Presentarse a un concurso literario es una magnifica forma de aprender a
escribir. Es también una manera de perder el miedo escénico y la
vergüenza (aunque a algunos esto no les haga ninguna falta), y foguearse
en la diaria lucha contra la página en blanco, aunque sea electrónica y de
un color tal como 66FF00 (creo que pertenece al verde lima). Es asimismo
un buen modo de evaluar, sobre todo si se es un escritor novel, si va a
valer la pena seguir robando horas al sueño, a la familia o al punto de
cruz, pongo por caso, o es mejor abandonar y dedicarse exclusivamente a la
lectura, que es actividad más gratificante y menos trabajosa. Además,
escribir para un concurso literario se puede hacer a cualquier edad y sean
cuales sean tus circunstancias personales.
Esto no quiere decir que todos los que ganan un premio literario sepan
escribir bien; ni que todos los que nunca lo hayan ganado lo hagan mal. Ni
mucho menos. Tampoco es la única forma de aprender, foguearse y valorar
tu capacidad, como se ha dicho arriba. Ni siquiera es seguro que todas las
edades y circunstancias personales sean las ideales para presentarse a un
certamen literario.
¿En qué quedamos? - te preguntarás, si has llegado a este tercer párrafo.
Pues resulta que el de los premios literarios es un tema muy polémico
(con enjundia, que se decía antes), y hay opiniones para todos los
gustos. Desde letraherido os proponemos revisar algunas de esas
opiniones, así como dar algunos recursos si, al final, te decides a
presentar aquellos poemas polvorientos que guardas en el cajón, ese relato
que te ronda por la cabeza desde hace tiempo o esa novela que escribió el
hermano de tu madre y que, aunque a ti te parece un ladrillo, "tienes que
presentarla a un concurso, Juanito, que de toda la familia tu eres el que
más entiende de esas cosas".
Sea como sea, recuerda que si no pruebas algo, nunca sabrás a qué sabe. |