

 

Implantacíón de la bibliología como ciencia

 La nueva concepción de la bibliología atrae a investigadores de diversos países, dispuestos a trabajar en este campo científico; entre otros, los siguientes: en Francia, junto a Robert Estivals, el profesor Jean Meyriat y el escritor y editor François Richaudeau; en Bulgaria, la profesora Elena Savova; en el Reino Unido, el profesor Meadows, de la Universidad de Loughborough; en Hungría, Gyorgy Rozsa, director de la biblioteca de la Academia de Ciencias; en Tunicia, Bechir El Fani, del Ministerio de Cultura; en Polonia, el profesor Migon, de la Universidad de Wroklaw; en la República Federal de Alemania, los profesores Christian Hartmann y Hans-Jürgens Hartmann, de la Universidad Humboldt, de Berlín, etcétera.

 


Para aunar los esfuerzos de cuantos en el ámbito internacional se interesan por la bibliología en tanto que ciencia del escrito y de la comunicación escrita, en abril de 1988 se funda en Túnez la Asociación Internacional de Bibliología (AIB), cuya sede radica en París. Los diversos países disponen de comités nacionales encargados de encauzar los esfuerzos de la investigación. En España se constituyó, el 12 de diciembre de diciembre de 1990, en la Escuela Universitaria de Biblioteconomía y Documentación de la Universidad de Salamanca, en presencia del profesor Robert Estivals, una comisión gestora del grupo español de la AIB, formado por los profesores José Antonio Cordón García (E. U. de Biblioteconomía y Documentación de Salamanca) y Emilio Delgado López­-Cózar (E. U. de Biblioteconomía y Documentación de Granada); Alfonso Ambrosio Flores, director del Centro Provincial Coordinador de Bibliotecas de Cáceres, y José Martínez de Sousa en calidad de especialista en comunicación impresa y autor del primer diccionario español sobre la materia, editado en 1989 por la Fundación Germán Sánchez Ruipérez: el Diccionario de bibliología y ciencias afines.

 



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1 En su Dictionnaire raisonné de bibliogie, París: Renouard, 1802/1804.

2 Dictionnaire bibliophilosophique, typologique, iconophilesque, bibliopègique et bibliotechnique, París, 1896.

3 Paut Otlet: Traité de documentation; le livre sur le livre: théorie et pratique, Bruselas: Mundaneum, 1954.

4 «Bibliologie», en Le chose imprimée París, Retz-CEPL, 1977, 46. (Trad. esp.: Diccionario de la edición y de las artes gráficas, Madrid, Fundación Germán Sánchez Ruipérez/Pirámide, 1990. Esta obra, traducción de la segunda edición francesa, la redacción del artículo se encargó a Robert Estivals.)

5 Robert Estivals: Schémas pour la bibliologie, Viry-Chatillon, Sediep, 1976. Véase también, del mismo autor, La bibliologie, París: SBS, 1978.

6 Domingo Buonocore: Diccionario de bibliotecología, Buenos Aires, Marymar, 19843 (1.ª ed., 1963; 2.ª, 1976). Este diccionario estuvo precedido de un Vocabulario bibliográfico, del mismo autor, editado en Santa Fe (Argentina), Castellví, 1952.

7 Por ejemplo, Emili Eroles: Diccionario histórico del libro, Barcelona: Millá, 1981. Últimamente, el Glosario ALA de bibliotecología y ciencias de la información, Madrid, Díaz de Santos, 1988. Mi Diccionario de bibliología y ciencias afines, Madrid: Fundación Germán Sánchez Ruipérez/Pirámide, 1989; 2.ª ed., 1993), que define la bibliología en sentido similar, es, sin embargo, el primero que en español hace referencia a la doctrina de Robert Estivals y se refiere a la bibliología como ciencia del escrito y de la comunicación escrita.

8 Jacques Breton: «Bibliologie, communicologie et bricolage idéologique», Schéma et schématisation, 9 (1981), 75 (cit. Cordón García y Delgado López‑Cózar; v. n. 9). Véase también, del mismo autor, Éléments de bibliologie, París: ENSB, 1978; Le statut de la bibliologie, París: ENSB, 1984.

9 José Antonio Cordón García y Emilio Delgado López‑Cózar: «La bibliología: ciencia de la comunicación escrita, planteamientos actuales», Boletín de la Asociación Andaluza de Bibliotecarios, 19 (1990), 29‑40. Véase también Emilio Delgado López‑Cózar y José Antonio Cordón García: El libro. Creación,  producción y consumo en la Granada del siglo xix (pról. de Robert Estivals), 2 t., Granada: Universidad de Granada y Diputación Provincial, 1990.

10 Schémas pour la bibliologie, citado.

11 Robert Estivals: La bibliologie, París: PUF, 1987. Véase también, del mismo autor, Le libre dans le monde, París: RETZ, 1983; La bibliologie graphique, París: SBS, 1983.

12 La classification de la bibliologie: pourquoi et comment?

 

 

 

     

    Actualizado el 25/11/2009          Eres el visitante número                ¡En serio! Eres el número         

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