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ELEMENTOS DE LA BIBLIOTECA

 

 

Tomado de ORERA ORERA, Luisa. "Reflexiones sobre el concepto de Biblioteca". Cuadernos de Documentación Multimedia, núm. 10, 2000. http://www.ucm.es/info/multidoc/multidoc/revista/num10/paginas/pdfs/Lorera.pdf

 

 

 

El concepto científico de biblioteca se ha ido gestando a lo largo de los siglos como producto de la experiencia sobre la realidad bibliotecaria y las reflexiones científicas aportadas por bibliotecarios y otros investigadores. Paralelo a la realidad bibliotecaria, este concepto ha ido evolucionando a medida que lo hacía la biblioteca.

Las fuentes a través de las cuales se ha expuesto el concepto científico de biblioteca son muy numerosas y han variado de tipología a lo largo del tiempo. En general puede hablarse de artículos de revistas científicas, monografías, manuales, actas de congresos, normas sobre bibliotecas, legislación bibliotecaria, manifiestos sobre la biblioteca como los de la Unesco y un largo etcétera. Basándome en este saber existente, pretendo presentar mis propias reflexiones sobre el concepto de biblioteca.

Hoy, a través de todo ello la biblioteca, desde nuestro propio punto de vista, puede definirse como un sistema para la transmisión de información. Y como sistema que es, la biblioteca existe para lograr unos determinados objetivos, para lo cuál, sus elementos están sometidos a una organización, relacionándose con el entorno, constituido por los usuarios.

En este último punto la biblioteca actual ha variado de forma importante, y se relaciona no sólo con los usuarios, que son el entorno más inmediato, sino con otras bibliotecas.

Surge una nota característica de la biblioteca, que es la de la cooperación. Una biblioteca no puede ser autosuficiente, por lo que de algún modo deberán arbitrarse medidas para que las bibliotecas dispongan, además de sus propias colecciones, de las colecciones de las demás.

Cooperación interbibliotecaria ha habido siempre, desde épocas remotas, pero no es hasta épocas recientes cuando ésta tomará dimensiones importantes. La biblioteca tiene pues una dimensión interior y una dimensión exterior en su actuación. Por esta última se integra en sistemas y redes de bibliotecas, y se pone de manifiesto sobre todo en la existencia de métodos de adquisición cooperativa, catálogos colectivos y préstamo interbibliotecario. En la cooperación bibliotecaria, además de lo anteriormente citado, revisten especial importancia los sistemas nacionales de bibliotecas, ya que son reflejo de políticas de información nacionales, y responden a planes más ambiciosos, los planes internacionales. De la misma manera, las redes de bibliotecas, que son realidades más completas, sobre las cuales opera la biblioteca cotidianamente.

En otro sentido, este concepto único de biblioteca, se concreta en realidades muy distintas que constituyen modelos diferentes para adaptarse mejor a las necesidades de diversas clases de usuarios.

Si tenemos en cuenta lo anteriormente expuesto y a pesar de la complejidad del concepto de biblioteca, en nuestra opinión, éste puede presentarse en cinco apartados, que se corresponden con: la colección, la organización, los servicios de la biblioteca, la cooperación y la tipología bibliotecaria. Los tres primeros representan la esencia de la biblioteca, ya que resumen la misión de la misma y del bibliotecario, y últimamente se les reúne bajo el término único de desarrollo de colecciones, cuyo significado se resume en que la biblioteca selecciona los conocimientos que interesan a sus usuarios, y que se recogen en documentos, y los organiza para hacerlos accesibles. Los dos últimos elementos del concepto de biblioteca, la cooperación y tipología bibliotecaria, se han ido desarrollando a medida que el mundo de la información y, por tanto, la misión de la biblioteca, se ha ido complicando.

 

 

   1.    LA COLECCIÓN O FONDO BIBLIOGRÁFICO

 

Es el conjunto de documentos que la biblioteca pone a disposición de los usuarios.

Se trata fundamentalmente de libros, pero también de otros documentos como: publicaciones periódicas, folletos, manuscritos, música impresa. La colección de una biblioteca no puede concebirse como algo estático. Durante 500 años el libro ha sido el principal soporte de información, pero ello no significa que sea único, actualmente es un medio más entre otros. Las bibliotecas deben prepararse para albergar en sus fondos libros, pero también microfichas, discos ópticos, discos magnéticos, etc.

La formación y desarrollo de la colección no es el fin único de la biblioteca, pero es un paso imprescindible para que pueda dar los servicios que le son propios. En este sentido se ha señalado que cuando se establecen las prioridades de una biblioteca, las colecciones van antes que el personal, los servicios y las instalaciones. Y esta prioridad debe mantenerse tanto si los presupuestos son abundantes como si no lo son, ya que todas deficiencias se pueden subsanar con el tiempo en una biblioteca, excepto no adquirir los documentos cuando están disponibles. Aunque sobre esta afirmación podrían hacerse muchas puntualizaciones relacionadas con los medios materiales y personales que las bibliotecas necesitan y que son imprescindibles para la explotación de las colecciones, es cierto que la colección es un elemento sin el cual la biblioteca no puede dar buenos servicios. También es cierto, que en el entorno electrónico en que se encuentra situada la biblioteca en la actualidad, la configuración de las colecciones bibliotecarias van a quedar notablemente modificadas y los bibliotecarios deben ir preparándose para una nueva concepción de las mismas. Aunque generalmente al referirnos a una biblioteca se habla de su colección en singular, lo cierto es que ésta no es algo homogéneo y que un análisis más detallado de la misma nos llevará siempre a la conclusión de que dentro de la colección única que se identifica con una biblioteca concreta hay “colecciones” o partes de la misma con características muy distintas según el tipo de documentos que las integren, las funciones que cumplan dentro de la biblioteca, así como el tipo de usuarios a que vayan dirigidas. De esta forma, en todas las bibliotecas existe, por ejemplo, una colección de referencia. Dentro de las universitarias se pueden distinguir además, las colecciones de investigación y las de docencia. En una biblioteca pública se podría hablar también de colección infantil, colección hemerográfica, etc.

Por otra parte, el desarrollo de las colecciones no debe hacerse “a base de una proliferación insensata e indeterminada”, sino mediante una planificación rigurosa.

El primer paso en la formación de la colección es la selección, proceso necesario si tenemos en cuenta que en la actualidad ninguna biblioteca puede aspirar a tener colecciones completas cualquiera que sea la rama del saber de que se ocupe; además, no todos los documentos existentes sobre una materia, reúnen las condiciones de calidad y pertinencia que una colección bibliotecaria demanda.

Éste es el primer proceso necesario para la creación de la colección y el primero en el que empieza a estar presente el usuario, ya que el fondo bibliográfico debe ser seleccionado en función de las necesidades informativas del mismo. Para llevar a cabo la selección serán por tanto necesarios estudios de usuarios, conocimientos sobre normas de bibliotecas, sobre fuentes para la selección, sobre el mundo de la producción de libros y otros documentos, sobre la composición de las colecciones y los documentos que las integran, etc.

El proceso posterior será la adquisición de las obras seleccionadas, aunque no todo lo seleccionado se adquiere. Los procedimientos son variados y cambian condicionados en gran medida, por los distintos tipos de bibliotecas. El procedimiento más importante y generalizado es la compra, aunque existen otros como los donativos, el canje (tanto nacional como internacional) y el Depósito Legal, característico de unos tipos muy concretos de bibliotecas, entre las que destacan las nacionales.

Pero no basta con formar la colección, es preciso que esta colección, que es un ser vivo, responda en todo momento a las necesidades de los usuarios. Por eso es preciso un seguimiento y control constante de la misma. En este proceso habría que situar el expurgo, que es en realidad una selección negativa.

Una vez que existe, la colección ha de ubicarse y mantenerse lo más adecuadamente posible, por lo que son necesarias medidas de preservación y conservación, lo que conlleva: estudio de edificios y materiales, sistemas antiincendio, antihurto, etc.

 

 

   2.    ORGANIZACIÓN

 

Ésta es la segunda nota característica de la biblioteca, y tiene como finalidad que el conocimiento se haga accesible.

La organización se lleva a cabo por medio de unas técnicas que se basan en unos conocimientos teóricos, científicos. Tanto la parte doctrinaria de la organización como la parte técnica ha evolucionado. Las necesidades de los usuarios han variado como han variado también los soportes documentales. En cuanto a las técnicas, se han ido adaptando a los distintos soportes, y la mayor innovación ha venido de la mano de la informatización. En un primer momento, el primer paso en la automatización de la biblioteca consistió en aplicar la informática como herramienta de gestión de los procesos normales y básicos de un centro bibliotecario, como eran la catalogación y clasificación, posteriormente la automatización se aplicó a todos los aspectos de la biblioteca, abriendo nuevas posibilidades, sobre todo en los servicios dados a los usuarios.

Una vez que el documento es adquirido, antes de pasar a formar parte de la colección recibe un tratamiento administrativo y técnico. De este último, las dos operaciones más importantes son catalogación y la clasificación.

La descripción bibliográfica se ha normalizado a nivel internacional mediante las

ISBD (International Standard Bibliographical Description), un formato de presentación de los distintos datos bibliográficos en los asientos. De ellas existen distintas versiones permitiendo la descripción de cualquier tipo de documento.

Para la clasificación de los fondos bibliotecarios existen grandes sistemas como la

Clasificación Decimal Dewey, la de la Library of Congress, la BC de Bliss, la Colon Classification y la Clasificación Decimal Universal, cuyo uso está muy extendido en España.

Ambas operaciones, la catalogación y la clasificación, permiten la formación de los catálogos de biblioteca, instrumentos de recuperación de la información. Los catálogos tradicionales más conocidos son el alfabético de autores y obras anónimas, el de títulos y el de materias; el diccionario y el sistemático de materias. El futuro es el catálogo automatizado en sus distintas formas: en CD-ROM (Compact Disk Read-Only Memory), microficha COM (Computer Output Microform) y, sobre todo, en el OPAC (On-line Public

Access Catalog).

Una vez que la colección ha sido organizada intelectualmente es necesario ubicarla físicamente de la forma más adecuada. Esta organización física es posible gracias a la signatura.

 

 

   3.    LOS SERVICIOS DE LA BIBLIOTECA

 

A través de ellos, la biblioteca lleva a cabo la difusión de la información. En la actualidad, se hace hincapié en que ésta es la principal tarea de la biblioteca, tarea que aunque siempre ha estado presente en la biblioteca, alcanza hoy sus cotas más altas. No obstante, junto a la tarea de difundir, la biblioteca tiene también la de conservar. Ambos objetivos: el de conservar y el de difundir están presentes siempre en la biblioteca y deben estarlo en claro equilibrio, y en función del tipo de biblioteca. En este sentido, y hablando de forma general, las bibliotecas nacionales alcanzarán las cotas más altas en la función conservadora y las públicas las más bajas.

Sin olvidar la exposición que antecede, en el momento actual, puede decirse que todo lo que se hace en la biblioteca es en función del usuario. El acceso a la información estará condicionado por múltiples factores que van de la ordenación del espacio interior de la biblioteca hasta la ubicación de la colección. Pero donde más se pone de manifiesto es en los servicios de la misma, los más clásicos de los cuales son la lectura en sala, el servicio de préstamo, el de información y referencia, y el de extensión cultural

Hablando de los servicios bibliotecarios en general, la nota más innovadora de los últimos tiempos es el hecho de que, cada vez más, las bibliotecas ofrecen a los usuarios, además del acceso a los propios recursos, el acceso a otros externos todo ello en el marco de una aplicación cada vez más generalizada de nuevas tecnologías. Es decir, la biblioteca ha experimentado una evolución, pasando de suministrar documentos de su propiedad, a suministrar documentos e información que ella localiza fuera de su colección.

Estos recursos pueden ser documentos tradicionales, a los que se accede a través del servicio de préstamo interbibliotecario y fotodocumentación, servicios cada vez más en alza en las bibliotecas, sobre todo en las de investigación. También pueden documentos electrónicos, a los que se accede a través de bases de datos, Internet, etc. y cuya información en ellos contenida, se suministra , sobre todo, dentro del marco del servicio de información, que se comenzó a desarrollar en las bibliotecas impulsado sobre todo, por el desarrollo de la Documentación.

 

 

  1. COOPERACIÓN BIBLIOTECARIA

 

Una de las notas más características de la biblioteca actual, es la cooperación, ya que la actuación individual de las bibliotecas es insuficiente para satisfacer las demandas informativas de los usuarios.

Para definir este concepto se utilizan, además del término cooperación, otros como: compartir recursos, que aparece a partir de los años 80; uso en común de recursos o uso compartido de recursos. El Glosario ALA de Bibliotecología y Ciencias de la Información define la cooperación bibliotecaria como: “Expresión que se refiere a varias organizaciones y actividades compartidas por un grupo de bibliotecas con el objeto de mejorar los servicios y de reducir costes. La utilización compartida de los recursos puede establecerse por un acuerdo en regla, informalmente o por un contrato y puede realizarse de forma local, nacional o internacional. Los recursos compartidos pueden ser colecciones, información bibliográfica, personal, actividades de planificación, etc. Las organizaciones oficiales que establecen el uso compartido de recursos pueden llamarse empresas de servicios bibliotecarios públicos, sistemas cooperativos, consorcios, redes, centros de servicios bibliográficos, etc.”

Como pone de manifiesto esta definición, la cooperación puede llevarse a cabo a nivel local, nacional o internacional.

Desde muy antiguo ha habido razones para la cooperación, y los episodios individuales vienen ya de antaño, pero es en el siglo actual, y sobre todo, en las últimas décadas cuando las actividades de cooperación bibliotecaria se ha generalizado. Se han señalado varias razones:

 

a) El crecimiento exponencial de las publicaciones sobre cualquier disciplina. Ante esta cantidad de información, la biblioteca ha dejado de ser autosuficiente, es necesaria la cooperación, pero no sólo de las bibliotecas entre sí, sino entre todos los elementos que componen los llamados sistemas de información, tanto nacionales como internacionales.

b) La disminución de los presupuestos de las bibliotecas.

c) El encarecimiento de los documentos.

d) La existencia y desarrollo de la nuevas tecnologías, que abre día a día nuevas posibilidades de cooperación.

e) La nueva concepción de los sistemas de información como servicios a los usuarios que les hace tratar de satisfacer todas sus demandas crecientes y diversificadas, etc.

f) La gran importancia que la información ha adquirido en la sociedad actual. La información tiene hoy un valor económico, por lo que hay que rentabilizarla al máximo. El argumento económico como causa de la cooperación es el más extendido, sin embargo, hay algunos que afirman que son pocas las ocasiones en que se ahorra dinero, aunque se abren más posibilidades y el servicio mejora.

Algunos autores como Thompson, afirman que la cooperación entre bibliotecas tiene sobre todo un valor político importante.

g) El gran desarrollo de las asociaciones profesionales internacionales. En el plano de la cooperación internacional, juegan un papel decisivo las asociaciones profesionales.

h) Las redes de bibliotecas constituyen también un elemento decisivo para la cooperación internacional. Estas redes se van extendiendo día a día gracias al desarrollo de la informática y las telecomunicaciones.

i) La presencia de organismos internacionales tales como la IFLA (International

Federation of Library Associations and Institutions), la UNESCO (United Nations

Educational Scientific and Cultural Organization), la ISO (International Standard

Organization), etc., que desarrollan planes internacionales de cooperación y trabajan en el campo de la normalización.

j) El desarrollo, cada vez mayor de un corpus doctrinario que sienta las bases de la cooperación. En este aspecto el crecimiento de las publicaciones especializadas sobre Biblioteconomía, así como los cursos, reuniones internacionales, etc., son un elemento más de cooperación.

 

Las formas de cooperación son variadas y aumentan con el paso del tiempo: el préstamo interbibliotecario; la adquisición cooperativa; la catalogación compartida; todas las actividades que suponen una redistribución de fondos y que van desde el simple canje hasta la llamada transferencia de fondos (donde se incluyen: la creación de centros a veces especializados de intercambio y donaciones, el diseño de planes dirigidos a limitar el crecimiento de las colecciones de determinadas bibliotecas, el traslado de colecciones de unas bibliotecas a otras con el fin de crear bibliotecas especializadas exhaustivas, etc.), la cooperación en el campo de instalaciones y equipos, la preservación cooperativa, etc. A veces la cooperación internacional se manifiesta en realizaciones concretas como, por ejemplo, la Biblioteca de Alejandría.

 

De entre todas las formas posibles de cooperación hay dos que queremos destacar por su importancia: los sistemas bibliotecarios nacionales y las redes de bibliotecas.

 

Los primeros hay que situarlos en el marco de las políticas nacionales de información, políticas que fueron ya formuladas por la Unesco en los años setenta con los programas

Natis y Unisist. En este contexto, entendemos por sistema bibliotecario nacional, un conjunto conectado de bibliotecas con todas sus divisiones, servicios y unidades que cooperan para servir al territorio nacional. Para llevar a cabo esta cooperación, el sistema bibliotecario necesita una infraestructura legislativa, material y personal que deben planificar los órganos competentes. En el sistema deben integrarse el mayor número posible de bibliotecas del país, así como el mayor número posible de clases de bibliotecas.

La eficacia de los sistemas bibliotecarios nacionales condicionan en gran medida los servicios de las bibliotecas del país, así como los sistemas internacionales de información, por lo que cualquier país desarrollado debe poner especial interés en que la organización bibliotecaria funcione. A veces, y a causa de la falta de recursos, los sistemas bibliotecarios nacionales son poco menos que inoperantes. No obstante, el sólo diseño de los mismos obliga a los gobernantes, al menos, a plantearse las necesidades de las bibliotecas de un país, por lo que resultan positivos. Tal es lo que sucedió, por ejemplo en España en los años ochenta cuando la Subdirección General de Documentación e Información y Ciencia, por encargo de la Secretaría de Estado de Universidades e Investigación, inicia un trabajo de reflexión en torno a las posibles acciones a desarrollar por la administración del Estado en materia de información y documentación científica y técnica con el horizonte del año 1986. Para ello se creó una Comisión integrada por más de 70 expertos que trabajaron en el tema. Dentro de la misma, los expertos se organizan en ocho grupos de trabajo, el segundo de los cuales, denominado, de bibliotecas científicas y públicas, se ocupó de las bibliotecas en general. Dicho grupo manifiestó que: “Es objeto prioritario de este estudio ofrecer una visión, actual, lo más exhaustiva y precisa posible, de los recursos y servicios bibliotecarios del país, de su significado en la sociedad y en la economía españolas y de sus posibilidades de mejora y desarrollo a corto, medio y largo plazo”. No hay duda de que a pesar de que muchos de aquellas metas se han incumplido, es estudio, plasmado luego en las Directrices para un Plan nacional de actuación 1983/86, en materia de documentación e información científica y técnica, sirvió de impulso a las bibliotecas españolas.

La otra forma de cooperación interbibliotecaria que hemos destacado es la agrupación de las bibliotecas en redes. Tienen su origen en los años setenta y según la International Standard Organization

(ISO), una red de bibliotecas es un plan en que las bibliotecas trabajan juntas, compartiendo servicios y recursos con la finalidad de lograr mejores servicios para los usuarios. Este plan se lleva a cabo mediante un acuerdo formal, que fija la estructura, los objetivos y los servicios compartidos. Actualmente, reciben ingresos económicos a partir de la venta de servicios y productos.

Constituidas por todo tipo de bibliotecas, especialmente por las de investigación, las redes de bibliotecas son numerosísimas. Citamos algunos ejemplos: CERL (Consortium of European Research Libraries); LIBER (Ligue des Bibliothèques Europeenes de Recherche); OCLC (Online Computer Library Center). PICA (Project for Integrated Catalogue Automation); RLG (Research Libraries Group), que dispone del catálogo colectivo RLIN (Research Libraries Information Network ); UTLAS (University of Toronto Library Automated System); WLN (Western Library Network); etc. En España: CBUC (Consorcio de Bibliotecas Universitarias de Cataluña) DOCUMAT (Red Bibliotecaria y Documental Matemática); MECANO ( Hemerotecas Españolas de Ingeniería, Informática y Tecnología); REBIUN (Red de Bibliotecas Universitarias) y RUEDO (Red Universitaria Española DOBIS/LIBIS), son las más importantes.

Las redes de bibliotecas cooperan en distintos campos, pero sobre todo lo hacen en proyectos tales como: desarrollo de nuevas tecnologías, digitalización de documentos, control de autoridades, adquisición de documentos catalogación y explotación de catálogos colectivos y préstamo interbibliotecario. Suponen un fuerte impulso en el mundo bibliotecario.

 

  1. TIPOLOGÍA BIBLIOTECARIA

 

 

 

     

    Actualizado el 25/11/2009          Eres el visitante número                ¡En serio! Eres el número         

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